Un 'comando' radical palestino mata a tiros en plena calle a cuatro mujeres israelíes
El Ejército hebreo empieza su retirada de la ciudad de Belén tras 10 días de ocupación
El proceso de pacificación entre israelíes y palestinos está nuevamente bloqueado. Un comando radical palestino de la organización fundamentalistaYihad Islámica acabó ayer con todas las esperanzas puestas en el proceso de paz al asesinar a tiros, en una calle de la ciudad israelí de Hadera, a cuatro personas y herir a otra 30. A pesar de ello, el Ejército israelí empezó anoche a retirar sus tanques y sus tropas de Belén, localidad ocupada desde hace 10 días. Israel mantiene la ocupación sobre otras cinco ciudades, de las que presumiblemente se retirará a lo largo de esta semana.
Dos militantes de la organización fundamentalista palestina Yihad Islámica dispararon ayer al mediodía contra un grupo de ciudadanos que esperaban pacientemente el autobús cobijados bajo una marquesina a la espera de la llegada del vehículo. Los tiros, efectuados con fusiles de asalto M-16 desde un coche todoterreno, acabaron con la vida de cuatro mujeres y provocaron heridas a otras 30 personas, tres de las cuales se debatían ayer entre la vida y la muerte.
Los dos miembros del comando fueron abatidos minutos después por los componentes de una patrulla del Ejército que se encontraba cerca del lugar de los hechos. Los disparos de los soldados provocaron la muerte de los atacantes, que fueron a estrellarse contra una farola cercana, en pleno centro de la ciudad. Hadera, a unos cincuenta kilómetros al norte de Tel Aviv y con más de 150.000 habitantes, se veía así de nuevo sumida en una nueva tragedia, la segunda en los últimos cinco meses. La anterior, perpetrada por un kamikaze de Hamás, provocó la muerte de cuatro personas.
La operación de ayer fue reivindicada, con un vídeo y un mensaje, por Yihad Islámica, que aseguraba haber perpetrado el ataque en venganza por la matanza de Beit Rima, efectuada por el Ejército de Israel la semana pasada y en la que murieron seis civiles. Sin embargo, la operación de los islamistas había sido planeada y puesta en marcha mucho antes, según se desprende de un vídeo en el que se puede ver a los dos militantes anunciando su acción y mostrando en la mano una foto de una niña de 10 años muerta durante un ataque de Israel contra una escuela perpetrado hace ocho días.
Ciudad castigada
Los atacantes eran vecinos de un campo de refugiados de Yenín, una de las ciudades más torturadas y castigadas por el Ejército israelí desde que se inició la Intifada. La región se encuentra cerrada en una maniobra militar sin precedentes bautizada con el nombre de Operación Puertas del Infierno. El Gobierno israelí intenta con esta operación de sellado la salida de Yenín con dirección a Israel de los comandos de activistas palestinos. Pero las milicias han burlado una vez más todas las precauciones y han alcanzado su objetivo.
La operación de Yihad Islámica puso de nuevo en peligro, durante unas horas, los esfuerzos de la diplomacia internacional, encabezada por Estados Unidos y la Unión Europea, que desde hace diez días presionan a Ariel Sharon para que retire de las ciudades palestinas de Cisjordania a los soldados que envió para que castigaran a la población en venganza por el asesinato del ministro de Turismo Rehavam Zeevi.
Sin embargo, el Gobierno de Israel decidió comenzar a sacar a sus tropas de Belén, retirada que había sido pactada para el sábado por la noche y que debe constituir el primer paso para un proceso de liberación de las otras cinco ciudades ocupadas. Siete carros de combate comenzaron a abandonar anoche el barrio de Hindaza, en el suroeste de Belén. Estos movimientos de tropas se producen después de una reunión de seguridad que llevaron a cabo ayer israelíes y palestinos, que fue calificada de positiva por un alto responsable palestino.
A pesar de que el atentado fue condenado inmediatamente por Yasir Arafat, el tiroteo de Hadera agudiza la crisis entre Israel y Palestina, y, lo que es más grave, desarbola de argumentos de la comunidad internacional, que trata de desactivar la oleada de represión impulsada por Ariel Sharon, la más mortífera desde que se inició hace un año la Intifada.
Pero la operación de Yihad tiene otros efectos igualmente graves: crispa aún más la situación política en los territorios palestinos, donde el poder de Yasir Arafat se ve contestado a diario por las milicias radicales, que se niegan a respetar el alto el fuego, reclaman proseguir a ultranza con la Intifada y no parece preocuparles su 'ilegalización' decretada hace pocos días de un plumazo por la Autoridad Nacional Palestina.
La milicia de Yihad Islámica, las Brigadas de Jerusalén, no está sola en su enfrentamiento contra Yasir Arafat. Junto a esta formación fundamentalista, configurando un grupo común frente a la Autoridad Palestina, se alinean los soldados clandestinos del Frente para la Liberación Popular de Palestina, las Brigadas de Alí Abu Mustafá, las de Al Aqsa, vinculadas a Hamás, y las de los Tanzim, estas últimas ancladas en el partido gubernamental Al Fatah. Esta última milicia, como si tratara de desmarcarse de su jefe natural Yasir Arafat, asumió anoche el asesinato de un soldado israelí, que fue tiroteado cuando circulaba con su coche por una carretera cerca de Tulkarem.
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