_
_
_
_
_

La emergencia que puede esperar

La Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona reconocen la situación de crisis climática pero no aprueban medidas inmediatas

Miembros de Fridays For Future en un campamento de verano para preparar el nuevo curso.
Miembros de Fridays For Future en un campamento de verano para preparar el nuevo curso.ALBERT ALEMANY
Mar Rocabert Maltas

Es difícil entender que una emergencia no vaya acompañada de una reacción inmediata. Pero parece que los gobiernos banalizan la palabra y han declarado la emergencia climática obviando los planes de aplicación inmediata. La Generalitat lo hizo el pasado 14 de mayo, sin presentar medidas concretas para abordarla. El Ayuntamiento de Barcelona lo hará en diferido, a principios de 2020, cuando pondrá en marcha sus primeras acciones para reducir la contaminación.

La declaración de emergencia climática es el primer paso para responder a la situación de crisis por el calentamiento global del planeta. Diferentes instituciones y gobiernos la han declarado en algunos países, empujados por la comunidad científica, las organizaciones ecologistas y los movimientos juveniles en defensa de su futuro. En Cataluña, estos grupos son muy críticos con la respuesta de las administraciones.

Más información
El #FridaysForFuture llega a Barcelona
Las protestas del Fridays For Future piden en 30 ciudades españoles que los políticos admitan la “emergencia climática”

Según el consejero de Territorio y Sostenibilidad, Damià Calvet, el Govern está respondiendo a la declaración de emergencia climática porque es “un toque de atención ante una constatación científica”. Eso sí, reconoce a este diario que “hay que acelerar las medidas de la Ley catalana de cambio climático y los planes relacionados con la transición energética, la descarbonización de la movilidad y la economía circular”.

En cuanto a la transición energética, Calvet afirma que están “acelerando la estrategia, dando un impulso a las energías renovables”. El primer paso será derogar el decreto de 2009 que ordena la implantación de las renovables, pero a la práctica es un corsé. La energía fotovoltaica y la eólica son las que tienen más proyección. Pero, a su parecer, la eólica se enfrenta con un “condicionante de las políticas de paisaje”.

Campamento de Fridays For Future

Los jóvenes que durante el pasado curso han secundado las huelgas del movimiento internacional Fridays For Future en Cataluña han organizado un campamento de verano para afrontar organizados el regreso a las aulas. Aitor Urruticoechea, portavoz del colectivo, explica que este encuentro, del 8 al 11 de agosto en Mas Les Vinyes, en Sant Martí d'Albars (Osona), busca trabajar la cooperación y la cohesión interna de los diferentes grupos que están moviendo las protestas juveniles para pedir a los políticos que reaccionen ante la emergencia climática.

“Queremos crear unas guías generales, poner en común el trabajo hecho, compartir estrategias, trabajar en formaciones y herramientas de comunicación”, cuenta. También servirá para encarar la huelga mundial por el clima del próximo 27 de septiembre con más “fuerza conjunta”.

Calvet lamenta que el Tribunal Constitucional haya tumbado algunos artículos de la norma de cambio climático, de 2017. “Pedimos a la ministra de Transición Ecológica que retirara el recurso”, interpuesto por el PP. Pero no lo hizo. “Habría sido un gesto importante, nos ha caído como un jarrón de agua fría”, dice. El TC niega la posibilidad a las autonomías de fijar objetivos propios de reducciones pues considera que es una competencia estatal.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Aun así, el director general del Institut Català del Energia (ICAEN), Manel Torrent, asegura que se puede seguir trabajando. “La sentencia del TC es dura y va en la línea de limitar todo lo que son los objetivos de renovables, de cierre de nucleares, de eficiencia energética, porque entiende que Europa obliga a legislar a los estados y dice que las autonomías no pueden autoexigirse”. De modo que se puede seguir trabajando pero sin fijar objetivos.

La contaminación es uno de los caballos de batalla. La Zona de Bajas Emisiones (ZBE), demarcada por las Rondas y en la que no pueden entrar los coches más contaminantes, entrará en vigor en enero de 2020. Con esta medida la autoridad metropolitana espera reducir la polución para cumplir con las exigencias de la Comisión Europea, que ha denunciado a la capital catalana, igual que a Madrid, ante el Tribunal de Justicia de la UE.

Calvet dice que existe coordinación entre administraciones y una muestra es la Taula per la Qualitat de l’Aire de Barcelona. Añade que su consejería estuvo presente en la Taula de l'Emergència Climàtica que ha puesto en marcha el gobierno de Ada Colau. El Ayuntamiento ha optado por una estrategia diferente de la Generalitat. Reconoce la situación de crisis climática, pero tiene previsto hacer oficial la declaración de emergencia en enero de 2020. Aunque la primera es la ZBE, Colau no descarta implantar un peaje urbano.

El consejero no ve claro aplicar peajes. “Somos partidarios del sistema viñeta” y “las bonificaciones para los vehículos de alta ocupación”, apunta. “La entrada en vigencia de la ZBE cambiará la movilidad. Tenemos que observar qué impacto tiene. Veremos si es necesario establecer algún tipo de peaje”, añade. El conseller también recuerda que hay un proyecto de electrificación del puerto de Barcelona.

Críticas de los ecologistas

Los activistas, por su parte, son muy críticos con la Generalitat. Jaume Osete, portavoz de Rebel·lió o Extinció, afirma que “claramente no está actuando” de forma coherente. “Los mensajes son absolutamente contradictorios. Al mismo tiempo que dicen que se ha declarado una emergencia climática se continúan lanzando mensajes a favor de la ampliación del puerto, del aeropuerto y de la C32, por ejemplo”. Según este grupo, “es imposible” solucionar el problema sin más cambios en la manera de vivir y mantiene que no es solo un tema ecológico, sino de “salud de las personas”. “Tenemos que concebir la movilidad y la manera de vivir de una forma muy diferente. Y sin perjudicar a las clases más desfavorecidas”, zanja.

Sobre la estrategia del Ayuntamiento es más prudente. Aunque cree que las medidas son insuficientes, valora “el proceso participativo” que ha puesto en marcha el consistorio. “La ZBE está bien, pero hacen falta muchas más. Damos la bienvenida al mensaje de Colau sobre el puerto y el aeropuerto pero esperamos que no se quede solo en el mensaje”. Colau ha sido la primera dirigente en señalar la finitud de la ciudad en cuanto al crecimiento de estas infraestructuras.

Refuerza la idea de que los mensajes del Ayuntamiento son algo más coherentes el portavoz de Fridays For Future, Aitor Urruticoechea. “Vemos con buenos ojos las mesas de trabajo y estamos a la espera de cómo siguen”, pero recuerda que en la primera reunión presentaron un documento conjunto de grupos ecologistas y activistas que, además del peaje anticontaminación, incluye detener la expansión de las infraestructuras fósiles, incrementar las energías renovables, políticas de residuo cero, la soberanía alimentaria, asegurar que las finanzas municipales no apoyan energías fósiles e implementar una política de comunicación y sensibilización sobre la emergencia climática.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Mar Rocabert Maltas
Es periodista de tendencias y cultura en la redacción de Cataluña y se encarga de la edición digital del Quadern. Antes de llegar a EL PAÍS, trabajó en la Agència Catalana de Notícies. Vive en Barcelona y es licenciada en Periodismo por la Universitat Pompeu Fabra.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_