El retorno de la amante abandonada por Rembrandt
Geertje Dircx, que cuidó a la esposa del pintor y a su hijo, acabó encerrada en una Casa de Corrección cuando le pidió dinero para mantenerse después de haber convivido durante ocho años
La voz de Geertje Dircx (hacia 1610-1656), la mujer a la que Rembrandt consiguió encerrar en una Casa de Corrección a pesar de haber sido amantes, se ha oído con más fuerza que nunca durante este año en Países Bajos.
Dircx había cuidado a Saskia, la esposa del pintor, fallecida de tuberculosis. Fue la niñera de Titus, el hijo de la pareja, y trabajó en el hogar durante ocho años. Cuando se vio desplazada por una sirvienta más joven, Hendrickje Stoffels, tuvo el valor de denunciar al artista por una promesa incumplida de matrimonio. Los jueces le dieron la razón a Geertje, pero Rembrandt le había regalado unas joyas de su difunta mujer y quería recuperarlas. Con una acusación de prostitución, logró su encierro. La actriz y productora holandesa Julika Marijn cierra este 21 de diciembre una gira teatral en la que, a través de un monólogo, recupera una figura que pagó muy caro defender sus derechos frente al artista más reconocido del Siglo de Oro.
La historia de Geertje Dircx es la de una mujer fuerte, pero socialmente vulnerable debido a su pobreza, y cuyas exigencias no debían empañar la figura intocable de un pintor genial. Durante décadas, predominó la imagen de la amante despechada que intentó aprovecharse pidiendo mucho dinero. “Hoy en día, con el movimiento #MeToo, hay un cambio en la manera de abordarla”, asegura Epco Runia, jefe de colecciones de la Casa Museo de Rembrandt (Rembrandthuis), en Ámsterdam. En conversación telefónica, explica que cuando aparece la historia de Dircx en los archivos municipales a finales del siglo XIX, “Rembrandt era ya una figura heroica y eso tiene que ver a su vez con la unificación del país. En el siglo XX se convierte casi en un santo”. El Reino Unido de los Países Bajos, configurado también por los actuales Bélgica, Luxemburgo y parte de Alemania, se disolvió en 1830 al separarse Flandes y Valonia, las provincias del sur. Bélgica obtuvo la independencia en 1839, “y entonces hacía falta un héroe nacional holandés”, afirma el experto. Bélgica tiene a Rubens. “Rembrandt encaja en lo que se considera la identidad holandesa: un hombre llano que va a su aire. La suerte de la amante burlada, sin embargo, es un ejemplo doloroso de que hay otras caras de la medalla cuando te santifican”.
A pesar de que Dircx estuvo encerrada cinco años —de una sentencia de 12— hasta los años sesenta no se recuperaron más documentos originales que daban otra imagen de lo sucedido. Por otro lado, la propia casa museo solo la incluyó en su contexto a partir del año 2000. Y eso que Dircx vivió y penó entre esas mismas paredes que hoy reciben a miles de turistas. “Me interesa la posición de la mujer, y esta se deja impresionar por el gran artista, no tienen hijos en su relación, y cuando ya no es necesaria es encerrada con facilidad”, explica Julika Marijn. Rembrandt forma parte de la identidad nacional holandesa “y esta historia casi la hemos borrado, por eso trato de sacarla de las sombras”, declara. “Es su voz y la voz de otras muchas mujeres que tampoco ha sido oída, y yo amplío ese eco hasta hoy en mi obra”.
Geertje Dircx se había quedado viuda a los 24 años y entró a trabajar con los Van Rijn —apellido de Rembrandt— hacia 1642. Tenía entonces 32 años y atendió a Saskia hasta su muerte, ocurrida poco después. A Titus, el hijo, lo acogió como una segunda madre. El pintor entregó en esa época La ronda de noche, su monumental obra, y poco después de enviudar empezó una relación sentimental con ella a la vista de todo el mundo. Saskia —de soltera Van Uylenburgh— era hija de un alcalde holandés y de clase media alta, y su testamento estipulaba que si el artista volvía a casarse perdería lo que le dejaba en herencia, incluidas varias joyas muy valiosas. Dircx lo sabía y, por eso, cuando Rembrandt le dio un anillo de diamantes en forma de rosa y otras piezas de oro y plata que pertenecieron a la fallecida, lo consideró una forma de compromiso. Un seguro de vida. Es posible que posara para él, como hicieron Saskia y Hendrickje, y fuese su modelo para el óleo Sara esperando a Tobías (1645).
A la escritora Simone van der Vlugt, que ha novelado la historia de Dircx en su libro La amante de Rembrandt (Duomo Ediciones, Barcelona 2020) le parece que quería quitársela de encima cuando se enamoró de Hendrickje. “Ofreció algo de dinero a Geertje, que pedía más para poder mantenerse”, dice. Estaba a punto de cumplir cuarenta años y la echaban de la que había sido su casa, así que plantó cara al artista aprovechando la baza de las joyas. En el Siglo de Oro, darle una sortija a una mujer equivalía a un matrimonio y eso alegó ante el Tribunal de Asuntos Matrimoniales y Familiares de Ámsterdam. Los jueces ordenaron a Rembrandt que le pasara una pensión, que a ella le pareció poco. Cuando su relación iba bien, Dircx había firmado un testamento donde legaba las joyas a Titus. En realidad, el niño era el heredero legítimo de su madre, así que el destino final estaba garantizado. “Ella peleó por su vida, pero creo que Rembrandt estaba enfurecido de que no devolviese las alhajas. También se sorprendió de haber acabado ante el juez y quería darle una lección”, indica la autora.
Mientras se aclaraba su situación, Dircx hizo dos cosas que luego precipitaron su caída. Se hospedó en La Barca Negra, una posada de mala reputación en el muelle de Ámsterdam, y empeñó las joyas. “El juez decidió que eran suyas, aunque no podía venderlas o dejarlas en prenda para que pasaran a Titus en su momento. Eso debió molestarle tanto al artista, que buscó la manera de acusarla de prostitución”, dice Van der Vlugt. Lo consiguió. No está demostrado con pruebas documentales que Rembrandt comprase a los testigos, pero un hermano de su examante, llamado Pieter, declaró que ella había ejercido la prostitución. Dado que el albergue estaba en un mal barrio, la imagen caló. “Era una mujer abandonada y con necesidad de dinero y por eso dejó las joyas como garantía. De todos modos, nunca se han encontrado. Cuando falleció no constaban en el inventario de sus bienes”. Antes de que la encerrasen, Rembrandt le ofreció 200 florines para recuperar las gemas y una manutención anual de 160 florines. Sobre el papel, era un buen acuerdo. El problema es que Dircx estaba sola y precisaba fondos para poder pagar la ayuda necesaria si llegaba a la vejez. Julika Marijn, que combina en su monólogo canciones y vídeos con los cuadros del artista, piensa que “Geertje debió ser muy vehemente, pero fue muy valerosa frente a un creador alabado, paradójicamente, por su mirada compasiva”.
La Casa de Corrección donde la ingresaron en 1650 estaba en la ciudad de Gouda —al oeste— y las internas tenían que hilar y coser sin parar. Podía internar a prostitutas, ladronas o mujeres consideradas caídas, y aunque las condiciones eran terribles las penas no solían ser muy largas. A Geertje, sin embargo, la condenaron a 12 años y la escritora sostiene que Rembrandt abonaba una cantidad para que la mantuviesen dentro. “Falta información, pero hay documentos que demuestran que él estuvo involucrado”. A lo cinco años de encierro, y ya muy enferma, su amiga Trijn Jacobs consiguió sacarla de allí. Era el 31 de mayo de 1655. Vivió solo un año más, pero no cejó en su empeño. Rembrandt murió en 1669 y su antigua pareja aparecía entre sus acreedores.
Saskia y Rembrandt fueron felices en su matrimonio. Con Hendrickje, que le dio una hija llamada Cornelia, estuvo quince años y le ayudó abriendo con Titus una tienda de arte. Tenían al pintor como empleado y vendían sus obras evitando que él comerciase en persona dadas sus deudas. A pesar de ello, falleció en la pobreza y enfadado con la mayoría de sus clientes, amigos y patronos. Epco Runia apunta que ahora es más difícil quedarse con una sola imagen del artista, y por eso “tratamos de presentarlo como un ser humano con fortalezas y debilidades”. Hasta febrero de 2024, la casa museo presenta en Ámsterdam Framing Rembrandt (enmarcando a Rembrandt) una muestra que repasa cuatro siglos de forja de la imagen del pintor.
Babelia
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