Heraldo Muñoz: “La Administración de Trump será sin barreras y Chile debe asumir esta realidad con pragmatismo”
El excanciller chileno de Bachelet asegura que La Moneda debe intentar mantener una relación respetuosa con la Casa Blanca durante un segundo mandato del republicano, donde tendrá mayor poder
Cuando el magnate Donald Trump asumió como presidente de Estados Unidos, en enero de 2017, el entonces canciller chileno Heraldo Muñoz (Santiago, 76 años), del segundo gobierno de la expresidenta socialista Michelle Bachelet (2006-2010 y 2014-2018), fue invitado por el secretario de Estado, Rex Tillerson, a Washington.
Casi una década después y pocas horas de conocerse la victoria del exmandatario republicano frente a la demócrata Kamala Harris en las elecciones del 5 de noviembre en EE UU., el exdiplomático y también exministro del socialista Ricardo Lagos (2000-2006) vuelve a recordar aquel episodio una entrevista con EL PAÍS para concluir que, pese a las distancias políticas del Palacio de La Moneda con la Casa Blanca, será prioridad mantener una relación respetuosa. “Eventualmente, pueden ocurrir desarrollos adversos para Chile; por eso, habrá que reaccionar con pragmatismo. América Latina no será prioridad; la política de Trump quizás no sea más que un renacimiento de la Doctrina Monroe centrada en reducir la presencia de China. Lo más dañino para nuestro país y el mundo sería el alza proteccionista de aranceles que puede desencadenar una guerra comercial extendida, perjudicial para un país abierto al mundo como Chile. En nuestra defensa tenemos el Tratado Bilateral de Libre Comercio y una red global de tratados semejantes”, analiza.
Pregunta. ¿Cuál es el impacto de un nuevo mandato de Trump sobre Chile?
Respuesta. Se podría revisar el programa de Visa Waiver, al cual pertenece Chile, en medio de este clima contrario a la inmigración y considerando las quejas de parlamentarios, especialmente republicanos, por ser aprovechado por algunos chilenos para el denominado ‘turismo delictual’. Además, Trump apoyaría fuertemente al presidente Javier Milei y a los intereses de Argentina, dada la sintonía política y cultural entre ambos, lo que no será indiferente para nuestro país. Chile quizás se verá presionado por su cercanía comercial y de inversiones con China, lo que ya ocurrió en el primer mandato de Trump.
P. ¿Podría ser más radical Trump en un segundo mandato?
R. Tendrá un poder extraordinariamente mayor. No solo ha ganado de manera contundente, sino que tendrá al Senado y probablemente a la Cámara de Representantes. Es decir, todo el Congreso a su favor. Y una Corte Suprema ampliamente favorable a él. Será una Administración Trump sin barreras. Hay que asumir esta realidad con pragmatismo y buscar una relación respetuosa, que atienda a los intereses nacionales de Chile.
P. Una posibilidad es un recrudecimiento de la disputa comercial entre EE UU y China.
R. Más que un impacto directo en la relación bilateral entre Estados Unidos y Chile —dada nuestra cercanía comercial y de inversiones con China— está vinculado con el contexto internacional, el que puede surgir con una imposición de aranceles, de la envergadura que promete Trump, a China, y eventualmente a la Unión Europea y a otros socios comerciales. Esto puede dar lugar a retaliaciones y una guerra comercial. Ese tipo de contexto es desfavorable para un país relativamente pequeño y abierto globalmente como Chile, que necesita un mundo más abierto al comercio, inversiones y respeto a las reglas. Pero tenemos una suerte de defensa: hemos construido una red de acuerdos bilaterales y multilaterales de libre comercio. Eso nos favorece.
P. A nivel político, ¿cómo influye que Trump vuelva a la Casa Blanca, su liderazgo, sobre todo en un momento que los distintos sectores políticos chilenos se alistan para unas presidenciales en 2025?
R. No hay que pensar que la situación de Estados Unidos es traspasable a lo que ocurre en Chile. Cada país tiene su historia, condicionantes y especificidades. Pero esto [el triunfo de Trump] puede alentar a los sectores más de la derecha conservadora en Chile, aunque hemos visto que esos actores perdieron espacio frente a la derecha tradicional en la elección municipal y regional del 26 y 27 de octubre.
P. ¿El progresismo chileno podría sacar alguna lección del resultado electoral de EE UU, dado que Trump avanzó en minorías y los demócratas parecen haber retrocedido?
R. Es necesario que la izquierda democrática tome muy en cuenta las necesidades concretas de la gente, con los pies bien firmes sobre la tierra. No basta hacer una campaña, por ejemplo, respecto a cuestiones tan importantes como los derechos de la mujer, al aborto o la importancia de la democracia; también hay que hablar a los intereses de las personas de a pie: las cuentas del supermercado, los costos de los arriendos y viviendas; cuestiones que movilizan al electorado frente a los desafíos diarios. Se debe tener una postura más moderada. Eso quizás faltó en la campaña del Partido Demócrata en Estados Unidos, además, teniendo en cuenta que hay una fractura social en ese país, que está marcada por los diplomas: educación universitaria versus los graduados de la educación secundaria.
Hay que prestar atención a los cambios en la economía global, a los trabajadores que nunca llegaron a la universidad y han cultivado un resentimiento contra los supuestos privilegios de la élite educada. Eso tiene que ser una lección para Chile.
P. El analista político Cristián Valdivieso escribió en X que la victoria de Trump pone cuesta arriba la opción de la expresidente Bachelet ante una posible postulación como secretaria general de Naciones Unidas y se pregunta si la izquierda chilena recuperó una candidata presidencial: ¿Qué cree usted?
R. No me pronunciaré sobre eso. Lo único que comentaría es que cualquier candidato a la secretaría general de la ONU tendrá que pensarlo dos veces, considerando la segunda administración de Donald Trump en la Casa Blanca y lo que significa EE.UU. en Naciones Unidas.
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