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Los cortes al tráfico privado en Gran Vía comenzarán el 1 de diciembre

El Ayuntamiento instalará vallas de hormigón que estarán colocadas hasta el 7 de enero

F. Javier Barroso
Primer día de cortes en la Gran Vía el 3 de diciembre de 2016.
Primer día de cortes en la Gran Vía el 3 de diciembre de 2016.carlos rosillo
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El Ayuntamiento de Madrid va a reducir de forma drástica la circulación de una de las principales arterias de la ciudad a partir del 1 de diciembre. El plan de Navidad de la Gran Vía —aprobado en una reunión a tres bandas entre Movilidad, Seguridad y Policía Municipal— incluye la reducción del tráfico privado hasta el 7 de enero, incluidos fines de semana y festivos. Los no residentes solo dispondrán de un carril por sentido durante todo este periodo, si se exceptúan las 28 jornadas —de un total de 38— en las que el cierre será total para ellos: únicamente podrán circular los vehículos autorizados.

El plan se adelanta este año a los puentes de la Constitución y de la Concepción, lo que supone que la Gran Vía sufrirá limitaciones de circulación y de capacidad de vehículos al menos 38 días. Los días de restricción de tráfico solo podrán circular, como ya ocurrió el año pasado, los autobuses de la EMT y turísticos, los taxis, los vehículos de transporte colectivo de viajeros (VTC), los servicios de emergencia, las unidades móviles de radios y televisiones, las motocicletas y los residentes, entre otros. Los camiones de carga y descarga tendrán en principio un horario de 23.00 a 11.00. También se permitirá el paso de los vehículos de las personas que se alojen en los hoteles de esta calle.

Los coches que quieran acceder a los aparcamientos subterráneos de la zona también podrán pasar los cierres que establecerán de manera conjunta la Policía Municipal y los agentes de Movilidad. Eso sí, hasta que estén completos o estos funcionarios reciban la información de que se están llenando. En concreto, se habilitarán ocho puntos en todo el tramo de la Gran Vía. El año pasado, los más problemáticos fueron los de entrada desde la plaza de España y los de la calle de Alcalá, en Cibeles.

A partir de la tarde del 1 de diciembre, se reducirán los tres carriles por sentido a dos. En esta ocasión, la separación física entre la zona peatonal y la calzada se hará con bloques de hormigón denominado New Jersey. Se llaman así porque fue en esta ciudad estadounidense en la que se utilizaron por primera vez. Esa es la principal diferencia con respecto a la edición anterior. En 2016, se instalaban vallas metálicas azules en zigzag, que se retiraban cuando terminaba el fin de semana o el festivo, con el consiguiente trabajo de los empleados municipales.

Las New Jersey necesitan al menos cuatro jornadas de instalación, por su alto peso (entre 1.100 y 1.400 kilos, según el modelo), dado que precisan de grúas y varios operarios que las coloquen. Además, el Ayuntamiento tiene previsto adquirir estos bloques para poder utilizarlos en otros actos en los que haya gran concurrencia de público y sea necesario cerrar la circulación viaria, como la cabalgata de Reyes.

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Existía la posibilidad de haber adquirido un modelo que se llena de agua y arena, lo que permite una instalación más rápida, pero el Ayuntamiento ha optado por los más pesados. Fuentes municipales recuerdan además que España se encuentra en el nivel 4 de alerta antiterrorista, por lo que este material se puede aprovechar en otras ocasiones. “Habrá que actuar con mucho cuidado porque se puede generar un colapso general en toda la ciudad. La Gran Vía es muy importante y tiene un número muy alto de ocupación de vehículos como para cortarla así y durante tanto tiempo”, reconocen fuentes municipales.

La instalación de los New Jersey supondrá que la Gran Vía quedará sin el tercer carril hasta el 7 de enero. Como mínimo. Su colocación irá acompañada de la retirada de las tradicionales vallas metálicas de acero con pasamanos que ahora separan las aceras de la calzada. Fuentes municipales no descartan, incluso, que la retirada de estas vallas sea definitiva. Entre febrero y marzo está previsto que comiencen las obras de reforma de la Gran Vía, que eliminarán de manera permanente parte de la calzada y ampliarán las aceras.

Falta de personal

Uno de los principales problemas de este cierre es que requiere un número muy alto de policías y agentes de movilidad desplegados por todo el tramo de la Gran Vía y repartidos en varios turnos. A eso se une que los cortes se producen a finales del año, cuando muchos funcionarios cogen vacaciones o el Ayuntamiento ya ha agotado las jornadas extra posibles de los policías.

Los cortes produjeron el año pasado numerosos problemas de circulación, con atascos kilométricos, sobre todo, durante los primeros días de puesta en marcha. Los comerciantes y hosteleros de la zona se quejaron de que muchas personas optaron por no acudir al centro y se marcharon a hacer las compras navideñas a establecimientos de otras zonas en las que podían aparcar con mayor facilidad.

Ocho controles y 36 aparcamientos

La Gran Vía tiene 1,36 kilómetros de longitud. Construida a principios del siglo XX, es una de las vías de comunicación más importantes al unir el eje formado por Prado-Recoletos-Castellana con la plaza de España, la cuesta de San Vicente (y su salida a la autovía de Extremadura) y la calle de la Princesa.

La amplitud de las calzadas oscila entre los 25 y los 35 metros. El Ayuntamiento tuvo que instalar en 2016 ocho puntos de corte para controlar los accesos a la zona más céntrica: plaza de España, calle Mayor, plaza de San Francisco el Grande, glorieta de Puerta de Toledo, Atocha, plaza de Neptuno, la plaza de la Independencia (Puerta de Alcalá) y Cibeles.

El interior de esta gran zona incluye 36 aparcamientos, entre públicos y privados. El acceso a los mismos será libre, tras informar a los agentes encargados de los filtros. Eso sí, hasta que se llenen o hasta que estén a punto de colapsarse. Solo en los alrededores de la Gran Vía hay cuatro estacionamientos. A estos se unen otros que están ya fuera de esta calle, como los de la plaza de los Mostenses, Pedro Zerolo (antigua Vázquez de Mella) y Luna, cuyo acceso también es complicado cuando se corta esta vía.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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