Diosas y serpientes
Alaska dice que no “deja” Cine de barrio sino que más bien la echan
Alaska dice que no “deja” Cine de barrio sino que más bien la echan. Como es muy educada, ella utiliza otras palabras. Ya echaron a José Manuel Parada en 2003 (también con una eufemística “no renovación”) después de varios escándalos de baja estofa, aunque desde RTVE se hablaba de un tema presupuestario (Parada, por lo visto, salía carísimo). A Parada le sustituyó su íntima amiga Carmen Sevilla, a quien a su vez sucedió Concha Velasco, que también era puro Cine de barrio. Es un lujo tener a las actrices de Rey de reyes, La hermana San Sulpicio, Las chicas de la Cruz Roja, o Pim, pam, pum… ¡fuego! presentando un programa tan amable por fuera como controvertido por dentro.
No me entusiasma el perfil periodístico de Inés Ballester, que tiene pinta de buena gente, pero sin ese porte a lo Yvonne de Carlo glam que tiene Alaska, sin la elegancia castiza de Concha o la simpatía despistada de la Sevilla. En Cine de barrio casi siempre hubo compañeros de hazañas. Parada tenía a Pablo Sebastián y delante de las cámaras se trataban el uno al otro cual despechados personajes de copla. A este programa le debemos momentos de agradable estupor como el momento en el que el artista de los márgenes La Rata de Antequera salió a cantar su versión de Sor Citröen, el momento del “paquete con paquete”, o esta pasada semana, las especulaciones sobre la próxima desaparición de Alaska del formato. Me huele un poco a que no ha gustado el viraje de Olvido Gara hacia nuestros más populares neocon. También pudiera ser por el viraje del programa hacia el rosa. A saber.
Por este programa pasan diosas y también serpientes, y todas sonríen, que de eso va la farándula. Solo puedo pedir que el formato no acabe, que sigan programando igual Los subdesarrollados que Los supercamorristas, y que a ser posible algún día programen Sueño de Andalucía.
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