Ese enigma llamado Rihanna
La estrella del pop, que tuvo que superar episodios de maltrato físico tanto en su casa como con Chris Brown, reaparece este domingo en el intermedio de la Super Bowl después de siete años sin disco ni gira
En 2010 Rihanna actuó por primera vez en España. Fue en Rock In Rio, que se celebró en un espacio que se construyó específicamente para este festival en Arganda del Rey, a 40 kilómetros de Madrid. Rihanna tenía 23 años, había editado cuatro discos, era una estrella en Estados Unidos, pero en España la mayoría de la gente la conocía como “la de Umbrella”, en referencia a su gran éxito en compañía de Jay-Z. Aquel día en Rock In Rio también estaba anunciada Shakira, que había editado su superventas Loba. Rihanna emergió triunfante del duelo. Con el pelo corto teñido de rojo y vestida solo con un sujetador cónico y un culote negro, ofreció un concierto que combinó sofisticación con diversión. Una figura amazónica en el escenario que proyectaba a la vez elegancia y garra. Cuando acabó la hora y media de recital ya no sería nunca “la de Umbrella”.
Rihanna (Saint Michael, Barbados, 34 años) es una estrella del pop atípica. Por su versatilidad musical, ya que se desenvuelve en todos los frentes y siempre bien. Y por el modo en el que ha llevado su carrera. Su último disco (Anti) y gira se remonta a 2016. Todavía no existía TikTok, red social básica en la actualidad para difundir música popular. Miguel Ángel Bargueño, especialista en música pop y autor de libros como Las chicas son rockeras, lo analiza: “Es llamativo este silencio musical en tanto en cuanto la tendencia actual es la contraria: la inmensa mayoría de los artistas publican canciones sueltas cada uno o dos meses, mientras que ella ha estado desaparecida varios años. Rihanna es una estrella que trasciende lo musical, y no necesita seguir ninguna corriente para mantenerse en lo alto; ni siquiera necesita vender discos. Sus actividades paralelas (colecciones de ropa y lencería, líneas de productos de belleza) la han convertido en una mujer de negocios que de vez en cuando publica discos. Lo cual se traduce en una envidiable libertad que le otorga carta blanca para producir música alejada de lo comercial”.
Un año antes de su actuación en Madrid, Rihanna sufrió el incidente más catártico de su carrera. La noche antes de la ceremonia de los Grammy 2009, su entonces novio, el rapero Chris Brown, la maltrató y golpeó en el interior de un coche. La imagen del rostro herido de la cantante, difundida alegremente por la web TMZ (especialista en escarbar en las miserias de los famosos), sobrecogió a todo el que la vio. El siguiente disco de su carrera, Rated R (2009), estaba repleto de sórdidas historias de asesinatos, venganzas y hombres que abusan de mujeres. Hay un cambio musical y lírico de Rihanna desde el incidente. Después de tres álbumes (Music of the Sun, 2005; A Girl Like Me, 2006, y Good Girl Gone Bad, 2007) con pelotazos pop para todos los públicos, en Rated R la cantante se adentra en la oscuridad y la experimentación musical. En una entrevista en 2011 para la portada de la edición estadounidense de Rolling Stone, la artista justificaba algunas de sus letras sobre sexo turbio con esta declaración: “Me encanta ser sumisa en la cama. Es muy divertido. Tienes la oportunidad de ser una pequeña dama, tener a alguien que sea macho y esté al mando. Trabajo mucho y tengo que tomar muchas decisiones, así que cuando se trata de tener intimidad me gusta sentir que soy la chica de alguien”. La cantante terminó perdonando a Chris Brown.
De pequeña, Rihanna se refugiaba en el reggae cuando arreciaban los problemas en su casa de Barbados. Su padre era alcohólico y drogadicto y maltrataba a su madre. La cantante ha confesado que temía “que llegara el fin de semana”, momento en el que el progenitor cobraba la paga y se emborrachaba. Se convirtió en una niña solitaria y callada que escuchaba música reggae. Padecía persistentes dolores de cabeza. Cuando cumplió 14 años, sus padres se divorciaron y la paz se instaló en la casa. Las migrañas cesaron. Con el tiempo, su padre se desenganchó. La relación entre ambos vive desde entonces momentos de buenas intenciones y otros de huracanes, como cuando, en 2019, la artista se vio obligada a ir a los tribunales para defenderse de la gestión del padre de una empresa a nombre de ella.
Con 15 años ganó un concurso de talentos interpretando Hero, de Mariah Carey. Esto la animó para presentarse a otras competiciones. Siempre quedaba de las primeras, cantando temas de Whitney Houston. Evan Rogers, un productor musical de vacaciones en Barbados, quedó fascinado con sus cualidades y regresó a Estados Unidos con unas grabaciones y el objetivo de moverlas por discográficas. Jay Brown, un cazatalentos del sello Def Jam, se enamoró de su voz y se la presentó al presidente de la compañía en ese momento, nada menos que Jay-Z, rapero, ejecutivo y pareja de Beyoncé. Y comenzó la carrera de Rihanna. En Umbrella, su primer bombazo, colabora Jay-Z, emulando aquel dúo entre el rapero y Beyoncé en Crazy In Love, de 2003. “El gran reto de Rihanna sigue siendo ocupar el trono de Beyoncé, que a su vez se hizo con el de Madonna. Bien, digamos que, dado que su ya lejano último disco, Anti, fue el mejor de todos los que ha publicado, está en la buena onda para intentarlo”, apunta Santi Carrillo, director editorial de Rockdelux.
Rihanna se ha caracterizado por la falta de aprensión a la hora de afrontar su música. Se nutrió del pop inglés electrónico de los ochenta en temas como S.O.S., donde introdujo una melodía de Tainted Love, de Soft Cell; homenajeó a Michael Jackson en Don’t Stop The Music; se inspiró en Depeche Mode en S&M (tema que interpretó en un explosivo dúo con Britney Spears en una entrega de premios); y ha invitado a otros artistas para que brillen en sus temas el pop comercial de Maroon 5, la guitarra rockera de Slash, el rap furioso de Eminem o Nicki Minaj, el hip hop sofisticado de Drake, la electrónica comercial de David Guetta, la no tan comercial de Calvin Harris e incluso (¡oh, sorpresa!) un dúo con David Bisbal en Hate that I Love, seguramente el episodio más desconcertante de su carrera. Sentido del humor no le falta a la de Barbados.
Rihanna editó un disco por año de 2005 a 2012 (con la excepción de 2008). Pasaron cuatro de Unapologetic (2012) a Anti (2016). Entre todos los discos suma 14 canciones en el número uno de las vendidas en Estados Unidos. Y, entonces, el silencio. Lo que ocurrió es que se hizo multimillonaria con su marca de cosméticos, Fenty (que luego amplió a diseño de ropa), una propuesta original con 40 tonalidades. La inclusión llevada al maquillaje. En estos seis años sin nuevo disco, Rihanna se ha consolado entrando entre los más ricos en la lista de Forbes, que le adjudica 1.400 millones de euros acumulados por la venta de sus ungüentos. Es la segunda mayor fortuna entre las mujeres de la industria del entretenimiento, solo superada por la presentadora Oprah Winfrey.
Durante los últimos seis años ha aparecido puntualmente realizando alguna colaboración hasta que en octubre pasado presentó dos canciones (un poco decepcionantes) para la banda sonora de Black Panther: Wakanda Forever. Ahora retorna para actuar en el descanso de la Super Bowl (madrugada del domingo al lunes en España). Su decisión de participar es polémica, ya que se negó en alguna ocasión. Carrillo lo explica: “Va a actuar tras revertir su negativa a la liga de fútbol americano por algo que ella, y el mundo civilizado, consideraba racismo: el hecho de haber sancionado al jugador Colin Kaepernick por arrodillarse durante el himno nacional como protesta ante la brutalidad policial contra los afroamericanos. Entonces, ¿ya no hay racismo? ¿En qué quedamos, Rihanna?”.
¿Sus 12 minutos de actuación en la Super Bowl del domingo significan que vuelve a la música y a las giras? “Estoy abierta a explorar, descubrir y crear cosas diferentes y extrañas. Quizás mis fans no le encuentren el sentido. Lo que quiero es divertirme con la música”, declaró hace dos días en una rueda de prensa previa a su actuación en la Super Bowl. La perspectiva de un regreso con disco nuevo es recibida con excitación por sus fans y con un meme por los que lo ven con cinismo. R9, que así se especula se llamará el disco, se compara con Chinese Democracy, el trabajo que Guns N’ Roses estuvo retrasando durante 10 años. La realidad es que no existen noticias de nuevo disco ni de gira. Una circunstancia que quizá le haga considerar su presente, sea cual sea: su primer hijo, fruto de una relación con el rapero ASAP Rocky, nació en mayo de 2022.
El enigma Rihanna seguirá más allá de la Super Bowl...
Babelia
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