Los 10 mejores videojuegos de 2022
Con obras reflexivas que se alejan de la trivialidad y abrazan el potencial de medio, la industria deja una cosecha extraordinaria y ecléctica
Un consejo: si alguna vez escuchan las palabras Vampire Survivors, olvídenlas. Si algún conocido les habla de un juego llamado Vampire Survivors, borren su teléfono de la agenda. Nunca, jamás, se les ocurra jugar a Vampire Survivors. Si lo hacen, digan adiós a su vida durante una temporada, porque no querrán hacer nada que no sea exterminar a los miles de criaturas del averno que nos atacan en este furioso y genial juego de aspecto retro e irresistible funcionamiento. Además de frenético y adrenalítico, tiene una característica que lo hace único: no solo es el juego más adictivo de los últimos años, sino que es completamente gratuito. Parece algo menor, pero que una obra como esta, que podría convertirse en una máquina de hacer oro si optara por alguna de las cuestionables estrategias de monetización que tienen muchos de los juegos para móviles, prefiera no hacerlo, es algo, sencillamente, milagroso. Podría parecer una anécdota, pero quizá refleje algo más profundo. Cuando en el futuro hagamos arqueología videolúdica y miremos atrás, veremos 2022 como un año de madurez en el mundo de los videojuegos.
Cosecha que ha incluido los frutos propios y también algunos pospuestos en 2021, la de este año ha sido una recolección extraordinaria y ecléctica. Ha habido espacio para los juegos sencillos para toda la familia (Mario + Rabbids Sparks of Hope, Kirby y la tierra olvidada, Tinykin), experimentos narrativos de fuste (The Quarry), reinvenciones de la aventura clásica en tres dimensiones (Tunic), juegos de toda la vida pero con mecánicas muy pulidas (Xenoblade Chronicles 3, Ghostwire: Tokyo), experimentos que mezclan varios géneros (Metal: Hellsinger, Rollerdrome), el terror (Signalis, Scorn). Pero sin duda lo mejor es que las obras más importantes de este año, desde los juegos con más empaque y un presupuesto de superproducción (God of War, Horizon Forbidden West, Elden Ring, A Plague Tale: Requiem…) a los juegos modestos más laureados (Immortality, Citizen Sleeper, Norco, Stray…), han hecho un muy consciente ejercicio de renuncia a la diversión descerebrada. Porque este 2022 nos deja obras serias, reflexivas, que se alejan de la trivialidad y abrazan el potencial del medio no solo como artefacto lúdico sino como vehículo para hablar de las problemáticas del mundo e intentar indagar en lo que carajo signifique el alma humana. Es decir, juegos que se han empeñado en hacer lo que todo arte debe hacer y que durante tanto tiempo llevan haciendo la novela, el cine, la pintura, la poesía.
Esperemos que esa deriva madura, autoconsciente sin exagerar y seria se extienda en el futuro y permita ganar al ocio interactivo el prestigio que merece, por ahora desligado de su ingente número de usuarios y volumen de negocio. Con algunos de los juegos más esperados del siglo en la recámara, 2023 apunta, también (incluso más que este año que se va), a ser un año extraordinario. Mejor que nos pille con la mente abierta. Y con los mandos cargados.
Elden Ring
Una fantasía oscura perfecta que ha conseguido lo imposible: poner de acuerdo a las publicaciones sesudas, a las independientes, a los jugadores hardcore, a los casuales; a todo el mundo. La retorcida mente de Hidetaka Miyazaki nos ofrece de nuevo (como en todos los juegos de la saga Souls) un mundo herrumbroso y hostil, lleno de magia y criaturas pesadillescas y con una dificultad endiablada. La introducción de un mundo abierto y la libertad de movimiento refinan la mecánica hasta lo indecible y redondean la experiencia.
God of War: Ragnarök
La superproducción hecha videojuego. Un viaje épico por la mitología nórdica lleno de batallas feroces, mundos de ensueño e historias con empaque que, sin embargo, no renuncia a hacer de sus personajes, y de la relación entre el antiguo dios de la guerra Kratos y su hijo Atreus, el eje sobre el que reposa todo lo demás. No solo es un gran juego, sino que además es una gran experiencia narrativa.
Immortality
Quizá, el juego más revolucionario del 2022. Solo controlamos una mesa de montaje cinematográfico, pero con esa mecánica tan simple nos zambullimos en el misterio de la desaparecida actriz Marissa Marcel a través de la visión, revisión y disección de varios clips de las tres películas que rodó pero nunca estrenó (vídeos rodados por actores reales en lo que constituye, además, una proeza cinematográfica). Lo mejor, con todo, es que eso solo es el armazón: en un momento dado, el juego hace click y pivota hacia el terror existencial en lo que es una de las grandes experiencias del año.
A Plague Tale: Requiem
En 2019 el juego francés A Plague Tale: Innocence asombró al mundo: su ambición narrativa y su solidez mecánica aparecieron de la nada y supusieron un soplo de aire fresco. Sin embargo, sus aspiraciones quedaban deslucidas por su producción, tan ajustada que constreñía el producto final: se notaba que no era una superproducción. Este año su secuela, Requiem, nos presenta una evolución, pulida y anabolizada, de la historia de esos dos hermanos que huyen de la peste y la guerra (y de las omnipresentes ratas) en el siglo XIV.
Kirby y la tierra olvidada
La esencia de Nintendo cristalizada en un juego que mezcla exploración, aventura y plataformas con el inconfundible toque de la gran N. El querido personaje rosa vuelve en su juego más redondo, creativo y luminoso, y con unos niveles hechos para disfrutar y pasarlo en grande mientras usamos sus poderes miméticos y descubrimos los secretos de esta tierra olvidada.
Norco
Ciencia ficción de primera y un escenario de los que no se olvidan. Realismo mágico, distopía y personajes complejos en una aventura gráfica que nos lleva a una distópica Luisiana, a la que nuestro protagonista vuelve para descubrir que nada es igual. Un arreón narrativo que muestra que el medio puede aspirar a las honduras más tenebrosas; a las alturas literarias más estimulantes.
The Stanley Parable: Ultra Deluxe
Quizá, el mejor ejercicio metalúdico que existe en el mundo de los videojuegos. Un oficinista que, en primera persona, se enfrenta no solo con un mundo dislocado, sino con una voz (la del narrador) que se convierte en uno de los grandes personajes del medio. Su sencillez (que no simpleza) a la hora de jugar lo hace, además, accesible incluso a quien nunca se ha acercado a un videojuego.
Pentiment
El fondo de este juego, una historia de misterio relacionada con un asesinato, es genial. Pero la forma es sencillamente única. Inspirado en grabados medievales, el arte de Pentiment envuelve una narrativa que durante las primeras horas puede parecer densa pero luego se hace deliciosa. Un juego único y muy recomendable.
Xenoblade Chronicles 3
La esencia del RPG japonés condensada en un juego tan demandante como intenso; tan complejo como gratificante. Dos naciones en una guerra perpetua que funciona como combustible del propio mundo, y un puñado de aventuraros inolvidables que deberán reconfigurar todo lo que creían saber. No es para todo el mundo, y mucho menos para jugadores casuales, pero quien entre en la historia y sus sistemas no querrá salir.
Return to Monkey Island
Un ejercicio de nostalgia de primer nivel y un reencuentro con algunos de los personajes más queridos del mundo de los videojuegos, empezando por el sin par Guybrush Threepwood. La franquicia de Ron Gilbert vuelve, con un diseño renovado, para llevarnos de la mano de nuevo a ese mundo de piratas, tesoros y batallas dialécticas en una aventura que recupera el inimitable humor de la saga.
Selección de Víctor Martínez, Ángel Luis Sucasas, Mariela González, Borja Ruete, Marta Trivi, Borja Vaz, Raquel Morales, Francisco Miguel Espinosa y Jorge Morla.
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