Y fue bonito… así fue el mejor año de Karol G
En 2023, la colombiana encontró un espacio propio en la escena del pop global y logró lo que ninguna otra mujer latina: un tour de estadios en EE UU y el primer disco completamente en español de una solista femenina en llegar al puesto número uno global
Una tarde lluviosa de septiembre corrí por las calles de Medellín junto a Karol G. Íbamos con retraso al ensayo de su concierto más importante a la fecha. Fue hace apenas cinco años, muchos en la carrera de una artista de estos tiempos. Grabábamos el retorno a su ciudad natal tras el éxito internacional de Mi Cama Remix (2018) para un documental de la cadena estadounidense Univision sobre su historia. La colaboración con su paisano J Balvin y el puertorriqueño Nicky Jam le había dado a Carolina Giraldo su éxito más importante en EE UU y un punto de no retorno en su carrera, aunque eso no lo sabíamos cuando esquivamos entre risas el tráfico y la lluvia de Medellín.
Desde entonces, la colombiana derribó barrera tras barrera y récord tras récord. Pero no fue hasta este año, y a pesar de que Taylor Swift rompió taquillas, Ticketmaster e internet, que Karol G encontró un espacio propio en la escena del pop global y logró lo que ninguna otra mujer latina (ni JLo, ni Shakira, ni Selena): un tour de estadios en EE.UU. y el primer disco completamente en español en llegar al puesto número uno global (Bad Bunny lo hizo por los hombres en 2022 y 2023). A sendos hitos sumó la conquista del mundo de la moda y su aporte a la efervescencia de un nuevo género latino de alcance mundial: el regional mexicano.
El 2023 arrancó con una declaración de intenciones: Mañana Será Bonito, su cuarto álbum de estudio. En el primer track, nos pidió “Don’t worry be happy” con un arriesgado sampling del clásico de los ochenta. Predijo así lo bonito y obtuvo a cambio algo espectacular: consagrarse como estrella pop latina y consolidarse como la jefa (o la bichota) del reggaeton veinte años después de que la primera reina del género, la puertorriqueña Ivy Queen, dijera Quiero bailar.
La llaman la reina, la bebecita, la Bichota, y no resiste un pá-tupá-pumpá para soltar el freno de sus caderas (no en vano el video TQG, junto a Shakira, fue el más visto del año en YouTube). Pero más allá de los bailes sugerentes, su camaleónica melena o sus letras desvergonzadas, Karol G es sobre todo una cantautora del amor y el desamor (tusa, en colombiano) en tiempos de reggaeton que estaba destinada a ser estrella pop. Llegar a la cima, sin embargo, le tomó años.
Cuando la vi por primera vez e intuí su destino en 2017, ella tenía una década trabajando en su sonido junto al productor Ovy On The Drums. Fue en la gala de Premios Juventud, el trampolín de las nuevas estrellas latinoamericanas al mercado estadounidense de habla hispana (antes del reino absoluto de las plataformas). Los puertorriqueños Luis Fonsi y Daddy Yankee se apoderaban del mundo con Despacito cuando esta chica de Medellín en sus 20 apareció en la pantalla cantando A ella, el sencillo promocional de su primer álbum Unstoppable. El tema, un dembow hecho balada pop, era precisamente sobre una ruptura. El desparpajo de una mujer de su tiempo descubriéndose públicamente al ritmo de reggaeton puro y duro no tardaría en llegar.
En noviembre de 2018, la colombiana cantó Mi Cama en Las Vegas y ganó su primer Latin Grammy como Mejor Nueva Artista. Ese fue el final de Karol G: la guerrera del género, el documental que se estrenó al año siguiente en Miami. Fue también el inicio del gran ascenso de una latina a la cima del mundo.
En su segundo disco, Ocean (2019), dejó ver las mareas del amor romántico desatadas por el reggaetonero puertorriqueño y pionero del trap en español Anuel AA. Una asociación que le ayudó a ganar legitimidad en el ala más dura del género y le dio rienda suelta a su sex appeal, al tiempo que incorporaba elementos marcadamente boricuas a sus letras ganando aceptación entre la audiencia de los herederos naturales del reggaeton.
Tusa, junto a Nicki Minaj, y MAMIII, junto a Becky G, fueron un combo ganador para iniciar el viaje al dominio mundial mientras preparaba el material que dejó su ruptura con Anuel en 2021. El final del romance no se contó en tiempo real. Se destiló en Mañana Será Bonito (2023), el álbum más personal de Karol G. Un repertorio de canciones que incluye el tema al que Shakira, en medio de su propia ruptura con el futbolista Piqué, finalmente le dijo sí. Seis años después de su álbum debut, el LP que narra el viaje a buen puerto de un corazón roto, colocó 11 de sus 17 canciones en el top 100 de Billboard, haciendo historia y aportando sus caballos a la gran cruzada del non-English.
Karol G ha integrado expresiones como ¡qué chimba!, tusa y bichota al vocabulario de una generación iberoamericana y las ha llevado al backstage del Super Bowl para viralizarlas en boca de ídolos propios como Rihanna. Pero no se ha quedado allí. Esta camada de artistas latinos sabe que el siguiente paso de una estrella global es la conquista de la industria de la moda. Primero lo hizo J Balvin con Nike, GUESS y Amiri, Maluma con Balmain, y más recientemente Rosalía con Acne Studios, y Bad Bunny (junto a Kendall Jenner) con Louis Vuitton.
Fue en marzo, a unos días del lanzamiento de Mañana Será Bonito, cuando vimos Karol G in Paris. Las imágenes de la colombiana con melena teñida de rojo encendido y el cuerpo forrado en una malla que revelaba sus pezones perforados llegaron desde la capital de la moda. Lucía como una verdadera cenicienta urbana tambaléandose sobre los tacones de tulipán Loewe en el empedrado camino hacia el Chateau de Vincennes, una fortaleza medieval. Metáfora del espacio que pretendía conquistar. Y lo logró. A las semanas, apareció en la campaña Paula’s Ibiza de Loewe y llegaron las portadas… todas. Las que “elevaron” su imagen como ELLE, Business of Fashion o El País Semanal; las que la coronaron como estrella pop como Rolling Stone o Billboard; y las que se equivocaron como GQ, la publicación que alteró y distorsionó su rostro. Todo mientras la colombiana coleccionaba sold-outs en estadios alrededor del mundo.
Pero fue en Los Ángeles sobre la alfombra roja de la premiere mundial de Barbie, la película de Greta Gerwig, donde la sonrisa amplia que acompañó su look rosa total mostró al fin el retrato de una estrella pop global. Karol G se inscribió en la historia como la única latina en la banda sonora del fenómeno cultural de 2023, que se convirtió en la cinta más taquillera de una directora mujer en la historia.
En noviembre, Mañana Será Bonito fue premiado en Sevilla con el Latin Grammy a Álbum del Año y en diciembre cerró en casa con el Mañana será bonito fest, dos noches electrizantes frente a más de 95.000 personas en las que convocó a Peso Pluma, Romeo Santos y su actual pareja, el reggaetonero colombiano Feid. Ambos están en el top 10 de Spotify y mantienen una relación menos visible, pero aparentemente más saludable.
Así, a sus 32 años, Karol G se mostró como nunca en sus canciones y el mundo se rindió a sus pies. Allí parece esconderse el secreto detrás del impacto y la permanencia de estrellas pop femeninas modernas como Taylor Swift, Karol G o Beyoncé. En su astuta, auténtica y valiente vulnerabilidad. Ese acceso que nos permite vivir como nuestros sus amores, sus frustraciones y sus éxitos.
“Qué chimba la vida. Tengo la f*cking life que quería”, dice en su última canción del 2023 la artista latina más grande que hayamos visto.
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