Bolivia abre una segunda oferta de litio mientras busca cómo llenar su hueco fiscal
La calificadora de riesgo crediticio Fitch advirtió de “riesgos para la estabilidad macroeconómica y la capacidad de servicio de la deuda” del país suramericano
Ante las dificultades, Bolivia recurre al litio. El pequeño país sudamericano está sorteando una desaceleración económica desde el año pasado y una caída en sus exportaciones de gas, lo cual ha impactado al erario. El Gobierno del presidente Luis Arce ha tenido que salir a vender parte de las reservas de oro y los tenedores de su deuda internacional están preocupados. Ante este escenario, Arce optó por anunciar una nueva convocatoria para la producción del mineral de moda, el litio.
El 26 de enero, la empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) invitó a empresas a postular para explorar en un proyecto piloto en siete salares. Esta es la segunda convocatoria de la Administración y se sabe poco sobre los resultados de la primera, lanzada en 2021, en la que seleccionaron a cinco empresas para probar sus tecnologías en los salares más grandes del país. Bolivia tiene los yacimientos de litio más grandes en el mundo y las elegidas para explorarlos fueron empresas de China y Rusia.
Ahora, Arce busca captar la atención de un nuevo grupo de empresas internacionales. Según de reportes en medios nacionales, el ministro de Energía Franklin Molina viajó a Reino Unido a finales del año pasado para promover la industrialización del mineral, clave en la fabricación de baterías para el transporte eléctrico. Molina viajará ahora a Bélgica para presentar su estrategia ante la Unión Europea, ya que hay interés de empresas francesas, alemanas, españolas, entre otras, dijo a reporteros.
El momento es complicado para el Gobierno de Arce. El 6 de febrero, la agencia de riesgo crediticio Fitch recortó la calificación de los bonos internacionales de Bolivia de CCC+ a CCC, un escalón más abajo dentro de la categoría de “inversión especulativa”. “La rebaja refleja una disminución significativa de las reservas internacionales utilizables a niveles muy bajos, lo que aumenta los riesgos para la estabilidad macroeconómica y la capacidad de servicio de la deuda”, escribieron analistas de Fitch en un reporte. Los tenedores de los bonos bolivianos están preocupados.
Ante una escasez de dólares en el país, el banco central ha comenzado a racionar las divisas. Las reservas cayeron 20% el año pasado, según estimados de Fitch. De los 1.700 millones de dólares que conforman las reservas ahora, 1.570 millones de dólares son en oro y solo 166 millones de dólares en divisas. La agencia estima que la deuda pública aumentó hasta alcanzar 71,7% del Producto Interno Bruto (PIB) a finales de 2023, y proyecta que aumentará hasta el 73,8% en 2024.
El año pasado, para llenar el hueco fiscal y pagar la deuda, el Congreso pasó la Ley del Oro, autorizando la venta de la mitad de las reservas de oro, que desde entonces han sido liquidadas. El banco central, uno de los pocos que quedan en Latinoamérica que no cuentan con autonomía, dejó de publicar datos tanto de divisas como de compra y venta de oro. “La menor puntualidad en la publicación de los datos de reservas ha aumentado la incertidumbre”, dice Fitch. La firma estima que la economía creció 2,1% en 2023, lo que implicaría una desaceleración ante el crecimiento de 3,6% visto en 2022.
El anuncio de la nueva convocatoria para explotar y producir litio ha generado entusiasmo, pero, de momento, no tiene mucho potencial, asegura Álvaro Ríos, consultor en energía y exministro de Hidrocarburos y Minería de Bolivia. Dos regiones que cuentan con los yacimientos más grandes del mineral han enviado al Congreso propuestas para un pacto social, explica Ríos, en los que proponen distintos modelos de regalías e inversiones en la comunidad a partir de la industrialización. Ninguna de las dos se ha aprobado y el país carece de la legislación necesaria para poder otorgar contratos formales a empresas. Es por esto que la convocatoria de Arce solo habla de “proyectos pilotos”.
“Yo no veo a ninguna empresa en el mundo realmente metiendo 2.000 o 1.000 millones de dólares en una producción de litio, cuando se tienen dos propuestas de los departamentos productores con distintas regalías y con distintas características que hay que consensuar en una sola ley”, opina Ríos, “mientras eso no suceda, yo diría que son solo buenas intenciones de atraer inversiones”.
Para Diego Von Vacano, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Texas A&M y ex consultor en materia de litio del presidente Arce, la apertura de una segunda licitación es señal de que los resultados de la primera han sido decepcionantes. “Hace un año firmaron los convenios con las empresas chinas y la empresa rusa y en este año no han hecho nada”, asegura Von Vacano, “no han construido la planta de agua necesaria para para la extracción de litio, no han empezado realmente ninguna planta piloto”. El Gobierno no ha hecho públicos los resultados de las empresas ganadoras de la primera etapa.
“Esta segunda convocatoria es muy importante porque pudiera ser una última oportunidad para que Bolivia demuestre un poco de más de seriedad y transparencia”, opina Von Vacano, “y para no politizar el proceso”.
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