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Mavis Staples: “Necesitamos otra marcha sobre Washington”

Voz legendaria de The Staple Singers, la activista recupera en su último álbum el mensaje de protesta de los sesenta para cargar contra el presidente estadounidense, Donald Trump

Mavis Staples en su casa, en Chicago, en febrero de 2016.
Mavis Staples en su casa, en Chicago, en febrero de 2016. RYAN lOWRY

Si todo lo que yo fuera es negra… ¿No quieres saber nada más de mí?”, irrumpe a cantar la conmovedora voz de Mavis Staples en plena entrevista en un hotel de Londres, y arrollada por los sentimientos que afloran al hablar del estado de las cosas en la América de hoy. Muy en forma a sus 78 años, y protagonista de una tardía carrera en solitario tras casi seis décadas de góspel comprometido con los legendarios The Staple Singers, la cantante recupera en su último álbum el mensaje de protesta que aquella banda convirtió en su bandera desde los tiempos de Martin Luther King y que ella apunta ahora contra el nuevo inquilino de la Casa Blanca.

“En Estados Unidos tenemos a un presidente que la toma con los negros, con los mexicanos, con los musulmanes…, ¡y cómo trata a las mujeres! Pero yo no quiero ser juzgada por el color de mi piel ni por ninguna etiqueta, tengo mucho que ofrecer”, explica Staples sobre el título del nuevo disco (If All I Was Was Black) y sobre esas 10 canciones que hablan de violencia policial y racismo, de ciudadanos “de segunda clase” y de políticas divisorias. También de plantar cara. En ningún momento de la conversación se refiere a Donald Trump por su nombre (“¡me niego en redondo!”), aunque la figura del innombrable haya sido su principal motivación para regresar al estudio equipada con la maleta de tantos años de activismo.

Creía que aquellos tiempos de las marchas del Ku Klux Klan con sus antorchas estaban superados, pero ahora veo las mismas cosas

“He pasado toda mi vida cantando para intentar unir a la gente”, rememora la veterana artista sobre aquella Mavis adolescente de los años cuarenta que impresionaba a los feligreses de la iglesia de su Chicago natal con la voz grave y profunda de una mujer adulta. O sobre las consecuentes grabaciones y giras por los circuitos del góspel de la mano del grupo que encabezaba el patriarca familiar, Roebuck Pops Staples, cantante, compositor y extraordinario guitarrista, rendido ante el mensaje de Martin Luther King. La paz, la justicia y la armonía racial fueron lemas que convirtieron las canciones de The Staple Singers en la banda sonora de la lucha por los derechos civiles en una América encendida.

Una madrugada de noviembre de 1964, la policía de West Memphis (Estado sureño de Arkansas), armada y con perros, detiene el Cadillac en el que viajan los Staples. El encargado de una gasolinera en la que poco antes habían repostado los ha denunciado falsamente por robo. Llevan encima los 1.000 dólares recaudados en su última actuación, y también el recibo que lo justifica. Pero aun así los agentes les tratan de la peor manera y acaban esposándolos. La cosa no va a mayores al ser finamente reconocidos como unos cantantes famosos, pero Mavis nunca pudo quitarse el miedo de encima porque “entonces mataban (impunemente) a la gente negra”.

La cantante ha querido que su sello discográfico (ANTI-Records) incluya el relato de aquel episodio entre el material que promociona su nuevo álbum, para ilustrar el sentido de sus canciones de hoy. “Creía que aquellos tiempos de las marchas del Ku Klux Klan con sus antorchas estaban superados, pero ahora veo las mismas cosas que en los años sesenta, sólo les falta incendiar una cruz… ¡Y van a cara descubierta! Lo que me parece más escalofriante es que son jóvenes”, dice en alusión a las marchas neonazis que el pasado verano tiñeron de violencia las calles de Charlottesville (Virginia).

La voz icónica de Mavis Staples canta sobre el regreso de los viejos tiempos de odio racial (‘Ain’t No Doubt’) o sobre los chicos cuya piel negra los convierte automáticamente en sospechosos e indefensos ante una policía de gatillo fácil, como el protagonista real de ‘Little Beat’, cuya única infracción fue no llevar encima el carné de conducir, pero aun así acabó abatido a tiros aunque iba desarmado. El tono sube con ‘We go High’, una llamada a la resistencia que parafrasea la famosa invectiva de Michelle Obama frente a los modos de Trump: “Cuando ellos caen bajo, nosotros apuntamos alto”.

Jay Z, Taylor Swift o Kanye West… A esos chicos solo les preocupan sus conciertos y contar los millones que ganan. El único que habla es Eminem

Jeff Tweedy, líder del grupo Wilco, ha puesto la letra y la música a todos los temas originales de If All I Was Was Black, donde Mavis entona el grito sobre la América que votó a Trump en el epílogo de la era de Obama, el primer presidente de EE UU de raza negra. “No soy una gran oradora, pero puedo cantar el mensaje”, le espetó a su amigo Tweedy, su “alma gemela”, convecino además de Chicago y sobre todo el puntal que contribuyó a rescatar a Marvis del olvido (junto a Ry Cooder) una vez extinta la banda de The Staple Singers. “Durante años a mi padre le ofrecieron mucho dinero para que volara sola, pero yo quería seguir con la familia. Sólo a su muerte (2000) me vi empujada a intentarlo”, relata sobre unos tiempos difíciles en los que, a pesar de colaborar con nombres tan estelares como el de Prince, tuvo que autofinanciarse su primer álbum.

La alianza con Tweedy produjo hace siete años el primer Grammy que reivindicaba a la cantante como patrimonio nacional (con el disco You Are Not Alone) y una segunda nominación por One True Vine, además de abrirle las puertas a un nuevo y joven público. Artistas de la talla de Nick Cave le compusieron temas para Livin’on a High Note, publicado hace sólo un año y cuya jovialidad contrasta con el tono de If All I Was Was Black, comprometido, desafiante, pero también lleno de esperanza. Los temas del álbum recorren el góspel, el rhythm and blues, el soul y el folk, los sonidos cultivados a lo largo de una larga carrera en la que lo que más importa a su protagonista es la impronta de The Staple Singers. “¿No crees que la guitarra de Peaceful Dreams suena como la de Pops”, inquiere Mavis sobre esa canción donde las palmas del coro recuerdan a las que jalearon al doctor King cuando proclamó “He tenido un sueño” ante el monumento de Lincoln (1963).

“Necesitamos otra marcha sobre Washington”, repite una Mavis Staples que reprocha a las jóvenes generaciones de músicos su falta de compromiso político y social. Cita a Beyoncé y Jay Z, Taylor Swift o Kanye West, “esos chicos a los que sólo les preocupan sus conciertos y contar todos los millones que ganan. El único que dice algo es Eminem…”. Ella, por su parte, no piensa renunciar a “seguir cantando esas letras (comprometidas)” ni a embarcarse en giras como la que recientemente protagonizaba junto a Bob Dylan, un amigo de juventud que en su día le pidió que se casara con él. La jubilación “es un horizonte muy muy lejano”, porque, como reza una de sus canciones, “I ain’t done yet” (todavía no he terminado).

Cinco décadas

  • Familiar. La voz de contralto de Mavis Staples definió el sonido de The Staple Singers, banda formada junto a su padre, Pops, y a sus hermanos Cleotha, Pervis e Yvonne. En los años sesenta firmaron brillantes páginas entre el góspel y el soul con discos como Swing Low Sweet Chariot, For What It's Worth o Soul Folk in Action. En los setenta se deslizaron hacia el pop y el soul de éxito con hits como 'I'll Take You There'.
  • En solitario. Mavis Staples firmó su primer y homónimo disco en solitario para Volt, subsello de Stax en 1969. Al año siguiente publicó la joya Only for the Lonely. En los setenta, su carrera se mostró más errática: una banda sonora producida por Curtis Mayfield, una excursión a la música disco… Tras un tiempo de cierto olvido, regresó con fuerza a mediados de la década pasada.

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