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La UE no está preparada ante unos riesgos climáticos que aumentan más rápido que las políticas para frenarlos

La Agencia Medioambiental Europea advierte de 36 riesgos climáticos que requieren “medidas urgentes e inmediatas”. En juego están “cientos de miles de vidas” y pérdidas por hasta un billón de euros anuales

Crisis climatica
Dos mujeres disfrutan de un helado en Bilbao en agosto de 2023, durante la quinta ola de calor del veranoJavier Zorrilla (EFE)
Silvia Ayuso

Remolonear ante la urgencia del cambio climático no es una opción, sobre todo en una Europa que ya es el continente que “más rápidamente se calienta”, el doble de la media mundial, advierte la Agencia Europea de Medio Ambiente. En su primera Evaluación Europea del Riesgo Climático, publicada este lunes, la AEMA destaca 36 “riesgos climáticos” importantes, con graves consecuencias tanto humanas como económicas y políticas —se habla incluso de “turbulencias políticas”— en una Europa cuyas políticas de contención y prevención, insiste, van varios pasos por detrás de las rápidamente crecientes amenazas medioambientales.

“Cientos de miles de personas podrían morir por olas de calor y las pérdidas económicas podrían exceder el billón de euros anuales” si no se realiza una “acción decisiva ya” en varias áreas, advierte el informe, que señala que la mayoría de los riesgos climáticos identificados —en ecosistemas, alimentación, salud, infraestructuras y economía y finanzas— podrían alcanzar niveles “críticos o catastróficos” a finales de siglo si siguen demorándose las políticas para frenarlos.

El sur de Europa está especialmente en riesgo debido al impacto creciente de las olas de calor y las sequías en la producción agrícola, el trabajo en el exterior, el turismo de verano —como ya se está viendo en algunas zonas de España— y los incendios, que ya alcanzan en esta zona el nivel de “crítico” que requiere una “acción urgente” no solo por la devastación de los ecosistemas que provocan, sino también por su fuerte impacto en las emisiones de CO2, insiste el informe. Las áreas rurales y las economías locales dependientes de servicios ecosistémicos de estas regiones están “particularmente en peligro”, continúa el informe, que también considera como de especial riesgo las zonas costeras de baja altura, especialmente algunas ciudades densamente pobladas.

“Europa se enfrenta a riesgos climáticos urgentes que aumentan más rápido de lo que crece nuestro grado de preparación como sociedad”, resume la directora ejecutiva de la AEMA, Leena Ylä-Mononen. El problema de muchas políticas europeas es que son graduales y a largo plazo, cuando algunos de los riesgos requieren una acción “urgente y contundente” si no se quiere que acaben siendo “catastróficos”, insiste el informe.

“Los responsables políticos europeos y nacionales deben actuar ahora para reducir los riesgos climáticos, tanto mediante la rápida reducción de las emisiones como con políticas y medidas de adaptación sólidas”, insta al respecto Ylä-Mononen.

El nuevo informe precede a una comunicación —no vinculante— que la Comisión Europea publicará este martes con precisamente algunas propuestas “alineadas” con los peligros señalados por la AEMA, según un portavoz comunitario. “La AEMA está realizando una advertencia muy clara y un llamamiento también muy claro a la acción y la Comisión quiere presentar una respuesta de políticas de cómo se puede hacer esto en diferentes niveles de gobierno”, ha adelantado el portavoz.

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Ambos documentos llegan en plena precampaña electoral europea, donde el Pacto Verde de la UE, que busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y apuesta por una transición hacia una sociedad y economía más sostenibles, ha sido puesto en cuestión por las fuerzas más ultras y hasta las conservadoras, que intentan con ello capitalizar el enfado y miedos de sectores que se sienten más vulnerables ante estas medidas, sobre todo desde el estallido de las protestas agrícolas.

De los 36 riesgos identificados en el informe, 21 requieren una mayor acción inmediata, y ocho de ellos son “particularmente urgentes”: sobre todo para conservar los ecosistemas, proteger a las personas frente al calor y proteger tanto a personas como infraestructuras de las cada vez más frecuentes inundaciones e incendios forestales. Pero también urge garantizar la “viabilidad” de los mecanismos de solidaridad europeos, especialmente el Fondo de Solidaridad de la UE (FSUE) —que permite ayudar a un Estado miembro en caso de catástrofe natural grave—, advierte el informe, que también alerta de los “riesgos en cascada” cuando se acumulan varios de los desastres, tanto dentro de Europa como en otras partes del mundo. Así, señala, las sequías prolongadas suponen ya en algunas zonas —como en el sur de Europa— una amenaza significativa para las cosechas, la seguridad alimentaria y el abastecimiento de agua potable.

Los riesgos climáticos también pueden causar fuertes pérdidas económicas y aumentar las vulnerabilidades sociales, por ejemplo en el caso de un incremento de las pólizas de seguro en zonas especialmente en riesgo, ya que la población con menor capacidad económica no podrá proteger sus bienes de incendios, inundaciones u otras catástrofes naturales cada vez más habituales. Proteger a la población de las olas de calor también requiere medidas extraordinarias en materia de planificación urbana, normas de construcción o legislación laboral.

El informe hace también referencia a leyes europeas muy cuestionadas por las fuerzas más a la derecha del espectro político, como la Ley de Restauración de la Naturaleza (LRN) recién aprobada pese a la oposición del Partido Popular Europeo (PPE) y la extrema derecha en la Eurocámara. Al respecto, el informe recuerda que muchos ecosistemas acuáticos y humedales ya están “gravemente degradados por un uso insostenible de las tierras y la gestión de las aguas” también irresponsable. “Los ecosistemas se beneficiarán de que los Estados miembros implementen la LRN, que requiere medidas para restaurarlos”, constata el informe, que también insta a “reducir la contaminación de actividades industriales y agrícolas” y a “concienciar sobre los riesgos para la producción de alimentos que consumen mucha agua o dependen en gran medida de forrajes importados”, entre otros.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.
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