Puigcercós evita hablar de CiU y Millet en un acto en el Palau

Joan Puigcercós, líder de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), dedica a Artur Mas, candidato de Convergència i Unió (CiU), una de cal y otra de arena. Suaviza la lluvia de reproches que le ha dirigido en cada mitin de la campaña con guiños que faciliten un posible pacto poselectoral. Y ayer el gesto fue de calado. ERC celebró su acto central en el Palau de la Música, escenario del saqueo que ha salpicado a Convergència, presuntamente financiada de manera irregular con dinero del Palau, espacio idóneo para levantar la alfombra y airear los dos casos de corrupción que han marcado la legislatura: el Palau, y el Pretoria, que también afecta al Partit dels Socialistes. Pero, por extraño que pueda parecer, Puigcercós dejó las alfombras intactas. Solo mencionó el saqueo para decir que se había "hablado demasiado" y dejó que fueran los teloneros quienes incidieran en la crítica a Convergència.

Desde el escenario al nombre del acto (Gente honrada en el Palau), todo indicaba por dónde iría Puigcercós. Pero él mismo lo desmintió al principio: "Hoy no toca hablar de cosas tristes", dijo para justificarse, y dedicó su intervención ante las más de 2.000 personas que llenaban el auditorio a apelar a la emoción para movilizar a sus votantes. Era el día ideal para sacar pecho, ya que los independentistas han sido el grupo más combativo en el Parlamento contra la corrupción, y en su hoja de servicios figura la creación de la Oficina Antifraude de Cataluña.Joan Ridao, secretario general del partido, y Oriol Amorós, número 5 por Barcelona, se encargaron de los reproches en un acto en el que Joan Puigcercós optó por un mensaje positivo para insuflar optimismo a unas bases lastradas por el desgaste del tripartito y las crisis internas. Fue un acto cargado de simbolismo: hubo senyera gigante, himnos, gralles y castellers, con un orgulloso Ernest Benach como jefe de filas para culminar un triple pilar humano, coronado con una estelada. Hasta se vivió un intento de reconciliación interna, con un largo aplauso para el gran ausente, el ex líder Josep Lluís Carod Rovira, y una ovación para Puigcercós, que subió al escenario al grito de "presidente, presidente".

Fue un discurso de consumo interno, centrado en alabar la historia y la militancia de ERC, que comparó con el modernismo por ser "ingenio, creatividad, imaginación, y fuerza". Priorizó su propuesta estrella, el referéndum independentista, al que situó como "la elección más importante". Y concluyó con una súplica, un SOS para evitar la desmovilización del votante que puede condenar a Esquerra a la cola parlamentaria: "Si amáis este país, si amáis la lengua y la cultura, si amáis la libertad, si amáis Cataluña, ayudadnos".