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Zatu: “No me arrepiento de nada, pero me replanteo letras”

SFDK celebra 25 años de carrera con 'Redención', un álbum con el que el dúo sevillano se despide del formato disco

Andrea Nogueira Calvar
Acción Sánchez y Zatu forman el grupo SFDK.
Acción Sánchez y Zatu forman el grupo SFDK. Álvaro García

El olor a incienso y marihuana en el pasillo es el preludio de un cliché de la industria musical, especialmente en el hip-hop: una habitación de hotel un tanto revuelta, con un porro todavía humeante en la mesilla y en un sofá, sentados con chaquetas de capucha y gorras, un Mc y un Dj. Saturnino Rey y Óscar Sánchez llevan 25 años formando SFDK con la misma estética de chicos malos, pero ahora cercan la cuarentena y su conversación rompe el estereotipo. Están preocupados por la interpretación de sus letras más groseras, se interesan por el feminismo, desechan cualquier brote de odio, los extremismos y el artificio de la fama. "No me arrepiento de nada, pero me replanteo letras de otros discos que no sé si hoy saldrían", reconoce Zatu. Sus posturas confluyen en un nuevo disco, Redención, el más cincelado, reflexivo y ecléctico de su carrera. También es el último.

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“Sí, el último disco, pero no el último proyecto y todos nuestros proyectos van ligados a la música”, matiza Zatu. Se han cansado de trabajar a la manera tradicional, esperando a tener un puñado de canciones para empacarlas en un disco. Acción Sánchez apuesta a que llegarán singles, incluso es posible que vinilos y, además, señala a Youtube: “Hoy no te hace falta nada más que eso”. SFDK quiere decir adiós a esta etapa con 17 canciones que incluyen colaboraciones con Kaze, Shabu, Vicky Luna… pero también con Raimundo Amador, en uno de los temas más potentes del disco: Creador. Así, han confeccionado un álbum que además de a rap suena a reggae, a flamenco y a funk. Redención es una despedida en toda regla. “Si alguna vez hubo un bajo fuera de tono o rimas mal hechas que no han encajado, aquí están perfiladas; también es una redención personal”, explica Zatu. 

El rapero reconoce que ya no es el chico de 20 años que peleaba por llegar, ahora batalla “por quedarse” y, aunque no se arrepiente, se replantea lo dicho: “Ahí me eché yo ayer toda la noche dándole vueltas a la cabeza”, dice señalando la cama. Pensaba en su canción No eres feo ni ná (2005), “la historia del niño cabrón que se sienta al final del aula”, reza la letra. Ese crío es Zatu y se pregunta cómo habrán interpretado otros chicos frases como la que dice una voz femenina: “Illo serán guarros los niños estos que me han ‘cogío’ las tetas”. En plena madurez y con una hija, reconoce que "en el rap hay un montón de cosas machistas, porque somos una sociedad machista y estamos criados así", pero apuesta por "reeducar a la sociedad, no atacar".

Le gusta mirar atrás "para mejorar en todo: en la música, como persona y como amigo", expone, y le hace un gesto de complicidad a Sánchez, que apoya su postura afirmando con la cabeza. Por eso Zatu ha cuidado las letras de este disco de una manera minuciosa, aunque asegura que sin censurarse en nada. “Yo canto mucho que me gusta fumar, pero también digo que tengo un problema y que soy drogadicto, con eso no lo arreglo, pero bueno…”, ejemplifica.

La música como lubricante

SFDK fueron uno de los grupos impulsores del hip-hop en España hace más de dos décadas. Los raperos de entonces copiaban lo que se hacía en la cuna del género, EE UU, pero muy pronto el sello sevillano se impuso en este dúo. "¿Para qué vamos a hacer lo que ya hacen otros?", se preguntan. SFDK rechaza cualquier encorsetamiento. Se declaran independientes de las críticas puritanas a sus ritmos y letras. "Odio a los colectivos que solo atacan y a los raperos que todo les parece mal; vamos a intentar coger a esas personas y explicárselo. Aunque haya gente que nunca se va a enterar, a mí me gusta intentarlo y la música es un buen lubricante".

Es el disco en el que más horas han trabajado ambos. “Y que no había nadie por el medio, era el Óscar quien me grababa y quien ejercía de productor más que nunca”, apunta. La figura del bitmaker, quien fabrica los ritmos en el hip-hop, y el productor se han condensado en Acción Sánchez, que se ha atrevido a mezclar géneros sin pudor. “En ‘Lista de invitados’ ya descubrí que yo sabía cosas”, dice llevándose el dedo a la cabeza y poniendo cara de estar escuchando algo imperceptible para el resto. Pero sabe que entonces, 2011, el resultado no fue del todo bueno. En cambio ahora se siente a gusto con el trabajo.

Zatu cuenta como anécdota que durante la grabación el aplomo que ha ganado su compañero le hizo pasar vergüenza: “Le decía a la gente: ‘Esto no va así’. Ellos se quedaban como… ‘¿cómo que no va así?”. Sánchez aclara que los raperos “no están acostumbrados a que les digan lo que tiene que hacer”. Visto su arrojo, el Mc le pidió espacio para sus rimas y le dijo: “Después, tú haz música y llévate las canciones para donde quieras”. Y así lo hizo.

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Sobre la firma

Andrea Nogueira Calvar
Redactora en EL PAÍS desde 2015. Escribe sobre temas de corporativo, cultura y sociedad. Ha trabajado para Faro de Vigo y la editorial Lonely Planet, entre otros. Es licenciada en Filología Hispánica y máster en Periodismo por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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