La oposición afgana y el rey en el exilio acuerdan crear un gobierno de transición
El anciano monarca Zahir Shah se perfila como el sucesor del régimen talibán, que EE UU planea derrocar si sigue cobijando a Bin Laden
El mismo día en el que George W. Bush ha aprobado un plan de ayuda para fortalecer a los opositores al régimen afgano, la Alianza del Norte, que combate contra el régimen talibán, y el rey afgano en el exilio en Roma, Zahir Shah, han sellado el nacimiento de un Consejo Supremo para la Unidad Nacional de Afganistán. Este consejo, con 120 miembros que serán elegidos en dos semanas, será el paso previo a la formación de un gobierno provisional y a la elección de un nuevo jefe del Estado.
La iniciativa, con la que se pretende presionar a los talibán y hacer frente a su eventual caída, ha sido adoptada al término de las negociaciones mantenidas por el rey, la Alianza y representantes de las tribus afganas desde el sábado en la capital italiana, en la que también participó una delegación del Congreso estadounidense.
En un comunicado conjunto, han anunciado la creación de un Consejo Supremo, cuya misión será convocar urgentemente una Loya Jirga (asamblea de los ancianos y notables de las siete tribus afganas, que no se reúne desde 1964) "que elegirá un jefe del Estado y un gobierno de transición".
La oposición afgana se reunirá nuevamente en Roma dentro de "dos semanas" para nombrar a los 120 miembros del consejo, según ha informado un representante del ex rey, Hedayat Amin Arsala.
En el caso de que la asamblea de notables no se pueda celebrar, se concede al consejo la autoridad de elegir a los máximos órganos dirigentes del país.
El acuerdo, propiciado por una delegación del Congreso de EE UU encabezada por el republicano Curt Weldon, lo han firmado Yosnou Kanuni, ex consejero del asesinado comandante Ahmed Massud, en representación de la Alianza, y el rey Shah, derrocado hace 28 años.
El consejo, "abierto a los talibán"
Kanuni ha indicado que este pacto es "un nuevo punto de partida y el inicio de una nueva era para Afganistán" y ha subrayado que el consejo supremo estará abierto a todas las tribus afganas, "incluidos los talibán que, en un futuro, quieran formar parte de él".
Tras subrayar que el órgano de unidad nacional creado hoy será la única institución legítima, Kanuni ha insistido en rechazar cualquier ataque indiscriminado contra "la gente inocente" de Afganistán. Sin embargo, el representante de la Alianza ha reconocido el "derecho" de EE UU a encontrar y castigar a los culpables.
Además, Kanuni ha revelado un acuerdo con EE UU para combatir "de forma conjunta" los centros del terrorismo, aunque ha precisado que hasta ahora no han recibido ninguna ayuda material para este fin.
Un plan para devolverle el poder
La figura de Muhamad Zahir Shah, de 86 años, de etnia pashtun al igual que los talibán, ha ido cobrando relevancia en las últimas semanas para configurar una alternativa el régimen ultraortodoxo, ante la reiterada amenaza de EE UU de derrocar al régimen si sigue cobijando al terrorista Osama Bin Laden, considerado el principal sospechoso de los atentados del 11 de septiembre.
El monarca se ha mostrado desde el primer momento dispuesto a encabezar un movimiento que desembocara en la formación de un gobierno provisional de transición, tal y como se ha acordado ahora con los representantes de la Alianza del Norte.
En Afganistán, la posibilidad de un regreso del antiguo monarca no parece que tenga mucha aceptación. Hace unos días, decenas de afganos asaltaron la antigua embajada de EE UU para manifestar su protesta por una posible operación de represalia y para expresar su rechazo al rey. El propio líder supremo de los talibán, el mulá Mohamed Omar, pidió ayer al rey que no interfiera en los asuntos afganos.
Sin embargo, el rey ha mostrado su disposición a que los talibán formen parte del futuro gobierno transitorio, una posibilidad que la Casa Blanca rechaza de plano.
Los talibán, dispuestos a compartir el poder
Tras hacerse público el pacto entre el rey y la Alianza, el régimen talibán ha manifestado su disposición a compartir el poder con los líderes tribales de tres provincias, Khaktika, Paktia y Khosh, conocidas por sus simpatías hacia el depuesto rey Zaher Shah.
"Los ancianos de las tribus y los comandantes de las tres provincias se integrarán en la maquinaria gubernamental", ha indicado un alto responsable talibán a la agencia AIP.
Esta decisión parece confirmar los rumores difundidos sobre la descomposición del régimen integrista, que se negaba hasta ahora a compartir el poder con otra facción.
Tampoco se descarta que sea una reacción a la desesperada de los talibán ante el inminente un ataque de EE UU, que planea derrocarlos e instaurar un gobierno de transición.
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