Edna Bonilla, la ‘profe’ que le dio un vuelco a la educación en Bogotá

La saliente secretaria de Educación del Distrito transformó logró cerrar brechas en la capital con programas innovadores

Edna Bonilla
La saliente secretaria de Educación de Bogotá, Edna Bonilla.GUILLERMO HERNANDEZ ZORRO FOX_PH

Cuando la secretaria de Educación de Bogotá llega a su oficina, en la Avenida El Dorado con carrera 66, no hay silencios solemnes ni reverencias. Edna Bonilla Sebá, de 53 años, sale del ascensor con una sonrisa y saluda, uno a uno, a su equipo, a lo que le responden: “¡Hola, profe!”, un título más que merecido para esta mujer que desde chiquita prefería jugar a ser maestra, antes que pintar o jugar a las escondidas.

La mayor de tres hermanos, nació en 1970 en Bogotá. Hija de la educación pública, siempre fue la más pila de su clase en el colegio Liceo Femenino de Cundinamarca, en Bogotá —cuenta que la disciplina se la heredó a papá Pacho, su abuelo paterno, que la “ponía a recitar las cartas de amor entre Bolívar y Manuelita Sáenz”, recuerda—. A pesar de que quería estudiar Derecho, por presión familiar terminó yéndose por Contaduría Pública, en la Universidad Nacional. Apenas se graduó, hizo una especialización en Gerencia de Impuestos y, posteriormente, un doctorado en Estudios Políticos en la misma universidad. Fue en ese periodo, en 1995, cuando encontró su verdadera vocación: la docencia.

Enseñar la ha llevado a ser profesora visitante en la universidad Sciences Po, en Poitiers (Francia), y profesora asociada de la Universidad Nacional, institución en la que también ha trabajado como directora de Extensión y subdirectora del Centro de Investigaciones para el Desarrollo, entre otros. Antes de llegar a la Secretaría de Educación, también tenía experiencia en el sector público: había sido gerente de la Caja de Vivienda Popular y secretaria de Hábitat en la Alcaldía de Luis Eduardo Garzón.

Con la tranquilidad que la caracteriza, pero con la voluntad de una guerrera, La profe llegó a la Secretaría de Educación con la firme convicción de llevar a cabo audaces transformaciones pedagógicas y de cerrar las brechas educativas en una ciudad de profundas desigualdades.

Creó Jóvenes a la U, un programa de becas universitarias que ha beneficiado a 40.000 jóvenes que antes no hubieran podido pensar en tener la oportunidad de estudiar en alguna de las mejores universidades de Bogotá. Un proyecto con grandes resultados: 6 de cada 10 beneficiarios son mujeres, y 8 de cada 10 son la primera generación de sus familias que va a la universidad.

Se propuso contratar la construcción de colegios para todos los niños de la ciudad y va a entregar 70 instituciones educativas nuevas o restituidas, muchas de las cuales han sido bautizadas con nombres de mujeres que han dejado una huella en el país, como María Currea, líder de la lucha por los derechos de la mujer, o Emma Reyes, prodigiosa escritora y artista.

Pero el reto no solo ha sido traer niños al colegio, sino mantenerlos. Bonilla ve en los colegios la oportunidad de generar las bases para una vida feliz y una sociedad más equitativa. Dice que son las pequeñas cosas las que logran que los estudiantes se enamoren del colegio, como la alimentación escolar, porque “los niños van al colegio a aprender, pero también a comer”. Por eso, abrió 44 nuevos comedores escolares. Su gestión termina con la cifra más baja de deserción en la historia de la Secretaría.

Adicionalmente, impulsó el multilingüismo en los colegios públicos y consiguió que 10 de ellos tuvieran bachillerato internacional. Organizó las olimpiadas STEM para estudiantes de colegios públicos y privados, en las que los niños presentaron proyectos relacionados con la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. De allí han surgido ideas de gran impacto, como la que desarrolló un grupo para mejorar la calidad del agua en el barrio Egipto.

No se refiere a sus logros, sino a los de su equipo. Sus colaboradores cercanos en la Secretaría a veces la tienen que aterrizar, porque ella sigue hablando de proyectos y sueños como si se le olvidara que el 31 de diciembre debe entregar la batuta. Pero a ella no se le olvida: solo tiene la plena convicción de querer dar hasta su último esfuerzo para brindarles un mejor futuro a los niños y jóvenes de Bogotá.

*Apoyan Ecopetrol, Movistar y Fundación Corona.

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