Rodrigo Topelberg, socio de los Sauer: playa, millones, un audio que escuchó todo Chile y una amistad que terminó mal
Aficionado a la coctelería, el tarot y a la serie ‘South Park’, el ingeniero es uno de los protagonistas del ‘caso Luis Hermosilla’, la trama que investiga la Fiscalía chilena luego de la filtración donde se reconocen pagos de sobornos a funcionarios públicos
El puzzle que intenta armar la Fiscalía en el complejo caso Luis Hermosilla tiene una pieza central: Rodrigo Topelberg. El socio de los hermanos Ariel y Daniel Sauer en la empresa de factoring Factop y en la corredora de bolsa STF habría sido uno de los primeros en tener acceso al polémico audio que dio a conocer el medio de comunicación Ciper el 14 de noviembre pasado. Es una conversación en la que el abogado Luis Hermosilla junto al empresario Daniel Sauer y la jurista Leonarda Villalobos urden un plan para pagar sobornos a funcionarios públicos del Servicio de Impuestos Internos (SII) y de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), ente regulador de los mercados financieros. Su filtración ha dado origen a un escándalo que remece a la opinión pública y cuyo contenido y sus consecuencias hoy investiga la Fiscalía y el Consejo de Defensa del Estado, el organismo que defiende jurídicamente los intereses de Chile.
La investigación con los días ha revelado que una de los tres asistentes a la reunión del 22 de junio, la abogada Leonarda Villalobos, habría enviado el audio a la mujer de Topelberg, Yael Speisky, de profesión abogada. Yael le habría prometido no compartirlo. Según reveló el medio La Tercera, la Fiscalía pudo acceder al origen de la filtración a través del teléfono móvil de Villalobos y corroborar que la grabación fue enviada a Speisky dos días después de la reunión.
Cercanos a Yael aseveran que entre ella y Villalobos no existiría ninguna relación cercana y que solo se habrían conocido cuando los problemas de Factop y la corredora STF empezaron a afectar a su marido. Sin embargo, Topelberg y Villalobos sí eran antiguos conocidos. En 2018, según reveló La Tercera, Villalobos intercedió por el empresario ante el SII para evitar el pago de un impuesto por la venta de una propiedad. Pero, según quienes conocieron la versión de Topelberg, la abogada le habría cobrado aunque la gestión no fue exitosa: el empresario tuvo que pagar el monto correspondiente al fiscalizador.
Una fortuna de unos 150 millones de dólares
Cuando la CMF inició su investigación a la corredora STF en marzo pasado, Villalobos y el influyente abogado Luis Hermosilla asumieron como los asesores tanto de los Sauer como de Topelberg, quienes actuaban en conjunto para evaluar los pasos a seguir en su defensa. Cuando empezaron a llegar las primeras querellas a Factop de parte de inversionistas que querían recuperar sus dineros invertidos en la empresa, los hermanos Sauer le pidieron a Topelberg que asumiera el control de daños para calmar los ánimos.
La situación se volvió insostenible. Topelberg respondía los llamados de los inversionistas preocupados por su dinero, pero los Sauer solo contestaban con evasivas, según la versión del primero. Fue ahí, dicen, cuando Rodrigo cayó en la cuenta de que lo estaban utilizando como garantía de que el clan Topelberg estaría detrás para responder frente a los problemas. Los Topelberg Kleinkopf –la familia de origen de él– son propietarios de una fortuna estimada en 150 millones de dólares, heredada de su abuelo León Kleinkopf, que durante las décadas de los 70 y 80 fue el representante en Chile de los camiones Scania y Mercedes Benz.
Fue entonces que Topelberg decidió seguir su propio camino legal y desmarcarse de sus socios. Fue un plan que significó romper la amistad de una vida con los Sauer, que hoy lo acusan de haber tomado el papel de víctima y de desentenderse de hechos de los que él sí habría tenido conocimiento.
La caja de Pandora se abrió el 3 de agosto cuando Topelberg presentó una querella contra sus socios. Ahí ventiló detalles de una trama que incluye facturas ideológicamente falsas por servicios que nunca se prestaron, operaciones fraudulentas para financiar a grupos económicos y muchos dólares de por medio. Asesorado por los abogados José Clemente Coz, en la parte civil, y Alejandro Awad y Miguel Schürmann, en lo penal, el gran temor de Topelberg y su nuevo equipo legal era que los Sauer se arrancaran del país.
De los desordenados y ‘cuicos’ de la clase
Topelberg y los Sauer se conocieron en Concón, un balneario de la Región de Valparaíso. Sus casas estaban al frente, pero hasta antes de la enseñanza media solo eran amigos de verano. Recién en primero medio, cuando tenían cerca de 14 años, Topelberg ingresó a estudiar al Instituto Hebreo y fue compañero de Daniel Sauer. Ambos eran del grupo de los desordenados del curso, aunque Sauer siempre fue más callado y taciturno. Les gustaba la fiesta y no tenían muy buen rendimiento escolar.
Coincidentemente, cuenta una persona que los conoció en esa época, todos en ese grupo venían de familias adineradas. Cuando tuvo que elegir qué electivos seguir para ver por dónde enfocar su carrera profesional, Topelberg escogió el área artística-tecnológica. “Estaba en el grupo de los más populares, era amigo de Sauer porque era del grupo de los cuicos [adinerados], pero Rodrigo [Topelberg] se llevaba bien con todos, era simpático, buen gallo [un buen tipo]”, cuenta alguien que los frecuentaba en aquellos tiempos.
Topelberg conoció a su esposa Yael en el cumpleaños de un compañero del colegio, primo de ella. Según detalló el medio La Segunda, fueron novios por cuatro años antes de casarse. Yael provenía de una familia de clase media del municipio de Ñuñoa y su padre, Salvador Speisky, era dueño de una mueblería en Independencia, una zona de comercio cercana al centro de Santiago. Al morir, Yael y sus hermanos decidieron invertir su herencia en Factop.
La empresa de factoring captaba dinero de inversionistas, la mayoría familiares y amigos, a los que les ofrecía un interés mensual de 1%, el que podían capitalizar o retirar. La familia de origen de Yael, los Speisky Rozenbaum, son hoy acreedores de la compañía con poco más de un millón de dólares. También lo son varias familias de la colonia judía, que desde que comenzaron a hacerse públicos los problemas en STF Corredora de Bolsa, presentaron sendas querellas para exigir su dinero de regreso.
Los Topelberg Speisky son parte de la comunidad judía en Chile. Hace pocos días, relata un amigo, celebraron el bar mitzva de su hija mayor al que asistió parte importante de la colonia.
Whisky y barbería
Los intereses de Topelberg son variados y curiosos. Luego de estudiar ingeniería en el Instituto de Formación Empresarial, IFE, quiso incursionar en el cine. Estudió algunos años, pero no llegó a terminar la carrera. En cambio, se dedicó a los negocios. En 2008 fue invitado por los Sauer a iniciar un factoring. Le pusieron Factop y Topelberg entró como accionista minoritario. Según los últimos registros, él y su familia tienen un 25% del negocio.
Topelberg era director de la firma de factoraje e iba regularmente a la oficina, donde tenía un escritorio en un espacio libre junto a los Sauer. Su rol era principalmente administrativo y operacional. Se preocupaba de que se pagaran los sueldos, pero también de que las plataformas tecnológicas y los computadores funcionaran correctamente.
En paralelo, inició una serie de negocios. Abrió la productora Stereo Free hace tres años para la organización de eventos y venta de artículos publicitarios. Una de sus principales actividades son talleres de coctelería, escuela de DJs, magia y tarot. Topelberg es tarotista, una afición que viene desde una tradición familiar de su madre, pero que practica por entretenimiento, solo entre amigos y como un juego. También le gusta la ropa, siempre está buscando prendas diferentes y especiales, y colecciona botellas de whisky y figuritas de Rick y Morty y de South Park, series de televisión estadounidense de animación para adolescentes y adultos. Es fanático de los cómics y la estética relacionada a ellos. Ha ido a la ComiCon, el evento que reúne a los fanáticos de esta cultura.
En su oficina tiene una silla de barbero. Es una afición que siempre tuvo, pero que perfeccionó en 2022 cuando tomó un curso en Le Moustache. En un video de Youtube aparece contando su experiencia como alumno de la academia donde realizó un curso intensivo de cinco días. Pero también abrió su propio negocio dedicado a esta actividad. Desde 2019 es socio de Juan Pablo Labbé y Andrés Erlandsen en The Barber Group, una de las cadenas de barberías más grande del país. El negocio aparece mencionado en el audio, porque entregó facturas a Factop. Pero también porque Leonarda Villalobos le consulta a Daniel Sauer si podrían obtener liquidez para ir pagando los sobornos y acreencias bancarias desde este negocio. “No es la idea a la barbería cobrarle los 300 (millones de pesos, unos 343 mil dólares)”, responde el empresario.
Relaciones quebradas con los barberos
Según cercanos a Topelberg, sus relaciones con Erlandsen –uno de sus socios. en The Barber Group– están quebradas. Erlandsen se querelló contra toda la familia Topelberg, además de los Sauer, por la emisión de facturas falsas con cargo a la sociedad Inversiones RAE, representada por Erlandsen. Lo que más le dolió a Topelberg, comentan quienes han conversado con él, es que en la querella incluyó a Andrea Topelberg, su hermana que falleció en 2021 y con la que eran muy cercanos.
Pero se trata de una de las tantas causas que protagoniza Topelberg. Aunque ha tratado de desmarcarse de la gestión de los Sauer, son varias las empresas y personas acreedoras de Factop que han presentado querellas penales y demandas civiles en su contra. Topelberg fue varias veces aval de las operaciones de Factop y, como tal, firmaba pagarés. Sin embargo, desde el equipo legal de Topelberg, explican que al menos tres de esos documentos fueron entregados con la firma falsificada de su cliente. Es una causa que ya suma varios capítulos entre el empresario y LarrainVial, uno de los principales bancos de inversiones chileno; Consorcio Financiero y la gestora de inversiones británica Advance Global Capital (AGC).
A los directorios de esas tres empresas Topelberg les envió una carta personalmente advirtiéndoles de los riesgos de perseguir los pagos de deudas con documentos falsificados. En ellas, les alerta que bajo la nueva Ley de Delitos Económicos, que entró a regir el 17 de agosto pasado en Chile, podrían acarrear “severas consecuencias”, según detalló La Tercera.
Pero lo que más preocupa al empresario, dicen sus cercanos, son los daños que pueda ocasionar a su familia, sobre todo a sus tres hijos. “Lo que más le importa es que sus hijos estén bien. Ha sido difícil explicarles qué es lo que ha pasado, que ya no van a ver más al tío Daniel [Sauer] ni ir más a la barbería”, dice una de las personas de su entorno.
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