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EXTERIOR / DÍA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Nuestra Virgen negra

Esta tarde, el Orfeón le cantará a la Virgen y puede ser uno de los sitios a los que ir

Todo comenzó a los pies de una virgen. Así cuentan que empezó la historia de un gran decorador de interiores, algunos le llaman Kire, experto en arte, maravilloso pintor y amante de cambiar las cosas de sitio. Nuestro amigo se despertó una mañana en la cama con un fuerte dolor en el costado. O intentó levantarse y un pinchazo le hizo caer al suelo, inconsciente. Sus ojos, antes de nublarse, pudieron ver la silueta de una Virgen en el centro de la habitación, una imagen de madera tallada que podría ser la nuestra, de 40 centímetros y con el niño Jesús llevándose la mano a la boca, como las imágenes de Donatello.

Esta podría ser la historia de la talla que se encuentra en Santa María del Coro, con un pasado lleno de peripecias, peristas, museos, amigos de lo ajeno, navegantes italianos, pero no es así. La nuestra no es tan antigua como para valer mucho en el mercado negro.

Esta tarde, el Orfeón Donostiarra le cantará y puede ser uno de los sitios a los que ir hoy. Otra opción para esta tarde, si tienes peques o eres uno grande, es desempolvar tu sable láser e ir a las clases del maestro Igor Otaegui.

Hablando en código jedi, qué bien le sentaría a más de un dirigente un traje negro con escafandra y una Estrella de la muerte en la que vivir para intentar esclavizar a la galaxia, y así quitarnos los trajes que distraen.

Siempre que he conocido a alguien que ha estado en el talego me ha dicho que no había ningún rico como compañero, y eso da para una charla entre amigos de lo conspirativo.

Esta noche veré los fuegos por la tele y me acordaré al verlos explotar cuando íbamos con mi tío en su barco y desde la bahía alucinaba. Veo fuegos y el recuerdo del barco me asalta, como podría ocurrir con nuestra basílica en alguna futura película que alguien rodara. En alguna de las líneas temporales que existen nuestro aventurero Kire podría cambiar de sitio la Virgen del Coro, justificándose moralmente en que, al ser él católico y la iglesia de todos sus fieles, solo cambia y decora otro lugar, una vez restaurada la pieza.

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