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Diccionario indispensable de Javier Marías

Un alfabeto para recorrer los términos claves del universo del escritor y académico, fallecido el domingo a los 70 años

Javier Marías, retratado en su casa en Madrid en 2021.
Javier Marías, retratado en su casa en Madrid en 2021.Daniel Ochoa de Olza
Andrea Aguilar

Academia. Declinó la primera invitación que recibió para entrar en la Real Academia de la Lengua, pero aceptó en 2006. Ingresó en 2008 con el discurso titulado ‘Sobre la dificultad de contar’ y ocupó el sillón de la letra R.

Javier Marías, en la ceremonia de su ingreso en la Real Academia Española en 2008.
Javier Marías, en la ceremonia de su ingreso en la Real Academia Española en 2008.

Benet, Juan. El escritor e ingeniero, perteneciente a la generación de los 50, fue una figura clave para Javier Marías. Maestro, mentor, amigo, le llamaba “joven Marías” y le incluyó junto a Vicente Molina-Foix y Félix de Azúa en el círculo de amigos que integraban el editor Jaime Salinas y los escritores Juan García Hortelano y Rosa Regàs, entre otros. La prosa del autor de Volverás a Región era “inimitable”, afirmó Marías, por eso su influencia “es eminentemente personal y se produce mientras recibe” en su salón. En su novela Así empieza lo malo se inspiró en su figura y la relación que les unió.

Cine. Una de las pasiones declaradas de Javier Marías. Entre las muchas polémicas que el escritor mantuvo en su dilatada carrera como columnista, una de las más sonadas vino a cuenta de Pulp Fiction, el filme de Tarantino que le enfrentó en las páginas de este diario con su colega Antonio Muñoz Molina.

Chamberí. El escritor nació en la calle Covarrubias de Madrid, y allí pasó su primera infancia junto a sus cuatro hermanos, salvo los años en que su padre impartió clases en universidades estadounidenses. En sus novelas los escenarios madrileños abarcaron otras zonas de la ciudad, desde el barrio de los Jerónimos en Mañana en la batalla piensa en mí, hasta el norte del paseo de la Castellana, junto al Museo de Ciencias Naturales, donde se produce el asesinato de Los enamoramientos, pasando por las proximidades del Palacio Real donde Berta Isla tiene un inquietante encuentro. Crítico acérrimo de las actuaciones de distintos alcaldes de la ciudad, nunca dudó en denunciar el ruido, las obras y las condiciones “invivibles” a las que se sometía a los habitantes de la ciudad.

Digresión. Los personajes y narradores de sus novelas vuelcan ideas y reflexiones, observaciones y acción en las largas frases que marcan el refinado estilo de Marías.

Estudio. El novelista se formó en el colegio fundado en 1940 por Jimena Menéndez-Pidal, Carmen García del Diestro y Ángeles Gasset. Adscrito a los principios del Instituto Libre de Enseñanza, laico y mixto, el centro originalmente situado en la calle Oquendo acogió a un buen número de profesores republicanos. “Siempre he pensado que el colegio es un campo de entrenamiento perfecto para lo que luego es la vida”, afirmó.

Fútbol. “La recuperación semanal de la infancia”, según explicó Marías. Madridista desde los siete años, defendía que el balompié “ha de ser emoción, temor y temblor, desolación o euforia”. Algo menos conocida es su pasión por el Numancia, el equipo soriano que le conquistó en sus veraneos de niño y al que donó el dinero recibido en algún que otro premio. “Desde la infancia tengo la costumbre de mirar los lunes en el periódico qué ha hecho el Numancia en su campeonato de Tercera División o Segunda B ahora, costumbre que me divirtió descubrir que comparto con Peter Handke, quien hace lo mismo esté donde esté cuando puede comprar prensa española”, escribió en uno de los textos reunidos en Salvajes y sentimentales. En esa recopilación, que corrió a cargo del periodista alemán Paul Ingendaay, escribe de jugadores y aficionados, de entrenadores y presidentes, de la épica de este deporte y, cómo no, de su linaje literario que se remonta a Albert Camus y Vladimir Nabokov.

Gawsworth, John. Poeta, crítico y bibliófilo, su nombre real era Terence Ian Fytton, y se procamó Juan I, rey de Redonda, el reino que heredó Javier Marías. El novelista investigó a fondo la vida de Gawsworth, una obsesión que arrancó en Todas las almas y siguió dando frutos, entre otros la editorial y los títulos nobiliarios-literarios que otorgó el madrileño . Gawsworth pasó de ser una joven promesa llena de ímpetu y planes para rescatar a escritores olvidados a acabar sus días mendigando por Londres.

El escritor John Gawsworth (1912 - 1970), en 1965.
El escritor John Gawsworth (1912 - 1970), en 1965. Evening Standard (Getty Images)

Herralde, Jorge. El editor y fundador del sello Anagrama no fue el primero en publicar a Javier Marías —su primer libro salió en Edhasa—, pero acompañó al autor desde los años 80 hasta finales de los 90. En 1998 Negra espalda del tiempo supuso el arranque de una nueva etapa en Alfaguara, donde se mantuvo desde entonces. En ese libro Marías reconstruyó cómo la ficción entraba en su vida y dio su versión de la ruptura con Herralde, aunque se abstuvo hasta de dar su nombre completo. El origen de la trifulca lo sitúa Marías en la merma en el adelanto que le ofreció por Todas las almas. “Creyendo que trataba con un amigo y aun con una figura paterna —santo cielo—, le escribí al editor que ‘por ser vos quien sois’ estaba dispuesto a aceptarle el mismo anticipo que por la novela de tres años antes y ochenta páginas menos, pero no uno inferior. Feudal como era, debió de tomárselo como una insubordinación y una afrenta, sin duda le parecí un revoltoso ingrato”.

Influencia. Rastrear la huella que ha dejado Marías en la narrativa contemporánea va mucho más allá de la lengua española. Su forma de contar, con protagonistas que se contradicen y van repensando lo que observan y viven, ha creado escuela.

Jess Frank. El mítico director de cine de serie B Jesús Franco, hermano de Lola Franco, madre del novelista, fue quizá el primer bohemio que conoció. “Le debo en buena medida mi iniciación literaria”, escribió. En su casa de París escribió a los 17 años su primera novela, Los dominios de lobo. Apareció, junto a su primo el director Ricardo Franco, disfrazado de “esbirro chino”, en unos planos de una de sus películas de Fu Manchú, y con él aprendió de cine y de jazz.

Kipling, Rudyard. El suyo es uno de los 19 perfiles que Marías escribió en Vidas escritas, un libro en el que narraba la vida de algunos de sus escritores favoritos a partir de sus retratos fotográficos. El relato del inglés, El hombre que iba a ser rey, era uno de los favoritos de Faulkner y también de Marías, y una cita del autor de El libro de la selva estaba grabada en su pitillera.

Librería Méndez. Muy próxima al domicilio madrileño del autor en la plaza de la Villa, la tienda de libros en la calle Mayor le contaba entre sus clientes. Allí fue donde mantuvo un coloquio con Manuel Rodríguez Rivero en 2017 para celebrar los 25 años de la publicación de Corazón tan blanco.

Memoria. Antes de que el debate en torno a la historia reciente de España entrase en las librerías y al parlamento, Marías habló de la “amnesia excesiva” que llegó con la transición. “Una cosa es que no se hable de las cosas y otra que se cuenten mentiras aprovechando esa especie de pacto de amnesia”, le dijo a Elide Pittarello en la larga conversación publicada en el libro Entrevistos Javier Marías (RqR, 2005). “Que se sepa lo que hubo, que se sepa que esto lo hubo, que se sepa que esto existió”, afirmó cuando recordó la historia de su padre, Julián Marías, profesor represaliado desde 1939 a quien vetaron el acceso a la universidad. Cuando en los años 50 le ofrecieron una plaza su negativa a jurar fidelidad al Movimiento hizo imposible que ocupara una cátedra.

Nabokov, Vladimir. Junto a William Faulkner, el escritor ruso fue uno de los autores favoritos de Marías. Alguna vez bromeó sobre cómo sus llantos de bebé podían haber molestado al autor de Lolita, ya que su familia ocupó al poco de nacer él el piso de debajo de donde vivió Nabokov en Wellesley College. Tradujo algunos de sus poemas en Desde que te vi morir y estudió a fondo su obra.

Graduación de estudiantes en la Universidad de Oxford, en Reino Unido en 2020.
Graduación de estudiantes en la Universidad de Oxford, en Reino Unido en 2020. OXFORD UNIVERSITY (Europa Press)

Oxford. Trabajó como profesor en la legendaria universidad británica entre 1983 y 1985, pero fue unos años después en 1989 cuando entró de lleno en su ficción en las páginas de Todas las almas: el mundo allí descrito siguió presente durante décadas en sus libros. Entre sus grandes descubrimientos en aquella ciudad están las librerías de viejo, una de sus pasiones.

Poesía. Entre los admiradores de Javier Marías se contaban dos grandes de la poesía estadounidense contemporánea, John Ashberry y Mark Strand. Nunca escribió poesía pero tradujo los versos de Auden, Wallace Stevens o Stevenson, entre otros. Tomó de Shakespeare prestados varios títulos (Corazón tan blanco, Mañana en la batalla piensa en mí, Tu rostro mañana) y citó a Machado y Lorca en sus textos.

Querejeta, Elías y Gracia. Con el mítico productor y su hija, la directora de cine, tuvo Marías uno de sus más sonados enfrentamientos en los años noventa. En el centro de la discusión estaba la película El último viaje de Robert Rylands, la adaptación libre de Todas las almas que enfureció al novelista al punto de acabar en los tribunales. En julio de 1998 el fallo fue a favor de Marías, a quien el productor debía pagar una indemnización. Además, debía retirar cualquier mención al libro en los títulos de crédito. El novelista también ganó el recurso.

Fotograma de 'El último viaje de Robert Rylands'.
Fotograma de 'El último viaje de Robert Rylands'.

Rico, Francisco. La primera aparición del académico de la lengua y máximo especialista en Cervantes, gran amigo de Marías, llegó con Todas las almas. “Lo compuse distinguido , famoso, joven, odiado, con éxito con camisa italiana de marca, erudito y seductor”, contó en Negra espalda del tiempo. En Corazón tan blanco Rico se negó a figurar con nombre falso y en Los enamoramientos llegó con su nombre propio protagonizando escenas de humor.

Soria. Fue la ciudad de veraneo de buena parte de su infancia. Siguió yendo de adulto. “Allí tuvieron lugar mis juegos de infancia”, contó. Y allí también empezó a escribir en la adolescencia.

Tristram Shandy. La traducción del clásico del irlandés Laurence Sterne le valió el Premio Nacional de Traducción de 1979. Marías posibilitó una nueva aproximación a esta icónica novela.

Venecia. Desde que visitó la laguna por primera vez en 1984, regresó con regularidad a la ciudad flotante. “La verdad del espacio de Venecia debe medirse por el estado de ánimo, por el carácter, por la idea que mana de cada sestiere, de cada barrio, de cada canal y de cada calle, no por los metros que los separan. Hasta la misma persona vista en diferentes puntos varía, aunque su función o su actividad sea idéntica en todos ellos”, escribió en uno de los textos reunidos en Pasiones pasadas sobre la ciudad.

Góndola en un canal de Venecia.
Góndola en un canal de Venecia. NurPhoto (NurPhoto via Getty Images)

Wheeler, Peter. Personaje clave en el universo de ficción del novelista, este catedrático de la Universidad de Oxford, a quien conoció Deza, protagonista de Todas las almas, y de la trilogía Tu rostro mañana, por un amigo en común, el profesor Toby Rylands. Wheeler es quien presenta al español y a Bertram Tupra, que le captará para la oficina de la inteligencia británica que dirige. El misterioso y escurridizo Tupra tiene un papel central también en las dos últimas novelas de Marías: Berta Isla y Tomás Nevinson.

FaX. Nunca cedió al correo electrónico, y así este seguía siendo su canal de comunicación con el mundo además de los mensajes de texto de móvil. Tampoco renunció a escribir en su Olivetti.

Casanovas & LYnch. La agente literaria Mercedes Casanovas empezó a trabajar con el escritor en 1996. Con él han seguido ella y su socia María Lynch, a pesar del largo cortejo que el temido Chacal, Andrew Wylie, le hizo a Marías.

Zarzalejo. En esa localidad próxima a Madrid se encontraba la casa en la que Juan Benet guardaba “el material sobre la guerra del que se sentía tan orgulloso”, como escribe Marías. Benet lo consultó para ayudarle en su larga pesquisa sobre el piloto Oloff de Wet y un misterioso relato de su experiencia en España. Una de las muchas intrigas históricas y literarias que ocuparon el mundo del novelista.

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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.

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