Madrid planea cubrir el Templo de Debod en “la próxima legislatura”
El Ayuntamiento asegura que está estudiando la situación y que el monumento "no se encuentra en un estado grave de conservación”
El plan del Ayuntamiento de Madrid para salvar el Templo de Debod y salir del paso ante las críticas del ministro de Antigüedades y Turismo de Egipto, Jaled El-Enany y, antes, del egiptólogo Zahi Hawass y consiste en monitorizar el estado de salud de la piedra. “Lo más urgente, como apuntaron los expertos reunidos en las jornadas en 2018 [El Templo de Debod y su conservación], es conocer cómo se encuentra el templo”, explica Luis Lafuente, director de patrimonio cultural del Ayuntamiento de Madrid. “Dedicaremos una legislatura [por un mandato municipal] a analizarlo y la siguiente lo cubriremos. Sin cubrir, el edificio sufre, aunque no se encuentra en un estado grave de conservación”, asegura el responsable de los monumentos de la ciudad.
Lafuente reconoce que cuando Egipto regaló el templo en 1968 se hizo con la condición de cubrirlo para garantizar su conservación y seguridad, pero “se reclamó una moratoria por problemas financieros”. “Zahi Hawass y Jaled El-Enany tienen razón porque España aceptó la condición de cubrir el templo y habría que haberlo asumido”, declara Lafuente. Sin embargo, no es la prioridad del consistorio dirigido por José Luis Martínez-Almeida. Primero quieren estudiarlo y luego ya lo cubrirán, a pesar de que reconocen que “meter un edificio ahí es complejo, porque alteraría mucho el paisaje urbano al que acuden muchas personas para disfrutar”.
Entre las opiniones de consenso de aquellas jornadas de 2018 se aclaró que no puede haber un proyecto científico de conservación sin diagnóstico. “Cualquier decisión de calado, sea la cobertura del templo o su restauración, solo puede plantearse tras un análisis exhaustivo de todos los problemas”, determinaron los expertos. Además reclamaban instalaciones anejas para la atención de las visitas. Lafuente aclara que no plantea limitar las visitas, aunque se reducirá el aforo de personas en el interior y se levantará un centro de interpretación a la entrada del parque, en el paseo Pintor Rosales.
Sin embargo, la piedra arenisca del Templo de Debod, inaugurado en 1972 y convertido en un monumento urbano que no puede moverse de su lugar por ser un Bien de Interés Cultural (BIC), no tiene capacidad para soportar los contrastes de temperatura del clima continental de Madrid. Tampoco fue hecho para soportar el CO2 que produce esta ciudad, ni la lluvia ácida que cae sobre sus muros. El vandalismo no estaba en los planes de los arquitectos que levantaron este edificio hace más de 2200 años: los muros están dañados, repletos de rayones y de nombres rascados sobre los sillares, hay zócalos partidos y en el interior de la salas, las piedras están erosionadas por el roce y los golpes de los visitantes (casi 240.000 visitas el año pasado). Es una situación que CCOO denunció en 2015, cuando el sistema de climatización no funcionaba y las temperaturas hacían peligrar el conjunto. Lafuente asegura que lo han arreglado.
Babelia
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