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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Memorando

Ahora la cámara de Morris y su talento para la entrevista biográfica se han posado sobre Donald Rumsfeld y eso nos permite detenernos sobre el documental 'The Unknown Known'

David Trueba

En la ceremonia de los Oscar del año 2003, en memorable competencia, el veterano director de documentales Errol Morris se alzó con el premio gracias a su película The Fog of War. La cinta era una espléndida conversación con el arquitecto de la guerra del Vietnam, el secretario de Defensa Robert McNamara, a partir de su libro de memorias. Un tardío reconocimiento de errores, falta de previsión, crueldad innecesaria y exceso de orgullo político con dramáticas consecuencias. Ahora la cámara de Morris y su talento para la entrevista biográfica se han posado sobre Donald Rumsfeld y eso nos permite detenernos sobre el documental The Unknown Known (Certezas desconocidas), que parte también de las memorias del secretario de Defensa de George W. Bush y por tanto uno de los arquitectos de la invasión de Iraq.

En este caso no hay lamentos ni reconocimiento de faltas. Tan solo un ejercicio de dialéctica inteligente para repasar los 20.000 memorandos que Rumsfeld escribió durante su larguísima carrera en cargos públicos, que arrancó en los años sesenta y culminó cuando Bush lo cesó acosado por las críticas. Forjado en los años de Nixon y enfrentado al padre de Bush en la carrera para llegar a ser presidente de los Estados Unidos, fue con el hijo de su mejor enemigo con quien alcanzó las más altas cotas de poder este hombre ambicioso, inteligente y agudo, que muestra durante la larga conversación una sonrisa de increíbles valores literarios, donde el labio superior desaparece y los ojos se achinan mostrando un niño detrás del hombre que decide sobre la vida de cientos de miles de personas y cuyo mantra responde a la coerción y la amenaza armamentística.

Hay enormes mentiras en el discurso de Rumsfeld, pero lo que destaca es su capacidad para el telegrama político, para la autoridad de pasillo en las altas instancias. Un doble lenguaje lleno de aforismos que cortan como cuchillas afiladas y que dan magnitud de un talento para la intriga al alcance de muy pocos. Nadie en la política española se sometería, y más tras el interrogatorio a McNamara, a una conversación como la que sostienen Morris y Rumsfeld. El resultado es viscoso y espeluznante, pero de una enorme clarividencia sobre el poder político y su rama militar.

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