La nieve no dura mucho

La narradora de este libro de Laura Gost, una niña menuda que observa su cuerpo en busca de huellas adolescentes, intuye que las cosas bonitas no perduran

01 ago 2020 - 00:06CEST

Han pasado cuatro años y el círculo se ha cerrado allí donde todo comenzó. Pues Tina, una de las protagonistas, llegó, estuvo, desapareció y regresó a ese pequeño pueblo mediterráneo, donde ella fue primero sujeto de cariño y compasión, pues sus padres habían fallecido en un accidente de tráfico, y más tarde observada con desafecto porque era arisca, deslenguada y se reafirmaba en sus caprichos. Algo frecuente en adolescentes de 16 años. Este es el punto de apoyo sobre el que se asienta La prima mayor, cuya autora, Laura Gost (Mallorca 1993), obtuvo en 2018 un Goya por el cortometraje de animación Woody & Woody. En esta su primera novela, sus dos protagonistas de alguna manera también conversan, pero sin apenas entenderse, pues son edades donde media un abismo, los 12 años de Rosa y los 16 de Tina, esa prima mayor a la que admirar, odiar y tratar de imitar a partes iguales.

“Porque aquí la nieve no dura mucho”, se escucha en la novela. Y Rosa, la voz narradora, una niña menuda que observa su cuerpo en busca de huellas adolescentes, ya intuye que lo que encierra esa frase es que las cosas bonitas no duran. Eso es dejar de estar en el mundo de infancia y asomarse a nuevos gestos, otro lenguaje y sufrir la aspereza de la adolescencia. Es crecer desprendiéndose de fragmentos de una misma. Sin embargo, ese contrapunto entre Rosa y Tina no acaba de resultar, pues si bien Rosa posee estructura de personaje bien ajustado, los demás son apenas sombras, incluida la lenguaraz y disidente Tina. La prima mayor obtendrá éxito entre un público en tránsito hacia la adolescencia o asentado en ella, y se adentrará en el libro sintiéndose esa Rosa donde el más mínimo obstáculo es una dificultad dolorosa. Está bien situar el inicio de los acontecimientos en el año 2000, donde la inexistencia de tuits hace posible los cara a cara, aunque en ocasiones no resulten convincentes, porque sin duda lo mejor está en ese hablarse a sí misma de Rosa. Sueños, amores, enfados y enredos. Y sí, es cierto, la nieve no dura mucho.