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Jesús Carmona, el flamenco que rompe moldes conquista el Bolshói

El bailaor y coreógrafo, coronado la semana pasada como mejor intérprete masculino de danza del mundo en los premios Benois, estrena este martes un nuevo trabajo en Cádiz

El bailaor y coreógrafo Jesús Carmona. En vídeo, extractos de su espectáculo 'El salto'.Vídeo: MARCOS DOMINGO
Raquel Vidales

Hace justo una semana, el bailaor y coreógrafo Jesús Carmona (Barcelona, 35 años) estaba en Moscú hecho un manojo de nervios. No solo porque esa noche iba a actuar en una gala de estrellas en el mítico teatro Bolshói, sino porque durante esa ceremonia iban a desvelarse los ganadores de los premios Benois, en los que competía como finalista en la categoría de mejor intérprete masculino. Como para no estar nervioso: los Benois son considerados los Oscar de la danza y si ganaba se coronaría como mejor bailarín del planeta. Así que cuando por fin llegó el momento y escuchó su nombre, le costó darse por aludido: “No me lo esperaba. Pero es que además todo era en ruso y no estaba seguro de si estaban anunciando los nominados o los vencedores. Me quedé sentado y tardé un rato en reaccionar”, recuerda en una conversación telefónica con este diario, todavía emocionado.

Carmona ya llevaba un tiempo despuntando como figura renovadora del flamenco contemporáneo, poniéndolo a dialogar con otros géneros y disciplinas en la senda marcada por artistas como Israel Galván o Rocío Molina. Pero esta temporada el catalán parece estar especialmente en racha. En octubre recibió en España el Premio Nacional de Danza en la modalidad de creación, su espectáculo El salto despierta admiración allá donde va y este martes presenta en el festival Cádiz en Danza una primera versión de una nueva pieza, Baile de monstruos, que tendrá su estreno oficial el próximo otoño. Es el fruto de largos años de trabajo en busca de una manera de bailar enraizada en la tradición pero al mismo tiempo personal y guiada siempre por una pregunta: “¿Qué tipo de bailaor quiero ser?”. Pero en lugar de responderla, Carmona se fue por la tangente: “Decidí que tenía que borrar todos los estereotipos que tenía en mi mente sobre lo que se supone que debe ser un bailaor y buscar mi propia manera de serlo. Una vez que lo conseguí, todo empezó a fluir”.

Jesús Carmona posa con su premio Benois, el martes pasado en Moscú.
Jesús Carmona posa con su premio Benois, el martes pasado en Moscú. Marcos Domingo

Esa manera personal de bailar no está hecha solo de flamenco. La formación de Carmona pasa por los tablaos de Barcelona a los que le llevaba su maestra de pequeño, la bailaora Sonia Poveda (hermana del cantaor Miguel Poveda), además de enseñanzas directas de figuras de referencia como Antonio Canales, Eva Yerbabuena, Manuela Carrasco o Ángel Rojas y su trabajo como primer bailarín del Ballet Nacional de España entre 2007 y 2010. Pero también tiene una sólida base de ballet clásico, ha profundizado en técnicas de danza contemporánea en la escuela de Marta Graham y hasta estudió claqué en Nueva York. Toda esa variedad de conocimientos le permitió desprenderse de los estereotipos del flamenco no solo en las formas, sino también en las temáticas, como refleja bien El salto, donde deconstruye los patrones de género que encorsetan el movimiento de los hombres.

“No era esa mi primera intención. El espectáculo nació de mis propias inquietudes. Acababa de nacer mi primer hijo, un varón, lo que despertó en mí un montón de cuestiones sobre el modelo de masculinidad que yo y el resto de la sociedad le íbamos a inculcar”, explica Carmona. En realidad, asegura, todos sus espectáculos nacen de esa manera: “No son autobiográficos, pero responden a preguntas personales. De alguna forma, cada uno me hace crecer”.

Jesús Carmona, en primer plano, en su obra 'El salto'
Jesús Carmona, en primer plano, en su obra 'El salto'

El Benois no le ha llegado por este espectáculo, sino por uno anterior, The Game, que estrenó en 2019. Como el año pasado los premios no se entregaron por la pandemia, los galardones de esta edición corresponden a trabajos de ese año y, entre medias, a Carmona le dio tiempo a crear El salto. Curiosamente, The Game es un espectáculo de un formato mucho más pequeño que El salto: solo un bailaor (él mismo), un guitarrista (Juan Requena) y un cantaor (José Valencia). “Esa sencillez de partida nos dio una libertad tremenda, que yo creo que ha sido la clave de su éxito. Hay mucha improvisación, jugamos mucho. Nos decían: ‘Estáis locos!”.

Solo otro bailaor flamenco, Fernando Romero en 2011, había sido distinguido con un Benois antes que Carmona. Los otros españoles que lo lograron son grandes figuras de la danza clásica o contemporánea: Ángel Corella (2000), Nacho Duato (como coreógrafo, en el año 2000), Lucía Lacarra (2003), Tamara Rojo (2008), Joaquín de Luz (2009), José Carlos Martínez (como coreógrafo, 2009) y Alicia Amatriain (2016). A ese glorioso club ya pertenece Carmona desde la semana pasada.

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Sobre la firma

Raquel Vidales
Jefa de sección de Cultura de EL PAÍS. Redactora especializada en artes escénicas y crítica de teatro, empezó a trabajar en este periódico en 2007 y pasó por varias secciones del diario hasta incorporarse al área de Cultura. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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