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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Juerga en una noche de verano

Adrià Aubert se ha entregado en su adaptación de 'El sueño de una noche de verano' de Shakespeare de La Seca Espai Brossa

¿Quién no se apunta a la fiesta cuando te invitan a una boda de alto copete? Supongamos que es el casorio de la reina Hipólita y el duque Teseo. Además, por ahí andan cuatro jóvenes con sus tragedias postadolescentes de desamores, trajina un grupo de simpáticos y rústicos incompetentes con el work-in-progress de su función de teatro; un rey y una reina de las hadas van a la greña por un adorable paje, y un duende travieso y librepensador la lía parda. ¿Quién no se adentra en un bosque sin leyes acompañado por un revuelo de hadas? No es Arden, pero aquí —en la espesura de una Atenas imaginaria— funcionan las pócimas de amor y andan cabezas de burro.

Adrià Aubert se ha entregado del todo a esta golosa tentación en su adaptación de El sueño de una noche de verano de Shakespeare. También confiesa que ha entendido y aceptado el lado oscuro de un texto que disuelve el amor y la fidelidad en un cáliz de cicuta. Pero de este peligroso brebaje sólo se ha mojado los labios con cuidado. Este es el momento de disfrutar de la comedia, de poner todos los acentos de la puesta en escena sobre las máscaras más risueñas. Que suene la música —obligada en un proyecto de Pirates— y empiece el desenfreno. Empieza, en realidad, una función que invita a los fools a hacerse con el escenario. Primero hay que mejorar la elección del texto a representar. Salen Píramo y Tisbe y entran Romeo y Julieta —tanto monta, monta tanto en su infortunio— y a partir de este nuevo juego shakespeariano la compañía se mete en una hilarante caricatura de la vida secreta de los cómicos, del talento necesario para salir vivo de la modernidad. Una verbena de guiños al pequeño reino del teatro barcelonés liderado por un generoso Ricard Farré (Nick Bottom-Modest).

El somni d’una nit d’estiu

De William Shakepeare. Dirección: Adrià Aubert. Intérpretes: Laura Aubert, Núria Cuyàs, Ricard Farré, Ariadna Pastor, Laura Pau, Lluna Pindado y Àlvar Triay. La Seca Espai Brossa, 26 de mayo.

Quedan algo perjudicados nobles, enamorados y seres sobrenaturales por esta apuesta decidida por la Liberalia ancestral, aunque la presencia de unas hadas sacadas de una piscina coloreada de Esther Williams, después de pasar por una granja avícola, es una imagen vivificante. Titania —Lluna Pindado vestida de Dior— y Oberón —Àlvar Tiay vestido de petimetre op-art— forman una agradable pareja de alta comedia. Puck también sale bien vestido: Laura Aubert preparada para acompañar a Barbara Bach a una party de James Bond. Un inesperado giro estético y de edad que aleja al personaje de la asexualidad del duende. Se esfumó Guillermo el Travieso. Es un Puck adulto, una conseguidora de la comedia dell’arte un punto inquietante. Madurez que Aubert casi siempre controla, aunque se permite alguna travesura del carácter que fue.

Lo que sí que se ha evaporado del todo es la magia. Este sueño prescinde alegremente de ella para quedarse con la felicidad terrenal de la juerga.

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