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Robo en el ministerio de Giorgio Jackson: el Estado chileno se querella en contra de ‘Negro Chico’ y su abuela

La noche del 19 de julio, Miguel Apablaza, un delincuente de 24 años, hizo una llamada desde la cárcel y se hizo pasar por el ministro de Desarrollo Social del presidente Boric

Ana María Sanhueza
Miguel Ángel Apablaza Suárez
Miguel Ángel Apablaza Suárez

El Consejo del Estado, (CDE), organismo que representa en Chile los intereses del Fisco, ha presentado una querella criminal en contra de Miguel Ángel Apablaza, conocido como Negro chico, y su abuela Elena Rojas Crespo. Ambos son hasta ahora son los únicos imputados por la Fiscalía por el robo de 23 computadores, que ya fueron hallados, y una caja fuerte, que todavía no aparece, el 19 de julio pasado desde el ministerio de Desarrollo Social y de Familia que encabeza Giorgio Jackson, el principal aliado del presidente de izquierdas Gabriel Boric.

Según la indagatoria de la Fiscalía, Apablaza, de 24 años, y quien se encuentra privado de libertad en una cárcel de Santiago, la capital de Chile, suplantó a Jackson a través un llamado telefónico realizado a los guardias del ministerio y les señaló que unos supuestos sobrinos del secretario de Estado irían a fumigar el edificio. Sin embargo, quienes finalmente llegaron hasta la repartición fueron tres hombres -que aún no son identificados- vestidos con overoles blancos, que sustrajeron los ordenadores y la caja fuerte, concretando el robo con el llamado cuento del tío. Por ella la querella del CDE va dirigida, además, en contra de todos los que resulten responsables.

Apablaza ha sido sindicado como autor el delito consumado de robo, mientras que su abuela Elena Rojas, de 60 años, como receptora de artículos robados. La mujer se encuentra con arresto domiciliario luego ser formalizada junto a su nieto el 21 de julio.

El robo al ministerio de Desarrollo Social ha provocado una crisis política en Chile, que ha enfrentado al oficialismo del presidente Boric con el partido de la derecha tradicional, la Unión Demócrata Independiente (UDI), que ha decidido romper relaciones con el Gobierno si Jackson no sale del Gabinete. La oposición le achaca a Jackson que Revolución Democrática (RD), la colectividad de la es líder y fundador, sea uno de los protagonistas principales de Caso Convenios, el escándalo por el traspaso de millonarios fondos del Estado a fundaciones sin fines de lucro que investiga la Fiscalía. Fue en el contexto de esta trama que se produjo el robo. El mandatario, en tanto, ha calificado como “inaceptables” las presiones.

La semana pasada, la Cámara de Diputados de Chile aprobó un proyecto de ley, que ahora pasó al Senado, que tipifica como delito la tenencia de teléfonos móviles y chips al interior de las cárceles. Solo el primer semestre de 2023, según ha reportado Gendarmería, en distintos allanamientos ha sido incautados 14.588 celulares. La mayoría son lanzados desde el exterior, como por ejemplo, dentro de pelotas.

“Hola. Soy Giorgio Jackson”

De acuerdo con lo que ha establecido la Fiscalía chilena hasta ahora, el robo de los ordenadores fue una operación que duró tres horas, entre las 20.30 y las 23.30 del 19 de julio. Mientras el Negro chico estaba en la cárcel de Puente Alto, en la zona sur de Santiago, los otros tres delincuentes, que trabajaban en conjunto con él, transitaron libremente por el edificio del ministerio de Desarrollo Social, ubicado en un céntrico sector de la ciudad. Es un hecho que dejó en evidencia la facilidad para violar la seguridad de algunas de las reparticiones públicas chilenas, pues luego se produjeron otro varios robos.

Uno de los llamados esa noche fue a la recepción del ministerio, cuando uno los empleados escuchó, del otro lado de la línea, que alguien le dijo: “Hola, soy Giorgio Jackson y sufrí un accidente”, y le informó que había tenido un accidente en la zona sur de Santiago de Chile, en el municipio de San Bernardo, por lo que necesitaba que le ayudaran con una grúa para que fuera a buscar su automóvil.

Luego, el supuesto ministro le dijo al trabajador que no quería que su esposa -Jackson no está casado- supiera lo que le ocurría, por lo que mejor se comunicaran por un llamado al teléfono móvil vía WhatsApp. Fue entonces en que, a través de ese método, por una videollamada, lideró la operación delictiva que impactó de lleno en la política chilena.

Sobre la firma

Ana María Sanhueza
Es periodista de EL PAÍS en Chile, especializada en justicia y derechos humanos. Ha trabajado en los principales medios locales, entre ellos revista 'Qué Pasa', 'La Tercera' y 'The Clinic', donde fue editora. Es coautora del libro 'Spiniak y los demonios de la Plaza de Armas' y de 'Los archivos del cardenal', 1 y 2.

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