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Procesiones y ‘rock and roll’

Pájaro publica, 'Gran poder', un trabajo caleidoscópico que mezcla estilos, algunos inspirados en las marchas de Semana Santa

El cantante Andrés Herrera, alias Pájaro.
El cantante Andrés Herrera, alias Pájaro.Carlos Rosillo

La vez que Andrés Herrera, alias Pájaro, tuvo un contacto más cercano con la música americana, fue cuando tuvo que huir de Sevilla a San Diego para evitar que le dieran una paliza: "Tocaba en la Expo92 con Els Comediants y gané un millón de pesetas, pero salí mucho por la noche y al final debía dos millones", explica este músico procaz e incasillable, que acaba de lanzar su tercer disco, Gran poder.

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"Tenía una amante alemana que se había mudado a California y me propuso irme para allá con ella", prosigue Pájaro, "y allí me instalé, hasta que se calmaran las cosas". Volvió a Sevilla al cabo de un tiempo, con un capítulo cerrado, pero sin un duro. Y entonces, la banda No Me Pises Que Llevo Chanclas se cruzó en su camino. "No paramos de dar conciertos durante 10 años. Es la vez que más dinero he ganado con la música", explica.

Este guitarrista virtuoso tiene hoy 55 años, pero lleva con las seis cuerdas desde los siete: "Mi familia ganó una guitarra española con los puntos de Avecrem. Vivíamos en Torreblanca, un barrio muy peligroso, y no me dejaban salir a la calle. Así que me puse con el instrumento".

La americana no es la única música que recorre este disco y los anteriores de Pájaro, que también ha sido guitarrista de estudio y de directo para Kiko Veneno o Silvio. Por sus canciones transitan el rockabilly y trazos de psicobilly, pero también swing italiano, sonidos tangueros y mucho rock fronterizo. Algunas piezas de Gran poder adquieren una dimensión de banda sonora. Puede tener algo que ver que Paco Lamato, uno de los miembros de la banda, sea también productor de cine, pero no solo: "Algunos de nuestros temas tienen épica, de ahí ese sonido", explica Pájaro, "y a mí siempre me ha gustado el cine. Mi padre era operario de proyector en varias salas, supongo que algo se me ha pegado y eso se traslada a la música".

Con Gran poder, Pájaro y su grupo cierran una trilogía: sin duda, este disco marca su cénit. Los arreglos de guitarra a cargo de Raúl Fernández son inmensos, las bases rítmicas de algunas canciones pegan directamente en el esternón y el sonido es cristalino en todo momento y no escatima en detalles, sin ser barroco.

En Los callados, Julián Maeso, fundador de los extintos The Sunday Drivers, aporta su órgano hammond. "Esta canción es una patada en el culo a los que no dejan que la memoria histórica se arregle. Yo paso de banderas, pero la de España la han hecho suya personas que no quieren reparar a las víctimas. Y si no pasas página, las cosas se pueden repetir. Yo suelo decirle a mi hijo: 'Ten siempre un billete preparado, por si hay que salir pitando". El disco incluye una versión desértica de A galopar, de Paco Ibáñez, que casualmente han rescatado también estos días Niños Mutantes.

Los callados no es la única reivindicación del disco. La propia ilustración de la portada, una mujer con el puño en alto, lleva mensaje: "Ellas son las que tienen el gran poder, porque son las que nos traen al mundo, las que nos educan, las que nos hacen mejores personas. Fíjate que cuando se habla de la Creación en la biblia se habla del hombre, es que hasta en el Génesis hay machismo".

Hay otro sonido que recorre el último disco de Pájaro: el de las procesiones de Semana Santa. "Me he criado escuchando las marchas desde chico. En aquella época había pocas posibilidades de escuchar música en directo gratis. Solo me interesa la música, lo demás me sobra, hasta el Cristo". El músico añade: "Mira, me van a matar en Sevilla cuando vuelva, pero lo tengo que decir. La gente en Semana Santa se muere por un muñeco de Cristo, pero los verdaderos cristos están muriéndose en el Mediterráneo".

Este drama está presente en los discos de Pájaro. En Gran poder, sirve de cierre: Migrar es una pieza instrumental triste y de una belleza subyugante, en el que las cuerdas cobran todo el protagonismo. "Hasta que no se nos caiga la cara de vergüenza como país, seguiré componiendo canciones sobre este tema", zanja Pájaro.

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