Microsoft ficha a Sam Altman para liderar un laboratorio de inteligencia artificial
Un grupo de 500 empleados de OpenAI, la empresa desarrolladora de ChatGPT que dirigía el ejecutivo, amenazan con irse si no le restituyen
El culebrón que tenía en vilo a Silicon Valley se ha resuelto en apenas un fin de semana. Sam Altman, cofundador y consejero delegado de OpenAI, la empresa responsable de ChatGPT, fue despedido por sorpresa el viernes. El sábado, varios pesos pesados de OpenAI dejaron la compañía como respuesta al cese fulminante de Altman. El domingo se especuló con que la junta de OpenAI estaba considerando readmitirle tras recibir presiones. Hoy lunes, el consejero delegado de Microsoft, Satya Nadella, ha confirmado que Altman, de 38 años, ficha por el gigante tecnológico (que, a su vez, participa en OpenAI), donde liderará un “nuevo equipo de investigación avanzada de inteligencia artificial”.
“Sam Altman y Greg Brockman, junto con otros colegas, se incorporarán a Microsoft para dirigir un nuevo equipo de investigación avanzada en IA. Esperamos actuar con rapidez para proporcionarles los recursos necesarios para su éxito”, ha publicado en X (antigua Twitter) Nadella este lunes por la mañana. Brockman era el presidente de OpenAI hasta que, cuando se hizo público el despido de Altman, renunció al cargo por solidaridad. “Basándome en las noticias de hoy, renuncio”, tuiteó el viernes por la noche.
We remain committed to our partnership with OpenAI and have confidence in our product roadmap, our ability to continue to innovate with everything we announced at Microsoft Ignite, and in continuing to support our customers and partners. We look forward to getting to know Emmett…
— Satya Nadella (@satyanadella) November 20, 2023
Altman ha sido durante el último año la cara visible de la revolución de la inteligencia artificial (IA) generativa, la que hace posible los chatbots inteligentes como ChatGPT. Según han publicado varios medios estadounidenses durante las últimas 48 horas, la decisión de la junta de OpenAI de cesar a Altman habría estado liderada por un grupo de ejecutivos partidarios de contener el potencial de la IA para que en un futuro no pueda suponer una amenaza para la humanidad.
“En pocas palabras, el comportamiento de Sam y la falta de transparencia en sus interacciones con la junta socavaron la capacidad de la junta para supervisar eficazmente la empresa de la manera que se le había encomendado”, dice un memorando interno de la junta de OpenAI al que ha tenido acceso The New York Times. Así explican oficialmente la “pérdida de confianza” en el hasta entonces consejero delegado de la start-up.
i loved my time at openai. it was transformative for me personally, and hopefully the world a little bit. most of all i loved working with such talented people.
— Sam Altman (@sama) November 17, 2023
will have more to say about what’s next later.
🫡
Nadella quiere que Altman trabaje de forma independiente dentro de Microsoft, en un laboratorio de innovación ligado a la empresa pero con menos ataduras a su estructura. La elección de Altman al frente de esta unidad contrasta con las cautelas de la junta de OpenAI que llevaron a echar al joven ejecutivo. El movimiento se interpreta como un mensaje: Nadella quiere que Altman trabaje en IA sin constricciones, que no se vea limitado por las precauciones que ahora quiere tomar la junta de OpenAI en el desarrollo de su tecnología.
El elegido para tomar las riendas de OpenAI es Emmett Shear, exdirector ejecutivo de Twitch, pese a que la junta colocó el mismo viernes a Mira Murati, directiva de OpenAI desde hace muchos años, como máxima responsable interina de la empresa tras el despido de Altman.
Rebelión en OpenAI
Horas después de conocerse el fichaje de Altman por parte de Micrososft, un grupo de unos 500 empleados de OpenAI (de un total de 700) mandaron una carta a la junta amenazando con irse de la compañía y fichar por Microsoft si esta no recuperaba a Altman y Brockman y los volvían a poner al frente de las operaciones. “El proceso a través del cual [la junta] despidió a Sam Altman y destituyó a Greg Brockman (...) ha socavado nuestra misión y nuestra empresa. (...) Los abajo firmantes podemos optar por renunciar a OpenAI y unirnos a la recién anunciada filial de Microsoft dirigida por Sam Altman y Greg Brockman. Microsoft nos ha asegurado que hay puestos para todos los empleados de OpenAI en esta nueva filial si decidimos unirnos. Daremos este paso de forma inminente, a menos que todos los miembros actuales del consejo dimitan, y el consejo nombre a dos nuevos directores independientes principales, como Bret Taylor y Will Hurd, y restituya a Sam Altman y Greg Brockman”, lee la misiva, a la que ha tenido acceso Wired.
Entre los firmantes de ese comunicado se encuentra Ilya Sutskever, responsable de tecnología de la compañía, a quien se había acusado de instigar el despido de Altman. “Me arrepiento profundamente de haber participado en las decisiones de la junta. Nunca quise hacer daño a OpenAI”, tuiteó poco después de difundirse la carta.
I deeply regret my participation in the board's actions. I never intended to harm OpenAI. I love everything we've built together and I will do everything I can to reunite the company.
— Ilya Sutskever (@ilyasut) November 20, 2023
El lanzamiento de ChatGPT el 30 de noviembre de 2022 situó de repente en el mapa a OpenAI, una empresa hasta entonces relativamente desconocida. Se sabía de ella que tenía entre sus inversores a Elon Musk y a compañías como Microsoft. El tremendo éxito del chatbot, sin embargo, propició una carrera entre las grandes tecnológicas por tratar de liderar el desarrollo de esta variante de la IA.
Microsoft se movió rápido y anunció en enero de 2023 la inversión de 10.000 millones de dólares en OpenAI para reforzar su alianza con la joven empresa, de la que ya era socia, e impulsar su negocio de la IA. El fichaje de Altman y Brockman, los máximos responsables de la startup, supone el broche de esa absorción fría de OpenAI. Las acciones de Microsoft han subido este lunes en Bolsa más de un 2% y la cotización del gigante tecnológico ha marcado su máximo histórico, que implica una valoración de 2,8 billones de dólares. En solo una sesión, se ha revalorizado unos 60.000 millones de dólares.
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