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El máximo responsable sanitario de Estados Unidos califica la violencia por armas de fuego de “crisis de salud pública”

Vivek Murthy insta a abordar el problema como uno social y sanitario y abandonar el enfoque político. Cada año unos 50.000 estadounidenses mueren por heridas producidas por armas de fuego

María Antonia Sánchez-Vallejo
Protesta de Marcha por Nuestras Vidas, el grupo procontrol de armas, en Nueva York.
Protesta de Marcha por Nuestras Vidas, el grupo procontrol de armas, en Nueva York.STEPHANIE KEITH (Bloomberg)

La máxima autoridad sanitaria de Estados Unidos, el cirujano general Vivek Murthy, ha hecho este martes un llamamiento a abordar la violencia por armas de fuego como una crisis de salud pública e instado a combatirla con la misma determinación con que se lucha contra las muertes, enfermedades y lesiones provocadas por el tabaco y los accidentes de tráfico. A la luz de datos que apuntan a los incidentes con armas de fuego como principal causa de mortalidad infantil en Estados Unidos, un informe del Gobierno ha concluido que cabe afirmar que la violencia armada, una epidemia incontrolable en el país, constituye una auténtica crisis de salud pública.

Murthy, principal responsable de salud pública en la Administración federal, ha difundido este martes las principales conclusiones del informe, la primera de ellas, que las armas representan “una grave amenaza para la salud y el bienestar” de los ciudadanos. Al año, unas 50.000 personas mueren por heridas producidas por armas de fuego, según una estadística que incluye también los casos de suicidio.

Un 54% de los adultos consultados admite que algún miembro de su familia o ellos mismos han sufrido o presenciado este tipo de violencia, mientras que a casi seis de cada diez les preocupa que alguien de su entorno sea víctima de las armas. Aparte de los daños físicos —y las secuelas, con el consiguiente gasto sanitario en un país sin sanidad pública—, Murthy ha incidido en el “profundo” efecto que esta amenaza conlleva para la salud mental de los estadounidenses.

“La muerte, las heridas y el trauma no tienen que ser nuestra realidad”, ha advertido el cirujano general sobre una situación que considera “prevenible”. “Nuestro fracaso a la hora de atajarla supone una crisis moral”, ha denunciado en redes sociales, en una batería de mensajes en los que ha llamado a actuar “con la claridad, la valentía y la urgencia que requiere el momento”. Murthy ha incidido en numerosas ocasiones en la importancia de cuidar la salud mental, como por ejemplo cuando denunció en una carta pública el alto coste sanitario y social de la soledad o, la semana pasada, al recomendar que las redes sociales luzcan etiquetas de advertencia, como el tabaco, sobre sus riesgos para la población infantil.

El cirujano general, o médico de la nación según una traducción libre de su cargo, ha interpelado a todas las partes, independientemente de creencias o simpatías ideológicas, para trabajar en aras de un interés común, el de “vivir en un mundo que sea seguro para todos”. Aunque la iniciativa resultara a la postre más modesta de lo previsto, la Administración de Joe Biden se apuntó un tanto hace justo dos años al propiciar el primer acuerdo bipartidista de control de armas en una década, aunque los republicanos se resisten a establecer nuevas restricciones. Desde entonces, más de 500 personas, algunas vinculadas a carteles transnacionales y redes de delincuencia organizada, han sido acusadas de tráfico de armas y otros delitos. Según la Casa Blanca, la mejora de los controles de antecedentes gracias a la citada ley ha impedido la venta de unas 800 ventas de armas de fuego a menores de 21 años.

El paso al frente de Murthy se produce tras años de llamamientos de las autoridades sanitarias a considerar las muertes por armas de fuego desde el punto de vista de la salud y no de la política. Pero la Asociación Nacional del Rifle (NRA, en sus siglas inglesas, principal lobby de las armas en Estados Unidos) se ha opuesto enérgicamente a este enfoque y su cabildeo en el Congreso ha favorecido leyes que han suprimido la financiación federal de la investigación sobre la violencia armada durante un cuarto de siglo. La NRA también presionó sin éxito contra la nominación de Murthy como cirujano general por Barack Obama en 2014, calificándolo como “una seria amenaza para los derechos de los propietarios de armas.”

En una entrevista con el diario The New York Times publicada este martes, Murthy criticó que el tema esté politizado: “Cuando entendemos que se trata de un problema de salud pública, tenemos la oportunidad de sacarlo del ámbito de la política y ponerlo en el ámbito de la salud pública”, explicó.

Entre otras medidas para atajar la prevalencia de la violencia armada, Murthy pide un aumento de la financiación para investigar cómo prevenir la violencia con armas de fuego y aconseja a los trabajadores de la salud que hablen con los pacientes sobre la posesión de armas de fuego durante las visitas médicas de rutina, entre otras medidas. Además, recomienda leyes de almacenamiento seguro de armas, verificaciones universales de antecedentes y una prohibición de las armas de asalto, habituales protagonistas de los tiroteos masivos que con frecuencia desangran el país. De hecho, uno de los motivos de este aviso urgente, explicó Murthy, es el aumento de tiroteos masivos en la última década.

Algunas de estas iniciativas son las propuestas por el propio Gobierno de Joe Biden, quien ha intentado sin éxito que el Congreso promueva legislaciones armamentísticas más estrictas como la prohibición de armas largas. Además de la ley bipartidista firmada hace dos años, la Administración demócrata ha intentado avanzar en la regulación mediante órdenes ejecutivas, una potestad presidencial que evita la tramitación legislativa.

De hecho, las muertes causadas por armas de fuego aumentaron a un máximo de tres décadas en 2021 tras el aumento de los homicidios y suicidios, un año después de que se convirtieran en la principal causa de muerte entre niños y adolescentes en el país. En 2022, más de la mitad de todas las muertes por armas de fuego se debieron a suicidios.

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