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La oportunidad de la oposición para fortalecerse ante las reformas sociales de Petro

La derecha espera movilizar el 15 de febrero a millones de personas contra las reformas de Petro, pero aún debe superar su gran talón de Aquiles: su atomización y ausencia de un discurso unificador

Miguel Polo Polo, congresista de derecha es recibido con aplausos por parte de los manifestantes, en Bogotá, el 26 de septiembrede 2022.
Miguel Polo Polo, congresista de derecha es recibido con aplausos por parte de los manifestantes, en Bogotá, el 26 de septiembrede 2022.Gerald Bermudez
Camila Osorio

La oposición a Gustavo Petro prepara manifestaciones este mes, esperando que llegue su mejor momento. Apunta a fortalecerse en el semestre en el que el Gobierno presentará reformas sociales muy sensibles para los colombianos, encabezada por la que promete una revolución en el sector de la salud. Para lograr aprovechar el momento, de acuerdo a varios analistas consultados por El PAÍS, la oposición tendría que superar su gran talón de Aquiles: su atomización y ausencia de un líder. O en otras palabras, aún tiene el reto de lograr organizar a los 10,6 millones de colombianos que votaron por Rodolfo Hernández y contra Petro en la segunda vuelta presidencial de mayo de 2022.

“¿Qué solicitamos? Que el Gobierno nos muestre sus reformas, que Carolina Corcho [la ministra de Salud] realmente haga una concertación de la reforma a la salud, y que no nos pase como la reforma tributaria del año pasado: que la radicaron a las 11 de la noche un día, y al día siguiente se votaba sin que ningún congresista la hubiera podido leer”, dice por teléfono el representante Miguel Polo Polo, quien es el vocero de una marcha contra el Gobierno. Convocada para el próximo 15 de febrero, está enfocada en las reformas a la salud, a las pensiones y laboral.

El representante Polo Polo cuenta con el apoyo de los taxistas en la zona metropolitana de Medellín, y dice haber recibido mensajes de apoyo de empresarios de los sectores de hidrocarburos y las empresas prestadoras de salud. “Esperamos que esta marcha no sea solo una movilización más, sino que se convierta en un gran paro nacional”, añade. También cuenta con el apoyo del empresario Pierre Onzaga, quien organizó la marcha de la oposición de septiembre de 2022 contra la reforma tributaria, y ya convoca una nueva para el 27 de febrero. “La del 15 es contra las reformas, la del 27 contra Petro y el Pacto Histórico en general”, dice Onzaga a EL PAÍS. “Esperamos que no pase lo mismo del año pasado, cuando el presidente le dio la espalda a los colombianos que marcharon. Creo que la oposición no está en crisis, sino que tenemos una crisis en la manera de gobernar de Petro, que no escucha y no responde al pueblo colombiano preocupado por sus reformas”, añade.

La marcha que lidera Polo Polo, sin embargo, enfrenta el enorme desafío de construir un discurso unificador, que tenga más influencia política. De entrada, algunos congresistas de oposición sí han manifestado en redes su apoyo a la marcha, pero los partidos Centro Democrático o Cambio Radical no la han apoyado en bloque. “La verdad no entiendo qué hay detrás de ese silencio, no sé si es indiferencia o que quieren hablar con Petro, o qué, pero hasta ahora el único que ha impulsado la marcha soy yo”, dice Polo Polo.

Carlos Suárez, analista político, considera que esto muestra a una oposición “que sigue muy inactiva y queda con un líder digital que no tiene un grupo”. En efecto, Polo Polo llegó al Congreso como representante de las negritudes, impulsado en gran parte por sus seguidores en redes sociales, pero solo obtuvo 35.523 votos.

Suárez considera que Polo Polo es un llanero solitario porque todas las otras voces críticas no quieren, o no pueden, unirse a su alrededor. El expresidente Álvaro Uribe, por ejemplo, sigue sin querer entrar en controversias con Petro. Se reunió a puerta cerrada con Petro el viernes pasado, y su oposición a la reforma a la salud ha sido muy tímida. La senadora María Fernanda Cabal, posible sucesora del liderazgo uribista, “se ha desdibujado” desde que su marido hizo un acuerdo con el gobierno Petro para comprar tierras, dice Suárez. Y el líder natural del partido Cambio Radical, Germán Vargas Lleras, hace oposición desde una columna en el diario El Tiempo pero se mantiene alejado de la operatividad política. Al senador David Luna, del mismo partido, “le falta conexión con la gente”, dice Suárez.

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Una figura que ha ganado visibilidad es el ministro de salud del expresidente Iván Duque, Fernando Ruiz, quien se ha pronunciado contra la reforma de Corcho a partir de sus conocimientos del sector. Pero no es un político, ni una figura muy conocida, y carga con la cruz de ser parte del impopular gobierno anterior. “Puede tener toda la autoridad, pero esa es una oposición que nace castrada”, añade Suárez. “Por eso nos quedamos con una oposición que solo es buena en twitter, en memes, que sale con que Francia Márquez está gorda o la Ministra de Minas usa tenis, pero no mucho más”.

Polo Polo es polémico en la política —son famosos y criticados sus comentarios cuando se dirige a Petro como “guerrillero”— pero para los analistas políticos consultados representa una voz radical que no obligatoriamente apela a todos los que no votaron por Petro. Por eso, el resultado puede ser una oposición radicalizada o una atomizada, por lo menos por ahora.

“Polo Polo sabe ser altisonante para que los medios se fijen en él, y la oposición está jugando el juego de quién es más radical”, dice Augusto Reyes, un estratega político. “Una oposición como la de David Luna es más mesurada, reflexiva, argumentativa; la de Polo Polo busca ganar adeptos siendo radical. La oposición no tiene aún un liderazgo, pero si la gente sale a su marcha no quedará duda de que es ese tipo de voz el que se afianza en la oposición”, añade.

Camilo Rojas, otro estratega político, coincide en que la oposición no tiene una vocería clara. Para él, hay unos votantes a quienes no les gusta Petro y que sienten huérfanos ante una “ausencia de intérprete”. Sin embargo, cree que la oposición tiene una oportunidad de oro con la reforma a la salud.

“La reforma a las pensiones es más distante, porque la mayoría del país cree que no se va a pensionar; y la laboral también, porque más del 50% del país trabaja en la informalidad”, dice Rojas. “En cambio, la reforma a salud es muy delicada para todos los colombianos porque uno no deja la vida de los hijos en manos de cualquiera; la nueva encuesta de Invamer ya mostró que la mayoría de la gente no considera que el actual sistema sea una tragedia, y la percepción pública que ya hay en algunos ministerios como el de Minas es que el Gobierno está improvisando”, añade el estratega.

La oposición tiene otro gran desafío para fortalecerse. Petro ha convocado a sus seguidores a defender sus reformas en la calle el 14 de febrero, un día antes de la marcha de Polo Polo. En los últimos años, el poder de convocatoria del presidente ha sido mucho más fuerte que el de la derecha. De hecho la marcha a la que convoca Polo Polo estaba inicialmente convocada para el 14, pero decidió moverla cuando Petro eligió el mismo día, en una movida que recuerda cuando el chavismo y su oposición convocaban a marchas el mismo día sabiendo que sus militantes podían encontrarse en las calles. “El presidente es un anarquista al que le encanta el desorden, pero nosotros no le íbamos a dar el gusto de sembrar el caos”, dice el representante para explicar el cambio de fecha.

Las cartas ya están sobre la mesa: el 14 y 15 de febrero dos movilizaciones muy distintas intentarán demostrar quién tiene más músculo. El debate sobre el texto de la reforma a la salud estará ya iniciando o a la vuelta de la esquina pero más allá, a ocho meses, están las elecciones locales y regionales en las que esas dos fuerzas, y otras, demostrarán dónde está hoy la fuerza política. Quien salga derrotado en las marchas comenzará el camino hacia las urnas con menos impulso.

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Sobre la firma

Camila Osorio
Corresponsal de cultura en EL PAÍS América y escribe desde Bogotá. Ha trabajado en el diario 'La Silla Vacía' (Bogotá) y la revista 'The New Yorker', y ha sido freelancer en Colombia, Sudáfrica y Estados Unidos.

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