Neutralidad, imparcialidad, simetría, equidistancia
El neutral no se involucra, el imparcial puede hacerlo. Y ser por igual ajeno a las opciones enfrentadas no le impedirá tomar decisiones asimétricas al respecto
Algunos términos y locuciones de la lengua española muestran una cercanía fonética entre sí que a veces lleva hacia la confusión a quienes hablan en público o escriben en los medios. Por ejemplo, “infligir” (un castigo) e “infringir” (una norma); “comer de sobra” (o sea, saciarse) y “comer de sobras” (con los restos del día anterior); “hacer agua” (fracasar) y “hacer aguas” (orinar); “comparar” (ver las diferencias entre dos cosas o personas) y “equiparar” (considerarlas iguales en algo); “tocar de oído” (por intuición, sin formación musical) y “tocar de oídas” (sin poder atestiguar algo personalmente).
A veces la proximidad no es tanto fonética como semántica. En estos casos se confunden ya conceptos que en apariencia se hallan próximos pero no son iguales. Por ejemplo, “demanda” (que se tramita por lo civil y puede conducir a una indemnización) y “querella” (que va por lo penal y puede acarrear cárcel); el guion (que es corto y une dos palabras) y la raya (que es larga y que abre y cierra una explicación); la “injuria” (insulto, menoscabo) y la “calumnia” (atribución falsa de un delito).
Tengo para mí que en este segundo capítulo de términos cercanos pero distintos se incluye la falsa sinonimia entre “imparcialidad” y “neutralidad” por un lado, y “equidistancia” y “simetría” por otro, como si todos ellos significaran lo mismo. Sin embargo, quien adopta una determinación asimétrica no deja necesariamente de ser imparcial.
Se supone que un árbitro de fútbol es imparcial, pero no tiene por qué señalar un penalti a un equipo por el mero hecho de haberlo sancionado para el otro. Su guía es el reglamento, no la igualdad en sus decisiones ante hechos distintos.
Cuando, el 3 de octubre de 2018, Felipe VI pronunció aquel duro discurso contra quienes habían proclamado la independencia de Cataluña, fue acusado por los secesionistas de haber perdido la imparcialidad. Sin embargo, tanto él como un árbitro de fútbol no pueden ser neutrales entre quienes cumplen el reglamento, en este caso la Constitución, y quienes lo vulneran. El Rey pitó penalti, pero siguió siendo imparcial.
Según la definición académica, es neutral quien “no participa de ninguna de las opciones en conflicto”. Y la imparcialidad corresponde a su vez a quien no tiene un “designio anticipado” en favor o en contra de alguien, lo cual “le permite juzgar o proceder con rectitud”.
El neutral no se involucra, el imparcial puede hacerlo. Y el hecho de ser por igual ajeno a las opciones enfrentadas no le impedirá tomar decisiones asimétricas al respecto. Así sucede en las mediaciones arbitrales entre empresas o particulares que designan a una persona imparcial para que decida, mediante un laudo, cuál de las partes en conflicto lleva razón y en qué medida.
A su vez, se toma por equidistante a quien se sitúa en igual lejanía o cercanía respecto de uno o varios puntos u opciones. Y eso se puede asimilar con la simetría, o correspondencia exacta de dos partes con respecto a un centro o eje (del que equidista cada uno de sus puntos correspondientes).
Hablaba de este asunto con mi amigo el escritor Martín Caparros y él alumbró un resumen magnífico: “Hay quien entiende que si alguien comete algo horrible hará falta, antes de contarlo, buscar con lupa algo feo que haya hecho su oponente, para pasar así por neutral”.
Ante la crítica contra un antivacunas de la derecha como el nuevo responsable de Salud con Donald Trump, por ejemplo, hay personas capaces de oponer que habría que censurar también a otro igual en el equipo de Kamala Harris. De acuerdo, pero ¿a quién?
Incluso cuando se exponen determinadas manipulaciones por parte de la ultraderecha o del PP contra el Gobierno, parece que hubiera que buscar otras iguales difundidas por el PSOE, a fin de encontrar un equilibrio. Lo cual resulta difícil, pues se hablaba de artificios... contra el Gobierno.
No se puede aplicar la simetría para juzgar o mostrar lo que es asimétrico, ni mostrar como simétrico aquello que es desigual. Eso no sería actuar con imparcialidad.
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