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Dos gasolineras en la fiscalía

Investigadas dos estaciones de servicio de Santa Perpètua y Montmeló por sendos vertidos Las fugas han contaminado el subsuelo y varios acuíferos

Gasolinera de Repsol en Montmeló, causante de uno de los vertidos.
Gasolinera de Repsol en Montmeló, causante de uno de los vertidos.TEJEDERAS

La fiscalía investiga en Cataluña dos vertidos causados por sendas gasolineras en Santa Perpètua de Mogoda y Montmeló, que han causado importantes contaminaciones del subsuelo y acuíferos. El color del agua y el olor que provenía de los pozos, cada día más molesto, fue el que alertó hace poco más de un año del más importante de ellos, el de Santa Perpètua. El incidente ocurrió en marzo de 2011, cuando la petrolera BP inició unas obras de reparación en la gasolinera del Pont Vell y agujereó por accidente una de las cañerías. El vertido, de cerca de 9.000 litros de gasolina, se extendió a lo largo de medio kilómetro por el subsuelo. Poco después se observó que también había alcanzado algunos pozos del acuífero de la Cubeta de la Llagosta, paralelo a la Riera de Caldes.

El fuerte olor a disolvente (propio de uno de los productos del vertido) y el cambio de color de las aguas en piscinas y pozos fueron pruebas suficientes para iniciar una investigación. Los afectados alertaron al Ayuntamiento, que abrió un expediente a la empresa y alertó a la Agencia Catalana del Agua (ACA). Técnicos de la ACA tomaron muestras del agua y reclamaron a la petrolera “una actuación urgente”.

La empresa admitió su responsabilidad y afirmó que los trabajos estarían terminados en marzo de 2012. BP abrió 30 pozos en la zona para analizar las aguas y extraer el combustible. En febrero, sin embargo, la empresa alertó al Consistorio de que los trabajos eran complejos y se iban a retrasar. La concejal de Medio Ambiente de Santa Perpètua, Carme Araque, no entiende “cómo una empresa tan grande como BP no tiene recursos para hacer frente a un problema como este”.

Al mismo tiempo, la empresa ofreció a los vecinos tapar con hormigón los pozos abiertos y darles “una compensación económica”, según Araque. La compañía sostiene que en ningún caso quiso “desentenderse del problema”, sino “limitar las molestias”, y que trabaja para “restablecer la calidad de las aguas” equiparando sus parámetros a los legales.

La fiscalía anunció una investigación sobre el caso, lo que paralizó la actuación de la ACA, que pretendía iniciar un expediente sancionador contra BP si no había una solución inmediata. La empresa, por su parte, afirma que es un “proceso lento” y que los resultados de los últimos análisis, que se presentarán dentro de unos días, muestran una “reducción apreciable” de la concentración de hidrocarburos en el agua.

El caso de Montmeló ocurrió en diciembre de 2011, cuando se produjo una filtración en una gasolinera de Repsol. Los vecinos observaron que el agua del grifo tenía “un olor diferente del habitual” y alertaron al Ayuntamiento. El problema se originó en el túnel de lavado de la estación de servicio, que captaba agua indistintamente de un acuífero y de la red de suministro municipal. Ambas conexiones estaban reguladas por una válvula que debía impedir el trasvase de una a otra. Uno de los operarios de la estación, sin embargo, cometió un error.

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La empresa reparó “rápidamente” la instalación y desde entonces toma el agua de un depósito interno “para garantizar la seguridad de los vecinos”. El acuífero, que se encuentra debajo de la estación de servicio, podría estar contaminado, pero no hubo riesgo para los vecinos, según el alcalde, Antoni Guil. La ACA considera que el riesgo para los vecinos fue “mínimo”, pero denunció el caso a la fiscalía.

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