Arafat amenaza con romper el alto el fuego si Israel no se retira de Belén
Ariel Sharon aplaza el repliegue de sus tropas ante una nueva oleada de violencia
Los tanques israelíes no saldrán por ahora de Belén. El Gobierno de Ariel Sharon decidió ayer, a última hora de la tarde, suspender indefinidamente el repliegue de sus tropas de la región de Belén, lo que provocó las iras de la Autoridad Nacional Palestina, que ha amenazado con romper el alto el fuego y reactivar la Intifada. Los israelíes justifican su decisión de aplazar la retirada de las tropas alegando que los palestinos han incumplido sus compromisos de alto el fuego.
El repliegue de las tropas de Israel, pactado por israelíes y palestinos con la mediación de los servicios secretos norteamericanos, ha fracasado. El acuerdo preveía que las tropas y los tanques de Israel debían retirarse en la noche de ayer de la región de Belén -Belén y Beit Jala- y que la policía palestina garantizaría el cumplimiento del alto el fuego, impidiendo cualquier tipo de ataque contra los israelíes. Esta operación debía servir de prueba para un repliegue escalonado, pero continuo, en las otras cinco ciudades palestinas -Tulkarem, Nablús, Ramala, Kalkilia y Jenin- que permanecen desde hace una semana cercadas y reocupadas como castigo al asesinato del ministro israelí de Turismo, Rehavam Zeevi.
El repliegue de Belén ha sido suspendido indefinidamente, aseguraba ayer por la noche un portavoz del Gobierno de Sharon. Afirmaba que la causa de la decisión habían sido unos 'tiros de los palestinos'. A continuación anunciaba de manera solemne y oficial: 'No habrá repliegue mientras la Autoridad Nacional Palestina no haya tomado el control de la situación y no haya cumplido el alto el fuego'.
Una respuesta política
La decisión de congelar el repliegue de Belén ha provocado la indignación del Gobierno de Yasir Arafat. Ayer por la noche, el jefe del equipo de negociadores, Saeb Erekat, aseguraba que ésta es 'una decisión política' que demuestra las verdaderas intenciones de Ariel Sharon de 'no volver a la mesa de negociaciones, destruir cualquier perspectiva de paz y la Autoridad Nacional Palestina'. El portavoz palestino lanzó al mismo tiempo una llamada de socorro a Estados Unidos y a la Unión Europea para que presionaran a Sharon y le obligaran a cumplir el acuerdo.
Yasir Abed Rabbo, el ministro de Comunicación palestino y brazo derecho de Arafat, fue mucho más tajante. Rabbo afirmó que, en caso de que las tropas israelíes no se retiraran de Belén, la Autoridad Nacional Palestina rompería el pacto de alto el fuego de manera tajante, lo que supondría dar manos libres a los grupos radicales y a las milicias para que reabrieran todos los frentes de la Intifada.
El aplazamiento de la retirada no ha sorprendido en las calles de Belén. Ayer por la tarde, mientras se preparaban los funerales por la última víctima, Farid Abu Falá, de 25 años, abatido a tiros la noche anterior, empezaron a sonar de nuevo los disparos. Los enfrentamientos se habían desencadenado con toda violencia en los alrededores del campo de refugiados de Aida, en pleno centro de la ciudad, cuando los servicios secretos israelíes (mustarabim) empezaron a practicar detenciones indiscriminadas en un intento de aprovechar las últimas horas de control sobre la población. Esta actuación abusiva del Ejército israelí provocó los primeros disparos del día contra las tropas, repelidos con fuego de ametralladoras y de los tanques.
La Casa Blanca y la UE trataban anoche de presionar a Sharon para obligarle a retirar definitivamente las tropas de Belén.
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