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Una canción de 24 horas

Javier Corcobado presenta su proyecto artístico definitivo con ‘Pequeño preludio (inmortal)’, un adelanto de su disco ‘Canción de amor de un día’

Javier Corcobado, fotografiado en Madrid esta semana.
Javier Corcobado, fotografiado en Madrid esta semana.Cristóbal Manuel

“La idea, tal y como la escribí en mi diario en 2001, era una canción que empezara a las 9 de la mañana y acabara a esa misma hora del día siguiente”, explica Javier Corcobado, el más puro artista de culto de la música española, un hombre que ha hecho del ansia exploratoria su motor y que no se arredra ni ante un proyecto tan aparentemente quimérico como el de Canción de amor de un día. Porque además de la parte musical (24 horas de canción continua repartidas en 100 temas), lleva aparejada una dimensión escénica y de videocreación.

El Duque del Ruido

El músico y escritor Javier Corcobado nació en Fráncfort (Alemania), en julio de 1963. Hijo de emigrantes españoles, aunque criado en Madrid, se inició en la música y la escritura en los ochenta.

Tras pasar por varios grupos alternativos, se inició en solitario con el disco Agrio beso, donde es patente su gusto por la experimentación y las vanguardias. A Corcobado se le conoce como el Duque del Ruido, un creador underground de culto en España y el otro lado del Atlántico.

El origen lo data Corcobado a principios de siglo y comenzó a trabajar en ello en 2004, pero la génesis viene de mucho más atrás: “Surge de la ingenuidad de mi niñez. Siempre iba al colegio tarareando música, melodías que me iban saliendo. Como era muy ingenuo no reparaba en los formatos y pensaba en canciones que podrían durar un mes o una semana. En el 2004 recuperé esa esencia infantil, por un error en un CD, que se repetía”, cuenta este madrileño nacido en Fráncfort (Alemania) en 1963, que lleva interesado desde hace tiempo en las canciones extensas: en 1993, en su disco Ritmo de sangre, un solo tema ocupaba toda la cara A del vinilo y el último surco estaba cerrado, haciendo que se repitiera en bucle. “Estoy muy metido en canciones de 30 minutos, se me hacen cortas, como de 5 minutos”, señala: “El efecto de una larga escucha es muy bueno, yo lo he experimentado, aunque sin llegar a las 24 horas. La música te transporta a lugares sensitivos maravillosos. Incómodos, a veces, pero otras veces muy placenteros”.

Corcobado no está solo en esto. El director teatral Juan Navarro se ocupa de la parte escénica, ya hay varios videocreadores implicados y la nómina de artistas que han colaborado en la composición del día entero de música se acerca a los 50, incluyendo a Aviador Dro, Vetusta Morla, Manuel Alejandro o Juan Valderrama. Fino Oyonarte, bajista de Los Enemigos y amigo desde hace años de Corcobado, colabora con sus grupos Clovis y Los Eterno. “Es una aventura que lleva mucho tiempo desarrollando”, indica Oyonarte: “Javier siempre tiene ideas muy personales, y esta puede ser su obra definitiva, algo que está haciendo con mucha pasión, por amor al arte y como experimento con el que romper las estructuras del tiempo”.

Pequeño preludio (inmortal), que se representa hoy en la sala Berlanga con el apoyo de la SGAE, es un avance teatral (“habrá pocas canciones”, avisa Corcobado) de solo dos horas creado por Navarro, que ha hecho un extracto de la novela escrita por Javier Corcobado como esqueleto conceptual, un texto que cuenta un día en la vida cotidiana de alguien —él mismo—, y que partió en 100 para que cada uno de los “párrafos” sirviera de inspiración a los músicos a los que ha pedido colaboración. Cuando las 24 horas de música estén ensambladas, se colgarán en una web para ser descargadas gratuitamente, aunque Corcobado tiene una idea aún más ambiciosa: “Me ilusiona crear un reproductor específico, en el que solo quepa esto, que sea de un diseño especial, estoy trabajando en ello con mi hermano”.

En tiempos de pertinaz sequía presupuestaria para la cultura es imposible saber si Canción de amor de un día podrá representarse tal y como su creador pretende (idealmente “cerca del Polo Norte, a lo largo de 24 horas de luz”), pero Corcobado lo sabe y se lo toma con paciencia: “Esperemos que en los próximos dos o tres años consigamos hacer el concierto de 24 horas con todos los que han participado, estamos buscando patrocinio”, cuenta Corcobado. “Queremos transgredir en el tiempo, y nadie arriesga en cultura y menos de esta índole”, advierte Navarro, tan entusiasmado como consciente de la dificultad de llevar Canción de amor... a cabo: “Esto es un trabajo de experimentación, y sin experimentación la cultura está muerta”.

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¿Alguien será capaz de mantener la concentración durante 24 horas para escucharlo todo seguido? “Estoy seguro de que habrá gente que quiera experimentarlo”, opina Corcobado: “Todavía no sé muy bien qué puede provocar. Es como un viaje de exploración geográfica, que no sabes dónde ni cómo va a acabar”.

Pequeño preludio (inmortal) se representa hoy a las 22.00 en la sala Berlanga (calle de Andrés Mellado, 53). Las entradas cuestan 3,90 euros.

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