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Colpensiones
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

PetroPensiones

Casi un centenar de renuncias y despidos sin justa causa se convierten en la carta de presentación de Jaime Dussán, que en sus primeras reuniones aseguraba que iba a “barrer” con todo en Colpensiones

Protesta a las afueras de la Casa de Nariño, en Bogotá.
Protesta a las afueras de la Casa de Nariño, en Bogotá.Daniel Romero (Long Visual Press/Universal Imag)

Esta columna no es sobre Gustavo Petro, pero sí sobre el hombre a quien nombró en el cargo de presidente de Colpensiones y la contradicción que ese nombramiento representa frente al discurso de defensa de los trabajadores que desde la Casa de Nariño ha promovido el presidente de la República.

En apenas seis meses que lleva como presidente de la entidad, Jaime Dussán ha logrado batir todas las marcas posibles en rotación de personal. Casi un centenar de renuncias y despidos sin justa causa se convierten en la carta de presentación de un hombre que en sus primeras reuniones aseguraba que iba a “barrer” con todo en esa entidad que, recordemos, maneja billones de pesos del ahorro pensional de los colombianos.

Los afectos al Gobierno dirán que es apenas lógico que con el cambio de rumbo que representa la llegada de Petro al poder haya renovación en los cargos. Sin embargo, una cosa es hablar de aquellos que ocupan cargos directivos y otra muy distinta es que la mayoría de los cargos con salarios superiores a los cinco millones de pesos hayan resultado vacantes con la sola llegada de Dussán a la presidencia de Colpensiones.

En esa entidad no hay cargos de libre nombramiento y remoción. De hecho, hasta que llegó Dussan, los procesos de selección para ocupar los puestos de mayor responsabilidad se realizaban a través de una compañía especializada llamada Adecco, la cual tomaba hasta seis meses para realizar evaluaciones, pruebas de conocimientos, test psicológicos y entrevistas con el fin de elegir a los mejores para ocupar sus posiciones. Hoy, por indicación del presidente Dussán, los procesos de selección se hacen a través de una oficina pública y con ternas enviadas por el mismo presidente de Colpensiones. En pocas palabras, él manda a su elegido acompañado de otros dos que seguro se van a quemar en el proceso.

Es el caso de Luis Alfredo Chaparro, quien ahora es vicepresidente de planeación y tecnologías de Colpensiones a pesar de no saber absolutamente nada sobre tecnología y plataformas como las que se utilizan en ese sector. Es más, el proceso de Chaparro fue tan poco transparente que, aunque su nombramiento no se hizo sino hasta mayo de 2023, desde diciembre de 2022 Dussán ya lo tenía como contratista y con una asignación mensual similar a la de esa vicepresidencia.

Casos así se han repetido a distintos niveles. Hay exempleados de Colpensiones que renunciaron durante el primer semestre de este año víctimas del aburrimiento y el acoso laboral al que les estaban sometiendo. Aquellos que aguantaban fueron despedidos sin justa causa, incluso teniendo protección especial por ser prepensionados o madres cabeza de familia. A la administración de Dussán poco le importa el tema de derechos laborales. Él solo piensa en política.

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De hecho, con mira en las elecciones de octubre, el mes pasado Dussán echó a la mayoría de los directores regionales y a los gerentes de puntos de atención sin justa causa, otorgando millonarias indemnizaciones que, a fin de cuentas, terminamos pagando todos los colombianos con nuestros impuestos. ¡Todo lo que Petro dice que no debería ocurrir si se aprueba la reforma laboral! ¿Será que el ministro de Hacienda y la ministra de Trabajo no se enteran de lo que pasa en Colpensiones?

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