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Tomatito y un cierto ‘des-concierto’

El guitarrista, junto a la Orquesta Sinfónica de Navarra, estrena el Concierto de Aranjuez en Flamenco on Fire

 El guitarrista 'Tomatito', acompañado por la Orquesta Sinfónica de Navarra durante su actuación en Palacio de Congresos Baluarte de Navarra.
El guitarrista 'Tomatito', acompañado por la Orquesta Sinfónica de Navarra durante su actuación en Palacio de Congresos Baluarte de Navarra.Villar Lopez (EFE)

Abordar una obra tan universalmente conocida como el Concierto de Aranjuez, cuya melodía, cuyo Adagio están en la memoria auditiva de millones de personas, es una tentación comprensible, en guitarristas clásicos y flamencos. Pero la obra, que dio fama mundial al maestro Joaquín Rodrigo, tiene sus riesgos. El primero de ellos es que existen ilustres precedentes interpretativos. También en guitarra flamenca: ahí está la magistral versión de Paco de Lucía en 1991.

Anoche, en la cuarta jornada de la V edición de Flamenco on Fire, el festival de Pamplona, ocurrió algo considerado como histórico: la presentación de la partitura, tal cual fue escrita por Rodrigo, por el gran guitarrista flamenco almeriense José Fernández Torres, Tomatito, junto a la Orquesta Sinfónica de Navarra.

A estas alturas nadie va a poner en duda que Tomatito es un gran guitarrista, que no es la primera vez que toca con una formación clásica, que acompañó a Camarón durante muchos años y que ha llevado su arte por todo el mundo.

Sin embargo, en esta ocasión, sea por el peso de la historia precedente o por falta de ensayos suficientes, no lo sabemos, al tocaor almeriense se le notaba nervioso, casi acomplejado, como un aprendiz ante el maestro, mirando continuamente al director como pidiendo su aprobación o sus indicaciones. Como en un examen ante un tribunal. Seguro que si la experiencia se repite, mejorará, porque los buenos mimbres se dan. La orquesta estuvo siempre por encima de la guitarra.

La sensación es que hubo cierto desconcierto, o más bien des-concierto. Desde hace muchos años son relativamente frecuentes las colaboraciones de guitarristas flamencos y de cantaores con orquestas clásicas, tanto en España como en otros países. Desde nuestro punto de vista estas experiencias han de servir, no para ver si la guitarra flamenca está a la altura de la orquestación clásica, que eso sería aceptar una inferioridad injusta, sino al revés, para que los instrumentos clásicos se coloquen en igualdad de condiciones con lo flamenco.

Es lo que se ha hecho a veces. Y es la orquesta la que ha buscado sonidos melismáticos para acompañar al cante. En ocasiones se han compuesto también obras para orquesta y guitarra... flamenca, y es la orquesta la que ha estado al servicio de la guitarra, no al revés. El Concierto de Aranjuez tiene una estructura en la que hay pasajes solistas para la guitarra. O la guitarra suena flamenca (como ocurría en la versión de Paco de Lucía) o no tiene sentido sustituir a la guitarra clásica, para la que fue escrita la obra, por una flamenca.

En la segunda parte del espectáculo, Tomatito, junto a su sexteto, regresó ya a su música clásica. Y pareció quitarse un peso de encima. Recobró su pulso y el público lo celebró. Sobre todo en los temas rítmicos, en los que se siente como pez en el agua y con los que ha conseguido su merecido prestigio y éxito.

La Tremendita

Tras la actuación de Tomatito y la Orquesta Sinfónica de Navarra en Baluarte, el hotel Tres Reyes acogió un nuevo capítulo del Ciclo Nocturno. En esta ocasión, la artista invitada fue la càntaora tríanera Rosario La Tremendita, icono de las nuevas formas flamencas.

Con su pelo mitad rapado, mitad con melena, guitarra eléctrica en ristre (más casi siempre como una iconografía decorativa que como una realidad sonora) y apoyada por la percusión, la guitarra eléctrica o el contrabajo (nunca guitarra eléctrica), aquello sonaba, sin embargo, genuinamente flamenco.

La Tremendita es quizás un ejemplo de que las maneras, o el hábito, si no hacen al monje, al artista flamenco, tampoco lo desmienten. Con una voz personal, casi sin solución de continuidad, fue pasando en su recital de un palo a otro con absoluta naturalidad, siempre con un marcado ritmo. Excelente, tremenda Tremendita.

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