La policía siria abre fuego contra los asistentes a los funerales por las víctimas de la represión
Al menos 12 muertos por disparos de la policía en Damasco y otras ciudades.- El régimen de El Asad vuelve a reprimir a los manifestantes después de ahogar en sangre las protestas que ayer reclamaron el fin de la dictadura
Decenas de miles de personas han participado en los multitudinarios funerales por el casi centenar de muertos que ayer provocó la feroz represión del régimen de Bachar el Asad para aplacar las ansias de democracia y libertad de los manifestantes que exigieron en masivas protestas el derrocamiento de la dictadura y el fin de la corrupción. Al igual que en la jornada del viernes, la más sangrienta desde que estalló la revuelta hace un mes, los opositores han clamado por el fin de la dictadura que dirige los designios de Siria desde hace más de cuatro décadas.
Las fuerzas de seguridad han abierto fuego contra varias comitivas que recorrían junto a los féretros las calles de las principales ciudades y han causado la muerte de al menos 12 civiles, de acuerdo con la información de opositores y activistas pro derechos humanos. En uno de los sepelios, en el barrio de Barzeh en Damasco, tres personas han muerto víctimas por disparos de la policía. Testigos citados por Reuters aseguran que la multitud que atendía otro funeral en el distrito de Douma ha recibido una lluvia de tiros que ha dejado al menos tres heridos.
En la localidad de Izra'a, al sur de la capital, la policía también ha descargado sus armas contra las personas que intentaban unirse a los doce funerales que recorren el lugar, causando al menos tres muertos según testigos. Los manifestantes gritaban "¡Bachar el Asad, traidor!", entre otras soflamas. Otros cuatro activistas han muerto en la ciudad de Douma, según testigos citados por Al Yazira, al caer víctimas del fuego cruzado de fuerzas de seguridad y francotiradores desde las azoteas. Como en otros lugares de la geografía siria, miles de personas han secundado los entierros por los represaliados.
El diputado sirio Naser al Hariri ha anunciado su dimisión como miembro del Parlamento en protesta por la muerte de manifestantes. "No he podido proteger a mis hijos de los disparos traicioneros, así que no tiene sentido que siga en el Parlamento", ha afirmado Al Hariri a la cadena Al Yazira. El mismo camino ha seguido el muftí -un clérigo- de la provincia de Derá, Rezq Abdulrahman Abazeid, "Presento mi dimisión como consecuencia de la caída de víctimas y de mártires por disparos de la policía", ha declarado.
Matanza en viernes santo
Es el peor escenario, pero el más previsible, tras la sangrienta represión que ayer ahogó las protestas contra el régimen. Los policías y matones a sueldo de El Asad dispararon contra las multitudes desarmadas y dejaron al menos 30 cadáveres, aunque fuentes de la oposición aseguraron que la cifra real de víctimas ascendió a 80. Grupos de defensa de los derechos humanos consideran que la cifra de muertos supera al menos los 70.
Los comités locales de coordinación que agrupan a los activistas de cada región siria han elaborado una lista con los nombres de 88 activistas que perdieron ayer la vida en las distintas manifestaciones que se desarrollaron en Latakia, Homs, Hama, Damasco y en la localidad de Izra'a, al sur del país árabe.
La jornada de ayer fue de largo la más sangrienta del último mes, jalonado por protestas que demandan libertades políticas y el fin de la corrupción. "Los funerales se convertirán en protestas vehementes, como los anteriores funerales", ha explicado un activista sirio a la agencia Reuters, al tiempo que ha vaticinado un nuevo baño de sangre. "Cuando las fuerzas de seguridad ejercen el papel de matón es difícil de imaginar que no vayan a disparar de nuevo contra la multitud", ha lamentado este opositor desde Damasco.
Vínculos con Irán
El presidente estadounidense Barack Obama condenó ayer enérgicamente la violencia en Siria y culpó de la misma al régimen de El Asad, al que acusó de buscar el apoyo de Irán para sofocar la revolución. "Este uso desmesurado de la violencia para silenciar las protestas debe de finalizar inmediatamente", advirtió el mandatario estadounidense en un comunicado. "En vez de escuchar a su pueblo, el presidente Asad culpa a los extranjeros mientras busca el auxilio de Irán para reprimir a los ciudadano sirios".
El Gobierno de Damasco ha calificado de "falta de responsabilidad" las críticas lanzadas ayer por Obama. En su opinión, el mensaje de Obama "no está basado en un análisis objetivo y completo de lo que verdaderamente está pasando".
El ministro francés de Asuntos Exteriores, Alain Juppé, también se unió a la condena estadounidense y expresó su "honda preocupación" por los acontecimientos en Siria. "Las autoridades sirias deben de dejar de usar la violencia contra sus ciudadanos. De nuevo exigimos la apertura urgente de un diálogo político que culmine en la adopción de las reformas que legítimamente demanda el pueblo sirio". Amnistía Internacional también ha lamentado que las autoridades sirias "hayan vuelto a responder con balas y palos a los llamamientos pacíficos de cambio".
Las protestas del viernes santo se desarrollaron pese a la decisión adoptada en la víspera por el régimen de levantar el estado de emergencia, vigente en el país desde que el partido Baz se hizo con el poder hace 48 años.
Un comunicado del comité que agrupa a los opositores advirtió ayer de que el decreto gubernamental que deja sin efecto el estado de emergencia era inútil si al mismo tiempo no se liberaba a los miles de presos políticos, la mayoría encarcelados sin juicio previo, y se desmantelaba el aparato de seguridad.
La cifra de muertos supera los 300, según cálculos de grupos de derechos humanos, desde que estallaron las revueltas en la ciudad sureña de Deraa el pasado 18 de marzo.
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