Dos mil 'marines' cercan el bastión talibán de Kandahar
El presidente Bush advierte de que Estados Unidos debe prepararse para perder vidas
La infantería estadounidense combate ya en Afganistán. Unos quinientos marines ocuparon el domingo por la noche un aeródromo próximo a Kandahar, el último bastión talibán, y han seguido llegando a la base para formar una dotación de hasta 2.000 soldados, provistos de blindados y helicópteros, con la misión de eliminar a Osama Bin Laden y a otros dirigentes de Al Qaeda. No tardaron en entrar en acción: un caza F-14, apoyado por helicópteros Cobra, de los marines, atacó a una columna de carros de combate talibanes que maniobraba cerca de la base. "América debe prepararse para perder vidas", anunció horas antes el presidente George W. Bush. "Éste es un momento peligroso en el que perseguimos a los responsables de bombardear nuestro país".
'No se trata de una invasión ni de una ocupación', explicó el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld. La misión principal de los marines, bautizada como Libertad Rápida, consistía en 'evitar la fuga de los responsables del terrorismo', dijo Rumsfeld, pero incluía 'una gran variedad de funciones'. El jefe del Estado Mayor, general Richard Myers, sugirió que los marines, llegados en helicóptero y lanzados en paracaídas sobre un pequeño aeropuerto situado a unos dieciocho kilómetros de Kandahar, y provistos de vehículos blindados, helicópteros de asalto Súper Cobra y aviones Harrier de despegue vertical, podían participar también en el asalto a la ciudad donde se atrinchera el máximo dirigente talibán, mulá Mohamed Omar, con hasta 20.000 soldados dispuestos a resistir. 'Personalmente, creo que el mulá Omar acabará muerto; no me parece el tipo de persona dispuesta a rendirse', comentó Rumsfeld.
Con la participación directa de los marines en los combates, el Pentágono da por seguro que pronto llegarán a Estados Unidos ataúdes con soldados. La primera baja mortal, sin embargo, parece ser civil. Un ciudadano estadounidense, identificado solamente como David por un periodista de Time que asistió a su final, fue dado ayer por 'desaparecido' en los combates desarrollados el domingo tras la sublevación de prisioneros talibanes en una fortaleza reconvertida en cárcel militar cerca de Mazar-i-Sharif. El Pentágono se limitó a decir que no era miembro del Ejército.
David vestía ropas afganas y, según distintas fuentes, se trataba de 'un contratado de la CIA' en funciones de coordinación con la Alianza del Norte, pero Rumsfeld indicó que no podrían darse detalles hasta que concluyeran los combates en la prisión y se recuperara el cadáver. 'Aún no se ha sofocado la revuelta y temo que al final habrá muchos muertos', añadió.
En la misma prisión fueron heridos cinco soldados de operaciones especiales, tres de ellos gravemente, por un misil disparado por la aviación estadounidense. 'La situación era muy confusa y un error de unos metros podía causar ese tipo de incidente', explicó el general Myers. Los cinco heridos fueron trasladados a Uzbekistán y desde allí a un hospital militar en Alemania.
Myers subrayó que el nombre dado a la misión de las tropas especiales, Libertad Rápida, no debía interpretarse como señal de que el fin de la guerra estaba próximo. El jefe del Estado Mayor dijo que los marines, que ayer seguían lanzándose en paracaídas en torno a Kandahar, podían permanecer 'bastantes meses' en territorio afgano. 'La zona situada entre Kabul y la frontera paquistaní, y más específicamente entre Jalalabad y la frontera, está llena de cuevas y túneles y ofrece muy buenos escondites a los talibanes y los miembros de Al Qaeda', manifestó sin querer opinar sobre si los servicios de inteligencia situaban a Bin Laden en esa franja de terreno. 'Ahora comienza una fase de la guerra que será larga y peligrosa', abundó Rumsfeld.
El presidente Bush insistió, durante un acto en los jardines de la Casa Blanca, en que la campaña de Afganistán resultaría penosa. 'Ningún presidente ni comandante en jefe quiere que se pierdan vidas en el campo de batalla, pero eso va a ocurrir', declaró.
Bush dijo de nuevo que Afganistán era 'sólo el principio' y, por primera vez, señaló de forma expresa a Irak como país que podía sufrir un próximo ataque estadounidense. Afirmó que también podían considerarse 'regímenes vinculados al terrorismo' aquellos que desarrollaran 'armas de destrucción masiva con las que aterrorizar a otros países', y dirigió un mensaje directo a Sadam Husein: 'Debe permitir que los inspectores regresen a su país para demostrar que no está desarrollando armas de destrucción masiva'.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Donald Rumsfeld
- Richard Myers
- Combates
- Osama Bin Laden
- Investigación antiterrorista
- Declaraciones prensa
- George W. Bush
- Operaciones antiterroristas
- Al Qaeda
- 11-S
- Afganistán
- Guerra civil
- Acción militar
- Estados Unidos
- Atentados terroristas
- Lucha antiterrorista
- Política exterior
- Defensa
- Grupos terroristas
- Gente
- Guerra
- Asia
- Terrorismo
- Conflictos
- Oriente próximo