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Censura o decisión artística: Rigoberta Bandini y la polémica por no incluir “pechos reales” en el videoclip de ‘Ay mamá’

La ilustradora Nazareth Dos Santos denuncia “la ironía” de que el corte final del vídeo de la canción deje fuera los planos de sus senos y de otras seis activistas feministas. El director responde que fue “una elección personal”

Ay mama Rigoberta Bandini
Rigoberta Bandini, en un momento del videoclip 'Ay mamá'.

Coincidiendo con la celebración del Día de la Madre, Paula Ribó, la artista conocida como Rigoberta Bandini, estrenó el domingo el videoclip de Ay mamá, dirigido por Salvador Sunyer. El vídeo, en el que Sunyer tuvo “carta blanca en términos artísticos” trata, en palabras del director, de “mirar a la mujer como una creadora en términos absolutos”. Con un viaje simbólico que abarca desde la prehistoria hasta el futuro, y bajo la coreografía de Ariadna Monfort, la catalana protagoniza un clip en el que se reflexiona sobre el ciclo de la vida. También aparece incrustada su cara en La Libertad guiando al pueblo —el cuadro de Delacroix que cita en la letra—, se muestran en pantalla pinturas de pezones y se destruye simbólicamente la censura de los pechos femeninos en las redes, como prueba un pezón interestelar que vuela en pedazos a una nave con la cara de Mark Zuckerberg que recuerda a las malignas aeronaves del ejército Imperial de Star Wars.

“Si eres capaz de hacer un 3D con la cara de Zuckerberg, ¿por qué no puedes hacer que te encajen unos pechos femeninos en el corte final?”. Quien habla al otro lado del teléfono es la ilustradora Nazareth Dos Santos. Junto a otras seis compañeras activistas feministas, Dos Santos fue contactada por la productora para aparecer en el videoclip y mostrar diferentes morfologías de pecho. Ayer denunció desde su cuenta de Twitter que, casualmente, su parte del metraje y el de sus compañeras ha quedado fuera del corte final de Ay mamá. “Cuando grabamos —juntas y por separado—, nuestros pezones ya estaban censurados de formas creativas para salvar esa parte: a mí me pusieron unas tetinas de un biberón, a otra compañera una bandera de astronauta como emulando una conquista, a otra un piercing… así que me parece poco más que irónico que justo hayan quedado fuera del corte final los únicos planos de pechos caídos o con cicatrices que podían aparecer en todo el videoclip”, apunta. Dos Santos hace referencia a que el único momento en el que aparecen “pechos reales” medianamente visibles lo hacen cubiertos con barro, cuando Bandini emerge en la prehistoria junto a unas bailarinas. “Al final parece que sí que dan miedo nuestras tetas, qué irónico, ¿verdad?”, añade la activista, en referencia a esa parte de la letra de la canción en la que Bandini canta a modo de grito feminista: “No sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas/ Sin ellas no habría humanidad ni habría belleza”.

Rigoberta Bandini ha preferido no hacer declaraciones a este diario sobre este tema. El director del videoclip asegura que no ha existido “ninguna censura previa ni miedo” sobre esos planos de una de las canciones más populares del año, finalista del Benidorm Fest. “Sé que es un tema muy complicado y sensible, pero la decisión de no incluirlos ha sido mía y es puramente artística”, aclara al otro lado del teléfono Sunyer, graduado en documental por la ESCAC, con una experiencia previa como director de anuncios y de cortometrajes. “Nadie ha querido censurar nada, decidí que al final no me funcionaba con el resto del clip”, insiste.

Respecto a la denuncia del colectivo Femen que, mediante un tuit, sostenía haber vivido una situación similar a la de las otras siete activistas feministas con el videoclip —”Lo que cuenta aquí Nazareth es muy parecido a lo que nos ocurrió a nosotras con ese mismo proyecto. Un sinsentido”, escribieron desde su cuenta―, Sunyer insiste en la narrativa artística. “Les propusimos participar porque no queríamos apropiarnos de su idea como reivindicación política del pecho, pero nos especificaron que Femen debería salir como tal en imagen y decidimos que en ese caso no encajaba a nivel artístico con el tono del resto del videoclip”, responde.

“Grabamos muchísimo en los dos meses de producción, hasta tenemos metraje de un parto natural que no ha aparecido en el corte final. A veces, por muy buenos que sean los planos y por muy interesantes que sean las ideas, no te funcionan con el resto”, justifica el director de Ay mamá. También recuerda (”salvando las distancias en términos de creación y estatus”) que “hasta en obras maestras como el El árbol de la vida, de Terrence Malick, Sean Penn apareció solo 10 minutos por voluntad del director pese a la gran cantidad de metraje que tenían de él”. El máximo responsable del vídeo asegura que fue él quién pidió contactar con Dos Santos y el resto de activistas. “La idea de poder incluir distintas formas de pecho fue mía y la gestión de su participación se hizo a conciencia y con sumo cuidado. Han cobrado por ello y cuando entendimos que quedarían fuera, se lo comunicamos y fueron invitadas a la presentación porque ellas también han formado parte de este trabajo”, aclara. El director no descarta, de hecho, que ese metraje descartado aparezca en un nuevo videoclip a propósito de Ay mamá (Génesis), la versión primigenia del tema que lanzó hace unos días Bandini.

“Oportunidad perdida”

Para la activista, la argumentación de Sunyer no es suficiente. “La oportunidad de mostrar esos pechos, de ese alegato, ya se ha perdido en el videoclip principal”, responde Dos Santos. “Entiendo que se escude en lo artístico pero, ¿cómo no te van a encajar unos pechos femeninos en una canción sobre pechos femeninos?”, se pregunta. Y añade: “Las siete mujeres que participamos lo hicimos por apoyo a Rigoberta y la lucha, pero en el rodaje nos desinflamos un poco al ver que, aunque hubiesen mujeres en el equipo y nos tratasen con mucho respeto, las principales decisiones las tomaban siempre los hombres”.

Bandini sí pudo hablar con las activistas eliminadas del metraje al finalizar la presentación en el cine Phenomena de Barcelona, tal y como apunta Dos Santos. “Al final nos pudimos acercar y comentarle que nos molestaba que los pechos femeninos reales quedasen fuera del videoclip. Nos dijo que lo sentía mucho, que no había sido decisión suya, pero que al equipo de grabación no le había encajado”, recuerda. Y vuelve a preguntarse sobre “la ironía” de toda esta metapolémica sobre los miedos, conscientes o no, de visibilizar las tetas: “Pero, al final, esto es tu arte, ¿no? Habría sido mejor que Rigoberta hubiese querido mostrar los pechos, con dos ovarios”.

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