‘Ética para Celia’, el machismo de la filosofía

El ensayo de Ana de Miguel pasa el cepillo del feminismo a la filosofía con humor, una sólida argumentación feminista y un lenguaje asequible

26 mar 2022 - 05:30CET

Etica para Celia — La escritora Ana de Miguel. / MONTSE BOIX (EDICIONES B)

“La ética y la filosofía han instaurado y legitimado un sentido de la vida distinto, a menudo opuesto, para los hombres y las mujeres; unas normas de lo valioso y lo bueno para las chicas, y otras para los chicos”. Este es el mejor resumen del libro, que desvela la doble verdad (y yo añado: la doble moral), convertida en una escuela de desigualdad y prepotencia. En la tesis 7ª sobre filosofía de la historia Walter Benjamin hablaba de pasarle a la historia el cepillo a contrapelo. Es lo que hace aquí la filósofa feminista Ana de Miguel: pasarle el cepillo del feminismo a la filosofía y a la ética a contrapelo.

El resultado es la constatación de que los relatos fundacionales de las distintas etapas del pensamiento occidental están marcados por el patriarcado y el androcentrismo, que han cosificado a las mujeres. Y lo demuestra haciendo un largo recorrido crítico —muy atractivo, por cierto—, que comienza con los mitos griegos, fundantes de nuestra cultura, con la figura de Zeus, al que califica de “dios violador”, sigue con el empirista Aristóteles, que concebía a las mujeres como vasijas, y se adentra en el cristianismo y su consideración de la divinidad como “padre” y dios todopoderoso.

Avanza hacia la Ilustración con la que “al fin llegan las Luces y la gran decepción”, presta especial atención a Rousseau, para quien el deber de las mujeres es hacer la vida dulce y agradable a los hombres, y recuerda a Nietzsche, que define a la mujer como “el juguete más peligroso”. Tiene muy presente el psicoanálisis de Freud, que hace una legitimación laica y “científica” de la inferioridad de las mujeres. Pasa el cepillo del feminismo a contrapelo por el capitalismo, que ha convertido el sexo en “rendimiento”. Y así sucesivamente hasta llegar a Levi-Strauss, para quien la civilización comienza con el intercambio de mujeres, y a Ortega y Gasset, que habla de la mujer como sexo débil y osa decir que “en ese carácter patente de debilidad se funda su inferior rango vital”.

En este recorrido no se olvida de hombres a contracorriente del patriarcado como Poulain de la Barre, Condorcet, Stuart Mill, Marx, Qasim Amin, excepciones que brillan con luz propia y hay que poner en valor.

El libro tiene un encanto especial, ya que, como buen libro de filosofía, enseña a pensar a la persona por sí misma, está escrito con un inteligente sentido del humor, una sólida argumentación feminista y un lenguaje asequible, que anima a leerlo hasta el final.

¿Libro solo para chicas? No. Sería reproducir la doble verdad y la doble moral legitimadoras de la desigualdad. Es “una ética para seres humanos”, un libro, sobre todo, para chicos y hombres hechos y derechos para que nos pongamos en el lugar de las mujeres, algo que casi nunca hacemos.