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Don Letts: “Bob Marley y Joe Strummer querían transformar la sociedad con la música y echo de menos más músicos así”

Músico y director de documentales, Letts es una de las voces más autorizadas sobre el movimiento punk en Reino Unido

Don Letts posa en los estudios de Dolby en el barrio de el Soho en Londres.
Don Letts posa en los estudios de Dolby en el barrio de el Soho en Londres.Carmen Valino all rights
Fernando Navarro

Don Letts se disculpa (Londres, 67 años) y detiene la entrevista porque aparece su hija sin avisar. “Coge el monedero verde. Hay 20 libras”, suelta mirando fuera de plano durante la charla por videollamada. Músico y director de documentales, Letts es una de las voces más autorizadas sobre el movimiento punk en Reino Unido, responsable de introducir la música jamaicana a The Clash. Dirige un programa en la BBC, recientemente un documental retrata su influyente figura y ahora sacará su primer disco en solitario y participará en el proyecto ReLatin, que busca revivir la música latina de los 60, 70 y 80. Es un verdadero agitador cultural.

Pregunta. Su filmografía es extensa con repasos a The Clash, The Pretenders, The Jam o Elvis Costello. ¿Por cuál película le gustaría ser recordado?

Respuesta. Oh, tío… Déjame pensar… Primero, por Dancehall Queen, de 1997. Estoy muy orgulloso de esta película porque Jamaica forma parte de mi herencia. Cuando era joven, me interesaba todo lo que cuenta esta película. El pasado de la música jamaicana en los guetos y locales de baile. La otra película sería Punk Attitude, de 2005.

P. En esta última película, explica lo que era el punk en Londres en los setenta. ¿Pero cómo lo fue para usted?

R. Para un joven negro crecer en Londres en los setenta y los ochenta era muy difícil. Estos problemas crecían y crecían entre los poderes facticos. En las calles estaba el punk, que era un lugar donde se admiraba la cultura jamaicana. Esta cultura captaba la imaginación de los jóvenes blancos. Admiraban la música y la estética.

P. ¿Hasta qué punto admiraban la estética?

R. La clase trabajadora blanca encontró en esta mezcla de música y estética un modo de expresión propio. Les daba una identidad que les hermanaba con gente que era como ellos. En mi caso, para mí, la música es todo. Para nosotros en aquella época era un espacio donde encontrábamos información sobre el mundo, pero también inspiración. La música ha hecho lo que soy actualmente. Todo se lo debo a ella.

P. ¿Qué es lo que más le gustaba de Londres en aquella época?

R. Lo mejor de crecer en Londres era la mezcla de culturas. Había multiculturalidad en la juventud. Se recibían ideas de fuera. Y la música que producía este país. Era un lugar efervescente. Me encantaban The Beatles, The Rolling Stones, The Kinks, The Who, pero además aceptaban y elevaban a Bob Marley y la música de Jamaica.

P. ¿Cómo de importante fue el reggae para la música británica?

R. Antes del reggae, había dos estilos muy claros e importantes en los sesenta: el ska y el rocksteady. Solo habíamos tenido un éxito: My Boy Lollipop, de Millie Small. En 1968, se creó Trojan Records, que creó un montón de éxitos para Reino Unido a finales de los sesenta y principios de los setenta. Este sello dio identidad a la música jamaicana que se caracterizaba por la mezcla, por un sonido muy rico y vivo.

P. ¿Qué diferencia había entre el punk británico y el norteamericano?

R. El británico siempre ha sido más político. Eso es verdad, pero hay otros puntos importantes que pocas veces se comentan. La edad de los oyentes. En Reino Unido eran más jóvenes. En Estados Unidos eran unos cinco años mayores y ya no eran primeros adolescentes, pues tendrían más de 20 años. Era un movimiento más literario, donde leían libros, Bukowski y cosas así. En Reino Unido, leían cómics. Esto es importante. En este sentido, había algo poderoso en la imagen. La estética era trascendental para los británicos.

El musico ingles Don Letts posa en los estudios de Dolby en el barrio de el Soho en Londres, Reino Unido.
El musico ingles Don Letts posa en los estudios de Dolby en el barrio de el Soho en Londres, Reino Unido.Carmen Valino all rights

P. Ha estado muy unido a grandes iconos como Bob Marley. ¿Cómo le definiría?

R. Oh, tío… Qué difícil. Bob Marley creía en la música como un espacio de transformación personal y social. El aspecto comercial era una sustancia menor en comparación con el poder de comunicación. Sabía que se podía ser una voz con la música.

P. ¿Y Joe Strummer?

R. Exactamente igual (agita las manos y repite mucho la expresión). Igual que Johnny Cash, Bob Dylan, Chuck D, Gil Scott-Heron… Estos tipos saben cuál es el poder de la música y el efecto que tiene para cambiar la vida.

P. ¿Echa de menos músicos como ellos actualmente?

R. Si me preguntas por gente que quiera buscar la verdad de la vida, te digo sí. Absolutamente digo sí porque no hay gente así. La gente joven hoy cree en la música como un elemento de desarrollo personal. Es un acuerdo que se hace para alcanzar un estatus. La gente ahora no quiere opiniones en la música. Quieren transitar el feliz camino de plástico del pop. No hay realidad. El mainstream no quiere ideas en el pop. Las ideas desestabilizan el sistema.

P. ¿Falta algo de mala leche en el pop?

R. Vivo en Londres, soy mayor y tengo dos hijas adolescentes. Estoy todo el día enfadado (ríe). Que vengan los músicos a decirme cómo empezar a descargar mala leche en la música porque nos hace falta.

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Sobre la firma

Fernando Navarro
Redactor cultural, especializado en música. Pertenece a El País Semanal y es autor de La Ruta Norteamericana. Ejerce de crítico musical en Cadena Ser. Pasó por Efe, Abc, Ruta 66, Efe Eme y Rolling Stone. Ha escrito los libros Acordes Rotos, Martha, Maneras de vivir y Todo lo que importa sucede en las canciones. Es de Madrid.

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