El fantasmagórico Museo Íbero de Jaén cumple tres años semivacío
La Junta, que invirtió 27 millones, busca financiación para su plan museográfico
Jaén conserva de los años del despilfarro su propia galería de proyectos megalómanos: desde un tranvía de apenas seis kilómetros en el que se invirtieron 120 millones de euros y que lleva casi una década aguardando su puesta en marcha a un parque acuático que se tragó 10 millones y que tampoco llegó a abrirse. A ese zoológico de elefantes blancos se sumó en 2017 un museo fantasma.
Este mes se cumplen tres años desde que el rey Felipe VI inauguró el 11 de diciembre el Museo Íbero de Jaén, que abrió sus puertas entre muestras de júbilo institucional. Lo que quedó tras la fiesta es un espacio museístico semivacío, un continente sin más contenido que el de una exposición temporal. La Junta invirtió 27 millones en unas obras que se prolongaron durante casi 10 años y cuyo germen se remonta a los noventa, cuando echaron a andar otros exitosos proyectos culturales, como el Museo Picasso de Málaga o el de Arte Contemporáneo de Sevilla.
“Es un museo sin contenido y una infraestructura espléndida que costó muchos millones”, admitió el pasado lunes en la conferencia de prensa la consejera de Cultura, Patricia del Pozo (PP), que explicó que el centro no cuenta con la financiación necesaria para acometer el plan museográfico, cuyo coste cifró en torno a los cuatro millones. “Vamos a intentar, en el próximo marco comunitario, incorporar ese dinero”, añadió.
Ese plan llegó a cuantificarse en 2018 en 5,8 millones de euros, aunque la iniciativa la paralizó la pretensión de José Guirao, exministro de Cultura, de elevarlo a categoría de museo nacional. El ministerio también abogaba por la creación de un patronato donde estuvieran presentes las Administraciones estatal y autonómica, así como otros sectores de la cultura y la sociedad andaluzas. Esas negociaciones llevan un año estancadas por la pandemia.
La sede es una mole modernista de 11.152 metros cuadrados, proyectada por Álvaro Soto y Javier Maroto para albergar los tesoros de Jaén en arte íbero, con más de 500 sitios arqueológicos.
A la espera de la llegada de piezas de otros museos de titularidad estatal, la base de la colección está constituida por los fondos íberos del Museo Provincial, entre los que destacan conjuntos escultóricos como el del Pajarillo de Huelma y el de Cerrillo Blanco de Porcuna.
El Museo Íbero se inauguró con la exposición temporal La dama, el príncipe, el héroe y la diosa, con 376 piezas. Desde entonces, según explica la directora, Concepción Choclán, se han ido incorporando otras 2.500 piezas. Recientemente se añadió la colección Marsal, con más de 30.000 en depósito.
En su primer año, el museo registró más de 72.000 visitas, pero la cifra se desplomó en 2019 hasta algo más de 37.000 y ha acabado cayendo este año marcado por la pandemia, donde solo se han registrado 12.700.
Torres, mestizaje y enterramientos
Entre las muestras temporales que actualmente exhibe el Museo Ibero destaca una sobre la torre ibérica de frontera del Cerro de la Atalaya, de Cazalilla (Jaén), que propone un “breve recorrido sobre las excavaciones que se realizaron entre los años 1980 y 1982” en ese enclave.
Y el miércoles se estrenará un nuevo espacio para colecciones con una exposición sobre el Mestizaje en los enterramientos tardoibéricos, que reunirá un conjunto de piezas de época tardoibérica procedentes de Cerro Máquiz, en la localidad jiennense de Mengíbar.
