Londres pretende aplazar la presencia española en Afganistán hasta primavera
Trillo informa al Congreso de la oferta de 700 soldados de Montaña e Infantería de Marina
En la futura Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad de Afganistán (ISAF) hay un problema de overbooking, y España, que creía tener un billete reservado, corre el riesgo de quedarse en tierra. Al menos, hasta la primavera. El Reino Unido, que ha asumido el liderazgo del contingente, pretende que el batallón español, 700 soldados de la Brigada de Montaña e Infantería de Marina, se incorpore con el segundo turno, dentro de tres meses, y no con las tropas que deben desplegarse en Kabul a partir del sábado. Una ducha de agua fría política para las pretensiones españolas.
El ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, calificó ayer en el Congreso de 'lábil' la situación en torno a fuerza internacional. Pero más que fluido, el panorama es incierto. A sólo 48 horas de la constitución del Gobierno provisional afgano, cuya protección deben garantizar en teoría dichas tropas, aún no se dispone de un mandato del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas; ni ha concluido la conferencia de generación de fuerzas de Northwood (Inglaterra), donde los países contribuyentes deben fijar la composición del contingente; ni se ha cerrado el acuerdo técnico-militar con las nuevas autoridades de Kabul. Estas últimas han limitado a un máximo de 3.000 los efectivos extranjeros y ello supone un problema, pues las ofertas sobre la mesa sobrepasan ya los 5.000. El Reino Unido, Canadá y Alemania han ofrecido un millar cada uno y hay una docena de ofertas más en cola.
España fue uno de los primeros países en dar un paso adelante. E incluso aumentó su contribución de 500 a 700 soldados para completar un batallón, como se le exigía. Pero ahora Londres plantea aplazar a primavera la participación española, cuando la rentabilidad política de la operación será mucho menor.
La sospecha de las autoridades españolas es que se quiere primar a los países anglosajones, con los que EE UU se siente más cómodo. La coordinación entre la futura ISAF y las tropas norteamericanas que siguen en Afganistán a la caza de Bin Laden y de los restos de la red Al Qaeda es uno de los puntos críticos. Washington ha dejado claro que debe asegurarse una estrecha vinculación entre ambas y que la operación antiterrorista es prioritaria, por lo que la misión de paz se subordinará a la bélica.
Alemania defiende la necesidad de delimitar claramente ambas operaciones, mientras que España aboga por la máxima coordinación. También respalda, como quiere el Reino Unido, que su mandato se base en el Capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas, que permite el uso de la fuerza para el cumplimiento de la misión; y no en el VI, que limita el uso de las armas a la legitima defensa. Estas posiciones no le aseguran, sin embargo, estar en la primera hornada. Al menos, no al nivel que pretende España.
Trillo-Figueroa ordenó ayer insistir en la oferta de un batallón de 700 soldados, procedentes de la Brigada de Cazadores de Montaña de Jaca (Huesca) y del Tercio de Infantería de Marina de San Fernando (Cádiz), mientras la presentaba ante la Comisión de Defensa del Congreso.
Incluso avanzó el nombre del oficial designado para mandarla, el coronel Jaime Coll Benejam, jefe del Regimiento Galicia 64, y detalló que el contingente no llevaría blindados sino 25 camiones todo terreno de una tonelada y 10 de cinco toneladas. Explicó que España se haría cargo de su traslado por vía aérea, con aviones Hércules y B-707 militares y mediante el flete de aeronaves civiles. Su coste se estima entre 700 y 900 millones mensuales para un máximo de tres meses.
Pero en el trascurso de la comparecencia reveló un telegrama del jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Moreno Barberá, en el que éste le informaba de que a los planificadores de la fuerza les sobran tropas como las ofrecidas por España y les faltan helicópteros, ingenieros y especialistas en defensa NBQ (Nuclear, Biológica y Química).
De momento, España ha rechazado enviar una unidad de este tipo, que necesariamente tendría que actuar como subsidiaria de otro contingente extranjero, pero anoche fuentes de Defensa admitían que todas las opciones estaban abiertas: acudir ahora con 700 soldados, hacerlo con una cantidad más reducida o esparar hasta la primavera.
Más allá de las discusiones técnicas, el desenlace de la intensa pugna que se desarrolla en estas horas será de carácter político.
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