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Festival a beneficio de la Hermandad de la Macarena

El fuerte tirón taurino de la Semana Santa de Sevilla

Lleno en la plaza de la Real Maestranza, donde se vivieron pocos momentos de interés

Dávila Miura da la vuelta al ruedo tras cortar las dos orejas de su novillo.
Dávila Miura da la vuelta al ruedo tras cortar las dos orejas de su novillo.Toromedia
Antonio Lorca

El cartel de ‘no hay billetes’ se colgó antes de las doce de la mañana. Taquillazo gordo, y éxito sin precedentes de la Hermandad de la Macarena de Sevilla, organizadora del festejo. A las cinco y media de la tarde, con un calor abrasador, la plaza sevillana lucía bellamente engalanada y abarrotada de público como un Domingo de Resurrección.

Se demuestra, pues, el fuerte tirón taurino de la Semana Santa de esta ciudad; o los hermanos y simpatizantes macarenos son legión, que lo son; o son muy solidarios, que también, o es que hay mucho taurino escondido a la espera de que alguien le 'venda' un producto interesante para pasar por la taquilla.

En fin, que la famosa hermandad de la muy conocida y venerada Virgen Macarena podría ofrecer un master para contar a los empresarios qué se debe hacer para llenar una plaza de toros. Y eso sin que el festejo tuviera carácter de acontecimiento por su contenido porque no se trataba más que de un festival benéfico y, como tal, con reses muy escogidas, toreros amables y nula exigencia de los tendidos.

No obstante, el festejo vivió algunos momentos emotivos, una anécdota y una decepción morantista y muy escasos detalles taurinos. Lo normal para un festival.

SIETE GANADERÍAS/SEIS MATADORES Y UN NOVILLERO

Novillos de Núñez del Cuvillo, Jandilla, Daniel Ruiz, Miura -devuelto por inválido-, Garcigrande, Luis Algarra y Juan Pedro Domecq, nobilísimos y muy blandos. Bravo y encastado el de Garcigrande. Sobrero de Torrestrella, codicioso en los primeros tercios y apagado después.

Pepe Luis Vázquez: tres pinchazos y media baja (ovación).

Rivera Ordóñez: bajonazo trasero y estocada baja y trasera y un descabello (ovación).

Davila Miura: estocada (dos orejas).

Morante de la Puebla: media tendida y tres descabellos (ovación).

José María Manzanares: estocada trasera y baja y un descabello (oreja).

Roca Rey: pinchazo y estocada (oreja).

Manolo Vázquez: estocada y un descabello (ovación).

Plaza de La Maestranza. 12 de octubre. Festival a beneficio de la obra asistencial de la Hermandad de la Macarena. Lleno de 'no hay billetes' Se guardó un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas de las inundaciones de Mallorca.

La plaza se puso en pie y acompañó con una cerrada ovación a la banda del Maestro Tejera durante toda la interpretación del himno nacional desde el mismo ruedo, donde el conjunto musical celebró su 80 aniversario desde que iniciara su relación con la plaza sevillana.

He ahí el primer momento emotivo, que siguió con un lento paseíllo, y el minuto de respetuoso silencio que se guardó en memoria de las víctimas de las inundaciones de Mallorca.

Dávila Miura, en representación de la entidad organizadora, brindó la muerte de su novillo a sus compañeros de cartel en agradecimiento por su participación en esta acción para las necesidades asistenciales de la hermandad.

Y poco más. No fue emocionante, pero sí llamativo constatar el corte de pelo de Morante de la Puebla, lo que le ha permitido recuperar una imagen rejuvenecida.

Y una decepción: el novillo de Miura que iba a lidiar el torero de La Puebla resultó ser un tullido moribundo que hubo de ser devuelto a los corrales. El gozo en un pozo. La única novedad del festejo se diluyo en cuanto el animal evidentes su nula fortaleza.

¿Y el apartado taurino? El festejo dio muy poco de sí. Quizá, a causa de los muy escogidos novillos, que parecían hechos a mano, a medida, para no molestar. Corderitos todos ellos, amabilísimos, muy blandos de remos, que anduvieron por el albero como almas en pena y, como tales, no aportaron nada al éxito del espectáculo. La excepción la protagonizó el ejemplar de Garcigrande, bravo en el caballo, codicioso en banderillas y repetidor en la muleta, con del que Manzanares no terminó de acoplarse.

A Pepe Luis Vázquez se le vio muy precavido. Muy suelto Rivera con el capote, entusiasta con los arpones y bullanguero con la muleta. Insulso Dávila, muy despegado siempre, ante un novillo repetidor. Dispuesto en todo momento Morante ante un ‘torrestrella’ apagado. Se estiró a la verónica en este y en el novillo de Dávila, pero el público quiso ver mucho más de lo que realmente vio. Valentón y responsabilizado Roca Rey ante un animal tullido, y de nada le sirvió el examen al novillero Manolo Vázquez, porque su ‘juguete’ no le permitió demostrar sus teóricas cualidades.

Noche cerrada en Sevilla era cuando finalizó el festejo tres horas de duración. Lo mejor, sin ninguna duda, el taquillazo.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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