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Zoido intenta mitigar las reticencias internas en vísperas del congreso

El futuro presidente del PP recorre las provincias para asegurarse un apoyo cerrado

Sebastián Pérez pide un aplauso para Zoido en la junta directiva de Granada.
Sebastián Pérez pide un aplauso para Zoido en la junta directiva de Granada.MIGUEL ÁNGEL MOLINA (EFE)

Juan Ignacio Zoido quiere llegar al 13º congreso del PP andaluz que comienza este viernes en Granada con el apoyo cerrado de su organización. Para mitigar las reticencias internas que surgieron al ser propuesto como candidato único desde las direcciones andaluza y nacional —sin que al resto de los dirigentes con aspiraciones les diera apenas tiempo de construir una alternativa—, el futuro presidente de los populares andaluces está visitando las provincias y celebrando encuentros con las juntas directivas del PP y las instituciones que gobiernan. Este martes lo hizo en Granada y Almería.

Intenta empezar con buen pie y pasar página del enfado que causó en las organizaciones territoriales el comunicado de adhesión a su persona que forzó Javier Arenas a los dos días de anunciar que se iba. Supuestamente salió de manera espontánea de la unanimidad de los presidentes provinciales, pero en realidad fue cocinado en la sede de San Fernando con el propósito de deshacer de un tirón la maraña de intrigas que no hacía más que engordar ante el desconcierto y el vacío de poder. Además, Zoido va a cambiar los estatutos y adelgazar el organigrama para que crezca el papel de los representantes municipales, un gesto que persigue también atenuar el malestar que despierta en el resto de Andalucía su plena identificación con Sevilla, de la que es alcalde (y piensa seguir siéndolo).

En definitiva, una primorosa secuencia de guiños para ganarse la confianza del conjunto del partido. La certeza de que el nombre de Zoido emana directamente de la sede de Génova y de La Moncloa ya había hecho las veces de bálsamo y detenido en seco las tentaciones de remover equilibrios. Y conforme se acerca el congreso, desde las organizaciones territoriales únicamente han salido cálidas expresiones de adhesión y conformidad.

Es cierto que persiste cierta sensación de incomodidad, sobre todo en Málaga, quizás donde históricamente chirría más la concentración del poder en Sevilla. Pero tal desagrado se sitúa en la esfera de las murmuraciones. Ni siquiera el alcalde de la ciudad, el siempre autónomo Francisco de la Torre, ha vuelto a pronunciar una palabra de fastidio por el sevillanismo de Zoido, una vez que su próxima presidencia del partido se ha hecho carne. Con la bendición del mismísimo Mariano Rajoy, que viajó a Sevilla la semana pasada para dejar constancia. En un primer momento, De la Torre deslizó su preocupación por el poco tiempo que tendría Zoido para atender la multiplicidad de cargos. Luego cambió el paso. Tampoco se ha escuchado en los últimos días nada en contra de boca del presidente de Málaga, Elías Bendodo, que precisamente este miércoles presenta en Sevilla la ponencia ideológica que debatirá el congreso. Otra muestra del juego que se le quiere dar a los líderes provinciales en la nueva etapa.

Según varias fuentes, la elección de José Luis Sanz, senador y alcalde de Tomares, como secretario general, lejos de acrecentar el resquemor por la indigestión de sevillanos, ha tenido el efecto contrario. Sanz es visto como un hombre de partido que conoce a fondo la organización. De hecho, es quien primero se dirigió a los territorios para trenzar la red de apoyos a Zoido. También funciona a su favor la distancia que le separa de su predecesor, Antonio Sanz, con quien la mayor parte de los presidentes provinciales apenas tienen sintonía. Las citadas fuentes aseguran que entre los dirigentes y cargos municipales ha gustado mucho la reforma de la estructura, en la que ganan peso no solo por ser piezas fundamentales del armazón de la presidencia de Zoido, también por la notable poda de puestos decorativos de la era de Javier Arenas: 10 vicepresidentes, la vicesecretaría general y la portavocía.

Que el 13º congreso de Granada se presente como un trámite carente de conflictos de fuste no quiere decir que vaya a ser un dechado de entusiasmo. La expectación en mínima, y entre los militantes existe la convicción de que su desenlace será poco más que un colofón artificial —plagado de interrogantes— al hiperliderazgo de Javier Arenas en Andalucía durante casi dos décadas. Una especie de cierre en falso forzado por lo extrema debilidad del momento económico y la premura con que se ha planteado el relevo.

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A esto hay que añadir la falta de emoción de un congreso en el que todo está ya atado, una circunstancia que no es nueva: es tradición en el PP asistir a los días del evento solo para aclamar la nueva cúpula y homenajear con variados actos a los que se van. Por cierto, que Zoido anunció el martes en Granada que Arenas, el protagonista indiscutible de los agasajos que se prevén, será erigido presidente de honor del PP andaluz, aunque ya lo es. Fue distinguido con este título en 1999, cuando dejó formalmente las riendas del partido a Teófila Martínez, alcaldesa de Cádiz, pese a que mantuvo el mando oficioso desde Madrid Cuando regresó en 2004 compaginó ambas funciones.

En su batida del martes el virtual presidente del PP tendió lazos con las organizaciones de Granada y Almería, que no escatimaron elogios y palabras de apoyo. Hoy estará en Córdoba y la semana pasada acudió a Cádiz y Jaén, con igual resultado. El presidente del congreso será el líder de la organización anfitriona, Sebastián Pérez, también presidente de la Diputación.

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