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Carlangas, músico: “Vuelve a salir un sol de la hostia”

El exlíder de Novedades Carminha estrena disco y gira tras la traumática ruptura de la banda gallega. En su nuevo trabajo explora nuevos sonidos lejos de lo roquero y colabora con Manu Chao

El cantante Carlangas, en el bar El gato, en Malasaña, Madrid.
El cantante Carlangas, en el bar El gato, en Malasaña, Madrid.Samuel Sánchez
Manuel Jabois

Carlos Pereiro ‘Carlangas’ (Monterroso, Lugo, 36 años) fue el líder de Novedades Carminha, grupo de éxito que se disolvió hace un año. Falta de energía, de fuerzas, de ideas. Lo que sea. Carlangas saca ahora nuevo trabajo y empieza gira. Recibe sentado al sol en la plaza Dos de mayo de Madrid.

Pregunta. Carlangas, le ha puesto al disco.

Respuesta. No tenía sentido ponerle ningún título, porque es un disco de transición. Cuando se acabó Novedades pasé una época muy triste, embajonado y sin saber qué hacer, y fui pillando la alegría tocando con los colegas, con gente que hace música a mi lado, porque a mí la música me mola hacerla con la gente. Tengo que encontrar a Carlangas. Hay canciones que me dan el camino a seguir.

P. ¿Por ejemplo?

R. Los dineros. A nivel de letra y de sonoridad me enseña lo que voy a ser.

P. Roquerito no.

R. No, música de baile, música disco, de los 70 pero con un toque contemporáneo.

P. Esos cambios, ¿son la razón por la que se separa Novedades?

R. No. Hacía falta energía.

P. Eso parece un eufemismo.

R. Un grupo siempre va por delante de lo que quieren los fans. Siempre tienes que ir un paso por delante de lo que la gente se espera. Que cuando lleguen, te encuentren. Nosotros llevábamos juntos 14 años y, en los últimos siete, con éxito. Nos vimos en el local diciendo “hostia, es que no sabemos si tenemos algo que contar” y queríamos demasiado al proyecto como para tirar de inercia. Los cambios son jodidos, pero la honestidad artística va de atenderlos aunque sean traumáticos.

Vivir de la música en España es como hacer un salto mortal para atrás y caer de pie

P. ¿Qué escuchaban sus padres?

R. En el coche sonaban Golpes Bajos, Os Resentidos, Siniestro total. Y yo fantaseaba con la música.

P. Madrid.

R. Me vine con 18 años a estudiar Periodismo.

P. ¿Acabó la carrera?

R. Sí, curré en El Mundo un año. El primer día que llegué me crucé a Álvarez-Cascos y meé codo con codo con Pedro J. Ramírez. Fue un shock. Pensé: “Por aquí no, tío, creo que por aquí no”. Pronto tuve claro que quería más cubatas y menos reuniones de trabajo.

P. Ya estaba liándose con la música.

R. Pero vivir de la música en España es como hacer un salto mortal para atrás y caer de pie. Es una movida que tú no te puedes esperar, y yo nunca me la esperé

P. Le veo bien.

R. Estoy en un momento muy parecido a cuando empezó Novedades. Con una energía muy buena. Vuelve a salir un sol de la hostia. Necesitaba este volantazo fuerte.

Los grupos son un milagro. Coordinarte y sentir la misma energía con tres o cuatro personas en el mismo lugar y en el mismo tiempo. Y mantener eso, que es dificilísimo

P. Habla mucho de energía.

R. Los grupos son un milagro. Coordinarte y sentir la misma energía con tres o cuatro personas en el mismo lugar y en el mismo tiempo. Y mantener eso, que es dificilísimo. Por eso los grupos se hacen y se deshacen todo el rato. Porque son energías de un momento. Os tienen que molar los mismos bares, escuchar músicas muy parecidas, salir a las mismas horas de casa, estar en el mismo rollo y al mismo tiempo traer cosas nuevas cada uno. Todo eso se nota cuando se toca: estamos, o no estamos.

P. ¿Cómo compone?

R. Con una guitarra de 40 pavos, como de seminarista que canta en la iglesia. Un casete que tengo por casa y al lío, canto y escribo letras.

P. ¿Tiene paciencia?

R. Kiko Veneno me decía: “Es el trance”. Estar concentrado un buen rato sin que nada te distraiga. Hago ese ejercicio mucho últimamente. Incluso llego al aburrimiento y me tomo el tiempo libre que necesite, hasta que enganche con esa primera frase o esa primera idea.

P. Está prohibido aburrirse en estos tiempos de entretenimiento.

R. Parece que tenemos miedo a aburrirnos, sí. Si la gente supiese las cosas que se inventan cuando uno está aburrido. Planes todo el rato, hacer movidas… Abúrrete, hombre, ya verás qué ideas aparecen en la cabeza.

P. Paso horas en Instagram viendo osos panda comiendo bambú. ¿Usted no?

R. Qué envidia. Nosotros empezamos ya con la gira.

P. Mejor.

R. El espacio más guay en el que bajar las armas es el concierto. Se genera un ritual que tiene muchísimo que ver con encender el fuego y tocar el tambor. Nos conectamos todos con la misma emoción, alrededor de algo. Y al final quedan poquitas cosas que sean capaces de reunir a mucha gente alrededor de una idea.

La verbena es algo muy sencillo y a la vez muy político, ejemplarmente político

P. Tiene un podcast en Sonora sobre las verbenas. Y una canción muy famosa sobre ellas.

R. Iba a las que pillara, como todos los gallegos. A mí la verbena me parece algo casi político. Uno de esos sitios en los que se junta gente de todas las edades y de todas las clases sociales para divertirse y tomar un Larios con cola. La verbena es algo muy sencillo y a la vez muy político, ejemplarmente político. Y suena de todo, no hay prejuicios.

P. Está Manu Chao en su disco.

R. Le mandé una carta hablando de Los Chunguitos. Tenemos un amigo común. No me contestó. Dos años después vino por Santiago, me avisaron de que estaba y nos fuimos a hacer unas birras a la Chantadina, que es una taberna de toda la vida que hay en el Sar. Yo llevaba el esbozo de la canción que hicimos juntos y se implicó mogollón.

P. Una leyenda.

R. Me gusta la gente que hace canciones tristes con música alegre. Es superior eso, la grandeza absoluta: a lo que yo aspiro. Lo supieron hacer también Los Chichos. Los Chichos hablan de cosas profundas y dolorosas, y ponen a bailar a todos los coches de choque de tu pueblo. Los músicos que tienen esa capacidad son mis referentes.

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Sobre la firma

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario de Pontevedra. Ha trabajado en El Mundo y Onda Cero. Colabora a diario en la Cadena Ser. Su última novela es 'Mirafiori' (2023). En EL PAÍS firma reportajes, crónicas, entrevistas y columnas.

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