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Europa y los países islámicos combaten la amenaza del choque de civilizaciones

Ministros de Exteriores de la UE, de países candidatos y de la OCI dialogan en Estambul

Ayer comenzó en Estambul una reunión sin precedentes. Los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, de los candidatos al ingreso en la misma y de todos los países de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) se dieron cita a orillas del Bósforo con la intención de abrir un proceso de acercamiento entre Europa y el islam, neutralizar la amenaza del choque de culturas, agudizada tras los atentados del 11 de septiembre, y buscar fórmulas de luchar contra el terrorismo y las lacras que lo alimentan como la pobreza, la desigualdad y el fanatismo.

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La cumbre que concluirá hoy tiene el objetivo declarado de desactivar esa 'profecía que se quiere autoconfirmar' del choque de civilizaciones que no sólo es evitable, sino es imprescindible evitar porque arrastraría a todo el mundo al desastre. Los ministros de países tan dispares como Gabón y Lituania, Arabia Saudí y España, Alemania y Somalia, Austria y Tayikistán o Reino Unido e Indonesia coincidieron en su diagnóstico de que la falla cultural entre civilizaciones puede convertirse en un abismo por el que podría caer en la catástrofe el mundo entero si no se corrigen, enmiendan o disipan las injusticias, las humillaciones, el miedo al otro, la arrogancia unilateralista y los odios que alimentan la espiral de violencia. Todos se manifestaron enemigos declarados del terrorismo como el practicado en Nueva York y Washington el 11 de septiembre. Pero hubo llamadas claras a definir el terrorismo como tal. El derecho a luchar contra la ocupación extranjera, contra la colonización y a favor de la dignidad y derechos humanos fue reivindicado por muchos participantes, presumiblemente en referencia a Palestina.

Hubo diversas ausencias por distintas causas. El vicepresidente de la OCI, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasir Arafat, no pudo asistir ya que se halla asediado en su casa en Ramala por el Ejército israelí. Pero la crisis de Oriente Próximo estuvo omnipresente y prácticamente todas las intervenciones revelaron que la radicalidad de la política del Gobierno de Ariel Sharon ha acercado mucho las opiniones respecto al mismo a ambos lados del Bósforo. Tampoco estaba Estados Unidos, cuya presencia en un foro en el que participan Irán e Irak, dos miembros del eje del mal diseñado por el presidente norteamericano George Bush, no parecía compatible con su actual política. No estaba Rusia, como tampoco Israel. Irak e Irán fueron foco de inmensa atención.

La iniciativa de la convocatoria de este foro bajo el lema de Civilización y armonía: la dimensión política, partió del ministro turco de Asuntos Exteriores, Ismail Cem, pero la inauguración la protagonizaron dos españoles, el ministro de Exteriores, Josep Piqué, como presidente del Consejo de la UE, y Javier Solana, Alto Representante para Política Exterior y Seguridad de la UE. Solana insistió en que 'no se da el diálogo entre civilizaciones como diálogo entre dos bloques' porque estos clichés ignoran la complejidad de la identidad común entre Europa y el islam.

Un periodista de Qatar escucha al ministro español Josep Piqué, en la reunión de Estambul.
Un periodista de Qatar escucha al ministro español Josep Piqué, en la reunión de Estambul.ASSOCIATED PRESS

Sobre soledades

Washington tiene razones para preocuparse. Y no sólo ante la certeza de que hay millones de musulmanes que se alegran de sus desgracias o tragedias como la del 11 de septiembre. No por maldad, sino por resentimiento ante una arrogancia que muchos ven dispararse día a día. En Estambul se reunieron ayer algunos de los aliados más leales de Estados Unidos con varios de sus peores enemigos. Y estaban de acuerdo en más cuestiones de las que puede digerir el atlantismo. El espíritu de Estambul, la necesidad de entendimiento descartando prepotencias, de que hablaba el ministro turco Ismail Cem es probablemente la antítesis de la idea del mundo de Donald Rumsfeld y Paul Wolfowitz, la pareja de halcones del Pentágono. Y aunque para satrapías cínicas como la iraquí estos lemas no signifiquen nada, la mayoría de los participantes se lo han tomado en serio. El resultado es que Washington está hoy un poco más solo que ayer. Pero dos no bailan si uno no quiere y Bush parece creer que puede bailar solo. En Estambul casi todos están convencidos de que tienen que bailar juntos.

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