Brockovich traslada su lucha a Australia

Erin Brockovich ha vuelto a demostrar que por algo inspiró la película que lleva su nombre, que dio a Julia Roberts un Oscar a la mejor actriz al ponerse en su piel. La auténtica Erin Brockovich, la estadounidense luchadora incansable a favor del medio ambiente, vuelve a contraatacar.

Esta vez Brockovich se ha unido a unos activistas antiminas australianos en lo que creen puede ser la lucha de sus vidas. En la década de 1990 se enfrentó a la compañía energética California Pacific Gas porque ocultaba la contaminación de aguas de un pueblo. La sentencia le fue favorable y le sacó a la multinacional 333 millones de dólares (242 millones de euros).

Brockovich se suma ahora a una posible demanda colectiva contra el gigante minero Alcoa en Australia occidental. La activista asegura que la historia que la llevó a Hollywood podría repetirse en la pequeña población de Yarloop, al sur de Perth, donde los residentes se han quejado de problemas de salud que atribuyen a las emisiones de la refinería cercana de bauxita de Alcoa.

"Creemos que vivimos en un gran mundo pero realmente es más pequeño de lo que se piensa", declaró Brockovich el lunes. "Una persona de esta zona que estaba enferma, según creen de Alcoa, me envió un correo electrónico. Me intrigó su enfermedad y me preocupó lo que está sufriendo", explicó.

Alcoa dijo que su refinería Wagerup había sido evaluada independientemente y que se había demostrado que es segura. "La refinería Wagerup cumple los máximos estándares sanitarios y medioambientales del mundo", aseguró la compañía en un comunicado, en que se ofreció a informar a Brockovich "de cualquier asunto en el que esté interesada".