Arafat acusa a Israel de abrir una campaña militar de 100 días contra los palestinos

Ayer por la mañana, cuando aún humeaban en Ramala los restos de los cuarteles bombardeados de la Fuerza 17 [guardia pretoriana de Arafat] y las autoridades palestinas trataban de establecer con exactitud el número de muertos y heridos por los ataques aéreos de la noche anterior -en principio dos muertos y más de sesenta heridos-, el ex general Ariel Sharon anunciaba desde Jerusalén 'el principio de una nueva época y el fin de la política de retención'.

'La lucha contra el terror será implacable y continuará. Pido al pueblo israelí que sea paciente. No será fácil, pero ganaremos', añadió el primer ministro, a modo de advertencia, pocas horas antes de reunirse en cónclave secreto en Tel Aviv con los ministros de Defensa, Benjamín Ben Eliezer, y Exteriores, Simon Peres, para planificar las próximas acciones bélicas contra los palestinos. Esta troika del Gobierno israelí -paradójicamente configurada por dos dirigentes del Partido Laborista y uno del derechista Likud- ha recibido del Gabinete de Seguridad todas las prerrogativas para decidir sola y sin más consultas nuevas acciones militares contra los palestinos, hasta acabar con la Intifada.

Arafat, que acababa de llegar a Ramala procedente de Ammán, donde había asistido a la cumbre de la Liga Árabe, contestó sin más dilaciones a las amenazas israelíes recalcando su determinación y la de su pueblo de mantener viva la Intifada 'hasta proclamar el Estado de Palestina' y establecer la capital en Jerusalén. 'El pueblo de Palestina continuará con fuerza y determinación la sublevación hasta que nuestra bandera sea izada en las murallas, las mezquitas y las iglesias de Jerusalén, les guste o no', añadió Arafat, para afirmar a continuación que los ataques de la noche anterior constituían 'el principio del plan de los próximos 100 días de Sharon'.

En medio de esta guerra verbal proseguían ayer en los territorios bajo ocupación israelí los enfrentamientos entre ambas partes, que se saldaron con tres palestinos muertos, todos ellos caídos en el norte de Gaza. Dos de las víctimas eran adolescentes, de 15 y 18 años, que murieron por los balazos recibidos en la cabeza y en el corazón. El tercer muerto fue un oficial de la Fuerza 17 que, según la versión israelí, fue abatido después de que, vestido de uniforme y empuñando un arma reglamentaria, disparara contra una posición del Ejército ocupante.

También se produjeron enfrentamientos en Hebrón, donde los tanques israelíes dispararon sobre un barrio árabe, mientras los colonos judíos protagonizaban una nueva oleada de violencia contra propiedades palestinas, quemando vehículos y comercios. Los padres de la bebé israelí de 10 meses muerto hace tres días en esa ciudad por las balas de un francotirador palestino han anunciado que no enterrarán a la pequeña hasta que el Ejército ocupe el barrio árabe de Abu Sneinah, desde donde se efectuaron los disparos.

Desde Washington, el presidente estadounidense, George W. Bush, pidió ayer contención. Bush se declaró 'preocupado por la escalada de violencia en Oriente Próximo y la muerte de civiles inocentes de los dos lados', y reclamó a ambas partes 'tomar inmediatamente medidas importantes para calmar la situación'.