_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

‘Heridas abiertas’ que no duelen

Todo está en su sitio, y, aun así, la serie veraniega de HBO no cautiva

Eneko Ruiz Jiménez
Elizabeth Perkins, Amy Adams y Patricia Clarkson, en 'Heridas abiertas'.
Elizabeth Perkins, Amy Adams y Patricia Clarkson, en 'Heridas abiertas'.HBO

Siento llevar la contraria a Julie Andrews en Sonrisas y lágrimas, pero ni las gotas en las flores ni los bigotes de gatos están entre mis cosas favoritas. En realidad es la serie Heridas abiertas la que contiene todas las cosas favoritas que podría desear. Una protagonista como la cinco veces nominada al Oscar Amy Adams, que se acerca a la televisión tras hacerlo todo bien en cine (todo es todo: musicales infantiles, epopeyas de ciencia ficción, superhéroes, dramas de mucho pensar...). También una secundaria de esas del nivel de Patricia Clarkson, que mejoran el proyecto donde aparezca, como complicada matriarca. Y una guionista que necesita reivindicarse en la primera plana: Marti Noxon (Unreal). Incluso un director que demostró su valía en Big Little Lies. Todo en su sitio, y, aun así, la serie veraniega de HBO no cautiva.

Esta miniserie de ocho episodios basada en el libro de Gillian Flynn (Perdida) empezó fuerte. Adams interpreta a una periodista alcoholizada y con decenas de traumas que regresa a su hogar de infancia para escribir un reportaje sobre las desapariciones de varias adolescentes. El piloto de presentación es sobresaliente pero, ante expectativas tan altas, el proyecto se ha desinflado ya a mitad de temporada.

Porque, pese a que Heridas abiertas habla de temas necesarios (la violencia sobre las mujeres, la hipocresía de EE UU, relaciones familiares complicadas...), su contenido no es suficiente para hacer la serie cautivadora a capítulo semanal. El espectador se pierde en el poco interesante misterio sobre quién ha cometido el crimen e incluso los personajes, su baza principal, se vuelven repetitivos, como si contaran una y otra vez cuáles son sus motivaciones y problemas.

Es complicado conectar con ellos. Ni con esa antiheroína que repite los parámetros habituales de personaje desquiciado (hombres o mujeres), ni con una serie que no sobresale entre otras que siguen el repetitivo patrón de "misterioso asesinato en un pequeño pueblo de la América profunda". Ese género al que la realidad y la ficción ha regresado una y otra vez desde que lo perfeccionara Truman Capote en A sangre fría en 1966 y desde que después David Lynch lo pusiera de moda entre las series con Twin Peaks. Si no han degustado ninguna de las dos, háganlo antes que Heridas abiertas, porque estas heridas no duelen de verdad.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Eneko Ruiz Jiménez
Se ha pasado años capeando fuegos en el equipo de redes sociales de EL PAÍS y ahora se dedica a hablar de cine, series, cómics y lo que se le ponga por medio desde la sección de Cultura. No sabe montar en bicicleta.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_