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El líder de la barra brava de Boca quiere presidir el club: “Todos contra Boca, Rafa contra todos”

Rafael Di Zeo, que estuvo en prisión entre 2007 y 2011 y acaba de ser absuelto en dos procesos judiciales, lanza su candidatura a presidente de un club que es también una plataforma para hacer política

Rafael Di Zeo (izquierda) en un partido de Boca Juniors, el 9 de abril.
Rafael Di Zeo (izquierda) en un partido de Boca Juniors, el 9 de abril.Daniel Jayo (Getty Images)

Lo salvaje en el fútbol argentino está naturalizado. Solo en la fecha de la Liga Profesional del fin de semana pasado, un simpatizante de Lanús fue asesinado a balazos en una pelea interna de la barra brava del club; la hinchada de Vélez golpeó a jugadores de su equipo culpándolos de una derrota; la Policía reprimió con balazos a partidarios de Independiente que protestaban tras un clásico ante Boca; y el partido entre Central Córdoba y Atlético Tucumán estuvo parado 30 minutos mientras hinchas de ambos equipos se agredían en las tribunas.

En esa cotidianidad de la violencia, el jefe de la barra brava de Boca, Rafael Di Zeo, acaba de lanzar su candidatura a presidente del club para las elecciones que se realizarán a fin de año. Algunas esquinas de la ciudad de Buenos Aires y, en especial, del barrio de La Boca están empapeladas desde hace varios días con los afiches que presentan su lanzamiento: “Todos contra Boca, Rafa contra todos”. Las próximas votaciones en Boca asoman tan singulares que podrían derivar en una pugna entre el jefe de la hinchada, el mayor ídolo del club (Juan Román Riquelme, un artístico exjugador devenido en dirigente, actual vicepresidente) y un expresidente de Argentina que usó al club como trampolín político: Mauricio Macri. Por ahora, Macri delegó la candidatura de su espacio en un delfín sin carisma, Andrés Ibarra.

Que gane Di Zeo resulta improbable, pero no sería la primera vez que los dueños de las tribunas lleguen a los despachos. Entre la década de los ochenta y los noventa, Raúl Gámez recorrió su metamorfosis desde líder de la barra brava de Vélez Sarsfield hasta –exitoso– presidente de la institución. En la actualidad, uno de los equipos más populosos del conurbano de Buenos Aires, Almirante Brown –de segunda división- es dirigido por Maximiliano Levy, exlíder de la hinchada de Boca.

Aunque en su irrupción, también en la década de los ochenta, los ultras eran personajes marginales, desde hace rato ya forman parte central del sistema del fútbol argentino. Se unieron a la Policía para generar y repartir sus formidables ingresos económicos, tejieron relaciones cercanas con los partidos políticos de cualquier ideología –se convirtieron en mano de obra para pintadas callejeras, movilizaciones o aprietes– y saben a qué jueces o fiscales recurrir en caso de problemas. Su potestad dentro de los clubes es aún mayor: llegan a quedarse con porcentajes de los derechos económicos de los futbolistas.

Alto perfil

Mientras que muchos barras bravas prefieren permanecer en el anonimato mientras amasan verdaderas fortunas, Di Zeo ostenta un perfil mucho más alto. Tras haber estado en prisión entre 2007 y 2011 por una golpiza a hinchas de Chacarita, el líder de La 12, la barra de Boca, volvió a quedar bajo proceso judicial en los últimos años por dos causas: una por presunto encubrimiento en un secuestro extorsivo y otra por un doble crimen de barras bravas de Boca en una pelea interna.

Una pancarta en apoyo a Di Zeo afuera de la Bombonera, el 10 de julio.
Una pancarta en apoyo a Di Zeo afuera de la Bombonera, el 10 de julio.Marcelo Endelli (Getty Images)

En abril pasado, sin embargo, fue absuelto de ambas investigaciones y de inmediato, al no tener restricciones para acudir a los estadios, volvió a la Bombonera después de seis años. El manejo de la hinchada nunca lo había perdido. A mediados de julio, lanzó su candidatura a presidente. “Me gustaría ser dirigente de Boca. Si pudiera, participaría en estas elecciones. Legalmente estoy habilitado para hacerlo. Me encantaría ayudar a Boca desde otro lado, lo estoy haciendo desde hace un montón de tiempo desde la tribuna”, abrió el camino.

Como suele pasar alrededor de las barras bravas, cuyo accionar transcurre a la vista del público los días del partido pero entre paredes en la semana, las intenciones de Di Zeo resultan desconcertantes, difíciles de decodificar. Si bien en su condición de famoso suele ser requerido por otros hinchas para sacarse una foto, muchísimos otros simpatizantes no dejan de mirarlo como a un referente de grupos vinculados al crimen y los ilícitos. En la política interna del club, incluso, es un outsider, al punto que a su candidatura le falta una cuestión legal no menor: necesita la firma y el sello de una de las 12 agrupaciones habilitadas. “¿Qué lista le va a dar su sello a Di Zeo para que su nombre aparezca junto a los otros 31 candidatos de cada boleta?”, se pregunta un conocedor de la vida diaria del club.

En ese sentido, la fecha clave para conocer el alcance real de esta aventura de Rafa será en octubre, cuando la Inspección General de Justicia homologará las listas. De conseguir lugar en alguna plataforma política de Boca, su siguiente desafío ya suena imposible: vencer a Riquelme y al candidato del expresidente Macri. Aunque lógicamente Di Zeo estaría acompañado por sus compañeros de hinchada –y se estima que la barra tiene 1.000 socios en condición de votar–, el gran favorito para ganar las elecciones es el ex número 10, un ídolo que en la porción azul y amarilla de Argentina genera aún más veneración que Diego Maradona.

Sin embargo, la candidatura de Di Zeo está presentada y no es inocente ni barata: los carteles pegados en Buenos Aires cuestan muchísimo dinero. Las primeras especulaciones apuntaron a cuál de los dos principales espacios favorece. ¿Al de Riquelme, que en su época de jugador enfrentó a la barra pero que en 2022, ya dirigente, les agradeció a los “muchachos de atrás del arco” por “cómo se están portando”? Suena improbable: las barras bravas suelen ser, históricamente, aliadas de los oficialismos. ¿A la lista del macrismo, entonces, que entre el propio Macri y otros dirigentes gobernaron el club de 1995 a 2019 y con Ibarra intentarán retomar el poder? Tampoco parece.

De hecho, tras el lanzamiento de Di Zeo, una de las precandidatas a presidente de Argentina, Patricia Bullrich, le apuntó al jefe de La 12. “¿Un barra brava presidente de Boca? ¿Eso es lo que queremos como modelo para el país? Cuando nosotros estuvimos en el Gobierno nunca pudo entrar a un estadio porque teníamos Tribuna Segura”, dijo la exministra de Seguridad, que el próximo domingo en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de Juntos por el Cambio dirimirá con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, el partido del macrismo para suceder a Alberto Fernández. “Parece que te olvidaste del pasado”, le devolvió Di Zeo, intrigante.

“Rafa apunta a dejar el tablón y enfocarse en la política del club. Con todo el núcleo de gente que lo acompaña es probable que [dirigentes oficialistas y opositores] quieran aliarse con él. Está es una etapa que lo encuentra maduro, más tranquilo y menos vehemente”, dice su abogado, Diego Storto. “No juega para nadie, sólo para él y para los suyos: es una candidatura al mejor postor”, interpretaron en la Bombonera. Probablemente Di Zeo no llegue a presidente, al menos por ahora, pero su carrera política en Boca acaba de comenzar, en un nuevo capítulo de la naturalización del fútbol argentino y las barras bravas.

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